Solitario George quedó en la memoria como el último ejemplar de la especie de tortuga gigante de Pinta, que habitaba en las Islas Galápagos. Murió en 2012 sin dejar descendientes, y su especie se extinguió para siempre del planeta.
Más especies de seres vivos podrían seguir el mismo destino de Solitario George. Según la nueva actualización de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el 82% de las especies evaluadas se encuentra ahora en peligro de extinción. Eso implica un salto significativo desde el 55% del año 2013.
Ahora, se incluye la evaluación del estado de 163.040 especies, de las cuales 45.321 se encuentran en peligro de extinción.
“La Lista Roja de la UICN ha ayudado a guiar la conservación durante sesenta años”, dijo la doctora Grethel Aguilar, nacida en Costa Rica y directora general de la UICN.
La actualización del inventario más completo demuestra que “la biodiversidad se enfrenta a presiones cada vez mayores, desde la caza furtiva hasta el cambio climático y la propagación de especies invasoras”, sostuvo Aguilar.
Aunque la experta resaltó: “Afortunadamente, la Lista Roja también apunta a soluciones. Con medidas de conservación sostenidas, colaborativas y basadas en la ciencia a una escala suficiente, podemos salvar a las especies de la extinción”.
En la Lista Roja, se consideran 9 categorías para evaluar el nivel de riesgo de desaparición de las especies. Incluye las categorías “en peligro crítico”, “en peligro”, “vulnerable”, “casi amenazada”, entre otras.
En diálogo con Infobae, el doctor Pablo Teta, investigador del Conicet en el Museo Argentino de Ciencias Naturales y presidente de la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos (SAREM), explicó que “la Lista Roja se actualiza cada año tras meticulosas evaluaciones por expertos. También se hacen evaluaciones regionales. Por ejemplo, en 2019 hicimos un catálogo de especies de mamíferos, y ahora estamos empezando una nueva actualización. Porque sirve para los tomadores de decisiones en relación a la conservación de la biodiversidad”.
Para proteger mejor a las poblaciones, se pueden hacer diferentes acciones como la creación de áreas protegidas hasta la cría en cautiverio. En algunos casos, con las especies carismáticas, como el yaguareté en Sudamérica, se consiguen fondos para la conservación más fácilmente. Otras especies, como los roedores en peligro crítico, capturan menos atención.
En la Argentina, además del yaguareté, hay un total de 7 especies de mamíferos en peligro crítico. Son la rata vizcacha de Los Chalchaleros, la rata vizcacha dorada, el tuco-tuco de Roig, el Tuco-tuco de d’Orbigny, la rata nutria del Atuel y el mono aullador rojo.
Qué pasó con el elefante de Borneo
Una de las especies de animales en mayor riesgo pasó a ser el elefante de Borneo en la actualización de la Lista Roja global. Ahora está “En peligro”, de acuerdo con la primera evaluación como subespecie. Se estimó que solo quedan unos 1.000 ejemplares permaneciendo en la naturaleza de la isla de Borneo, en el sudeste de Asia.
La población del elefante de Borneo disminuyó en los últimos 75 años. Inicialmente, fue afectada por la tala extensiva de bosques. Los animales fueron perdiendo territorio con el avance de las actividades por los humanos.
Con el rápido crecimiento demográfico, “los elefantes están entrando en paisajes dominados por los humanos con mayor frecuencia en busca de alimentos, causando daños a los cultivos y enfrentándose a represalias mortales”, se subrayó en un comunicado oficial.
Otras fuentes de pérdida de hábitat como la agricultura (especialmente el aceite de palma), las plantaciones madereras, la minería y grandes proyectos de infraestructura, como la autopista Pan-Borneo, amenazan el futuro de los elefantes de Borneo. La caza furtiva de marfil, la ingestión accidental de agroquímicos y las colisiones con vehículos también son motivo de preocupación”, aclaró la UICN, que tiene su sede central en Suiza.
Por qué hay cactus de Chile en peligro
Otra alerta se dio para los cactus copiapoa, que solo habitan en el norte de Chile. Es un género que comprende 26 especies. El 82% de esas especies está hoy en peligro de extinción, frente al 55% en 2013.
¿El motivo? Se puso de moda tener cactus copiapoa como especies ornamentales en Europa y Asia, y eso hizo que aumentara el comercio ilegal, que fue facilitado por el uso de las redes sociales.
Además, el desarrollo de carreteras y viviendas atrajo a más personas a la región de Atacama en Chile, y así las plantas fueron más accesibles para los cazadores furtivos y se destruyó su hábitat en el desierto.
“El cambio climático amenaza aún más a estos cactus, ya que la niebla oceánica que necesitan para su hidratación se desplaza con los cambios mundiales de temperatura, y estas especies de larga vida no pueden reproducirse lo suficientemente rápido como para reubicarse en consecuencia”, se aclaró.
Para que las personas puedan distinguir cuáles son los cactus obtenidos ilegalmente y los que se cultivan en invernadero, Pablo Guerrero, investigador principal del Instituto de Ecología y Biodiversidad y miembro del grupo de Especialistas en Cactus de la UICN, explicó: “Los copiapoa cazados furtivamente tienen un tono gris y están recubiertos de una capa de aspecto polvoriento que protege a las plantas en uno de los desiertos más secos del planeta, mientras que las plantas cultivadas parecen más verdes”.
El impacto de las especies invasoras
Otro factor que influye son las invasiones de especies introducidas (intencionalmente o no) por actividades humanas en zonas en las que no habitaban.
Por serpientes invasoras, las especies nativas de reptiles en Gran Canaria, la isla situada en el océano Atlántico que pertenece a España, están disminuyendo.
Por ejemplo, el lagarto de Gran Canaria pasó desde la categoría “Preocupación Menor” a “En Peligro Crítico” y la lisa variable de “Preocupación Menor” a “En Peligro”. Esos animales endémicos son víctimas de la culebra real de California, una especie invasora introducida en la isla en 1998.
La próxima cumbre de biodiversidad será en Colombia
Consultada por Infobae, Ana Di Pangracio, directora de biodiversidad de la Fundación de Ambiente y Recursos Naturales (FARN), comentó que la actualización de la Lista Roja global o las regionales contribuyen para tomar decisiones de conservación de los ecosistemas, las comunidades y las especies.
En octubre próximo, se hará la COP 16, la cumbre mundial de biodiversidad en Cali, Colombia. Se realiza en el marco del Convenio de la Biodiversidad Biológica, que fue firmado en 1992 por más de 150 países.
“La Argentina ahora tiene el deber de actualizar la estrategia nacional de biodiversidad en función de que es parte del Convenio. Para 2030 hay nuevas metas, y cada país tiene que ajustarlas a su realidad. Antes de octubre, el país debe enviar su estrategia con participación civil. Alentamos la creación de áreas protegidas naturales y la elaboración de una lista roja de ecosistemas, entre otras medidas que detallamos en un documento que difundimos en mayo pasado”, sostuvo la experta.