La deforestación, la contaminación, los atropellamientos en rutas, la caza ilegal, el tráfico, la reducción de presas, las enfermedades, la utilización para consumo humano, la pesca incidental en especies marinas, el comercio como mascotas, los incendios y otros desastres naturales.
Cada uno de estos factores, y la interacción de varios, causan que gran cantidad de especies animales, pero también vegetales, se encuentren en estado vulnerable o, directamente, en peligro de extinción. Sin embargo, los motivos principales que afectan a casi todas las comunidades en la naturaleza son la sobreplotación, la introducción de especies invasivas y la destrucción, degradación y fragmentación del hábitat.
En el Día Mundial del Medio Ambiente es necesario decir que las estadísticas no son alentadoras, pero también que no cuentan toda la historia.
Las poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios han disminuido un 69% en promedio en todo el mundo desde 1970 hasta 2018. América Latina y el Caribe es la región donde esta tendencia es más profunda, ya que se redujo un alarmante 94% el número de animales silvestres de todas las especies en ese mismo período, según datos del último Informe Planeta Vivo de 2020, del Fundo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés). Esto convierte a nuestra región en el área de mayor pérdida de biodiversidad.
En cuanto a las especies en riesgo, según datos de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), más de 44.000 están en peligro de extinción —esto incluye las categorías en peligro crítico, en peligro y vulnerables—, de las 77.000 especies totales incluidas en esa nómina.
Por ejemplo, en Argentina, se han contabilizado 3.307 especies de vertebrados en 25 jurisdicciones, es decir 23 provincia, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, más el Mar Argentino. De ese total, 576 están amenazadas; 45 están en peligro crítico y 454 aún no han sido evaluadas.
Esta es una de las caras de la monedad del drama ecológico universal. La otra es la existencia en todo el mundo de muchos trabajos ya en marcha para detener las pérdidas, que llevan un soplo de esperanza con sus resultados tangibles. La búsqueda por revertir las ominosas manchas rojas en los mapas de los conservacionistas son un faro en la tormenta y evidencian que es posible la recuperación de los grupos amenazados.
Así, en las últimas tres décadas, acciones de conservación integradas permitieron salvar al menos 47 especies de mamíferos y aves de la extinción inminente a nivel global, según datos de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés), un organismo multilateral independiente establecido por los Estados para la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad.
¿Por qué es importante evitar la desaparición de especies? La pérdida de biodiversidad tiene consecuencias que impactan en la vida de todos los seres vivos, incluidos los seres humanos.
Todos los organismos vivos cumplen una función, de forma tal que la extinción de especies puede afectar la seguridad alimentaria, la salud, el cambio climático, el bienestar y la estabilidad social, cultural y económica de las comunidades humanas. ¿Qué ocurriría si dejasen de existir polinizadores, limpiadores de ambientes, controladores de plagas, estabilizadores de ecosistemas, entre otros seres?
Qué es Revertir el Rojo
Saliendo de la Ciudad de Buenos Aires, a unos 55 kilómetros, como uno de los brazos del bioparque Temaikèn, se encuentra el Centro de Recuperación de Especies (CRET), que Infobae visitó días pasados.
Un gran portón permite el ingreso de los vehículos autorizados. Al descender, el silencio es casi total, lo quiebra el canto de algunas aves. Los únicos seres vivos que se observan a simple vista son los mosquitos que, brutales y enceguecidos, se lanzan al ataque. Casi no se ven animales, no porque no los haya, sino porque se encuentran protegidos para que no vean más que a las personas indispensables y, a veces, lo indispensable es que no vean a ninguna persona como condición para que puedan regresar a la naturaleza.
Grandes jaulas para albergar cardenales amarillos; un recinto enrejado y protegido de la vista para un aguará guazú que por algún motivo insondable apareció en una zona urbana de Villa Jardín, cerca de San Pedro, en la Provincia de Buenos Aires; dos cóndores andinos que se hospedan en un espacio cerrado donde se los puede ver sin ser vistos, mientras se recuperan de heridas diversas. Uno de ellos, un grandulón que, en verdad, no es más que un pichón, y que ya no regresará a la montaña. Fue hallado enganchado en un tendido eléctrico y las heridas de un ala resultaron tan graves que los veterinarios no pudieron salvarla. Cuando se recupere será preservado en un centro especializado en su lugar de origen. En ocasiones, lo saben quienes trabajan allí, los esfuerzos no alcanzan.
Desde el CRET se coordinan tareas de rescate y se realiza la rehabilitación de animales heridos o amenazados, la preservación, la reproducción y la restauración de ecosistemas. El objetivo es, no solo proteger a las especies, sino también la investigación científica y la generación de información para la protección de animales y plantas.
Este es un pedacito del movimiento global Revertir el Rojo, un esfuerzo conjunto que abarca continentes y atraviesa fronteras uniendo la experiencia y el compromiso de cientos de organizaciones dedicadas a la conservación de la biodiversidad. La iniciativa está liderada por la UICN y la Asociación Mundial de Zoológicos y Acuarios (WAZA) y busca revertir las tendencias alarmantes que están llevando a muchas especies hacia la extinción.
