Más de 50 mil millones de ejemplares de aves se desplazan naturalmente entre lugares donde tienen nidos y se reproducen y otros ambientes en los que pasan el invierno cada año. Se estima que la mitad de las aves conocidas realizan algún tipo de migración en el planeta. Incluso hay especies que vuelan hasta 90.000 kilómetros.
Hoy es el Día Mundial de las Aves Migratorias, y los científicos que las estudian y los ambientalistas dedicados a su mejor conservación decidieron llamar la atención sobre un grave problema: se están reduciendo las poblaciones de insectos por diferentes actividades realizadas por los seres