Jon Paul Rodríguez, Presidente de la Comisión de Supervivencia de Especies de la UICN, en diálogo con Infobae, aclaró que “las especies rescatadas de la extinción han revertido tendencias negativas cuando la evidencia científica ha sido utilizada de manera sostenida y premeditada”. Detalló que “las técnicas exitosas incluyen la cría en cautiverio y la siembra en invernaderos, cuidando a las especies bajo control humano hasta que la población se restablece”, pero es imprescindible, dijo, que “las acciones por fortalecer los tamaños poblacionales bajo cuidado humano se combine con la mejora del ambiente natural para asegurar el crecimiento libre una vez liberados”. En muchos casos, se trata de los últimos sobrevivientes de su tipo.
Actualmente, existen en el planeta al menos 84 especies catalogadas como extintas en su hábitat natural, lo que significa que solo persisten en instituciones como zoológicos, acuarios, bioparques o similares.
Así, la estrategia central del movimiento es ambiciosa pero clara. “Las cifras del estado de la biodiversidad son alarmantes, pero a través de esfuerzos coordinados, mucho compromiso y dedicación, podemos marcar la diferencia. Revertir el Rojo está centrado en mejorar el estado de conservación de nuestra vida silvestre, llevándolo del rojo (señal de alerta) al verde (poblaciones sanas y sustentables)”, dijo Paula González Ciccia, Directora de Conservación, Educación, Ciencia y Salud de Fundación Temaikèn, referente en Argentina del movimiento de conservación.
Revertir el Rojo, agregó Rodríguez, “utiliza herramientas como la lista roja de especies, lista roja de ecosistemas y áreas de importancia para la conservación” de la UICN y “empodera a los países y gobiernos locales en el uso de estas herramientas para que ellos mismos recopilen datos, hagan seguimiento de sus intervenciones y demuestren el éxito de su trabajo”. El movimiento “capitaliza la escala de las intervenciones locales, reconociendo que las comunidades locales y los gobiernos estatales y municipales tienen mayor impacto sobre las especies locales”.
Ejemplos de éxito en la recuperación de especies
En todo el mundo, los programas de conservación que incorporan estrategias de trabajo científico con animales y plantas bajo cuidado humano están logrando resultados prometedores. Ejemplos notables incluyen:
- Guacamayo de Lear: Este ave, nativa de Brasil, ha mostrado mejoras significativas en su población gracias a los esfuerzos coordinados de conservación.
- Caballo de Przewalski: Este equino, originario de las estepas de Mongolia, ha sido reintroducido con éxito en su hábitat natural después de estar extinto en la naturaleza.
- Rana morada: Esta especie, encontrada en la India, ha sido objeto de programas de conservación que han ayudado a estabilizar sus poblaciones.
- Cocodrilo filipino: Gracias a los esfuerzos de conservación, esta especie críticamente amenazada ha visto un aumento en su número.
En Argentina diversos programas de preservación han logrado avances significativos en la recuperación de varias especies amenazadas. Algunos ejemplos incluyen:
- Cardenal Amarillo: Una ave cantora que ha sido diezmada por el tráfico para mascotismo, es uno de los focos principales de conservación. Gracias al trabajo que lidera Temaikèn se están logrando regresar individuos rescatados a la naturaleza, fortaleciendo las poblaciones silvestres.
- Caracol de Apipé: Es una especie que vivía en los rápidos de Apipé, en el río Paraná. La construcción de una represa alteró su hábitat, y muy pocos individuos sobrevivieron. Los esfuerzos de conservación han permitido la supervivencia de esta especie que actualmente es resguardada y reproducida en el bioparque situado en Escobar.
- Rana Patagónica: Es un anfibio de la provincia de Neuquén, que está en peligro crítico de extinción debido a la degradación de las lagunas donde habitaba y la introducción de especies exóticas. El programa de conservación está trabajando para mejorar su hábitat y estabilizar sus poblaciones.
- Guacamayo Rojo: Se extinguió en Argentina hace 150 años. Se están llevando adelante esfuerzos de especialistas en reproducción de aves. Varios ejemplares han sido reintroducidos y actualmente volvieron a volar en los cielos argentinos.
- Huemul: Es un ciervo nativo de los Andes patagónicos. En Argentina, quedan entre 350 y 500 ejemplares y están sumamente amenazados por la caza, la degradación del ambiente, la desnutrición y las enfermedades. Los esfuerzos de conservación se centran en proteger su hábitat y reducir las amenazas que enfrentan.
- Aguará Guazú: El mayor cánido de América del Sur, está amenazado por cacería, atropellamientos, mascotismo, y la fragmentación de su hábitat. Los programas de conservación están trabajando para mitigar estas amenazas y asegurar la supervivencia de esta especie emblemática.
Quiénes trabajan en la conservación de especies
Las instituciones como zoológicos y acuarios que gracias al cambio cultural que se viene produciendo en las últimas décadas se están incorporando a la preservación de especies juegan un papel crucial cuando resguardan a los últimos individuos amenazados y se incorporan a programas de reproducción y reintroducción.
La posición geográfica de Argentina juega un papel crucial en la subsistencia de diversas especies. La desaparición de poblaciones en Argentina afectaría severamente su capacidad para recuperar territorios naturales en el futuro.
Gonzalez Ciccia, de Temaikèn, remarcó que “la ubicación de Argentina hace que albergue las poblaciones más australes de especies icónicas, entre las que se incluyen plantas. Si dejan de existir en Argentina, se contrae su capacidad total de recuperar territorio natural”.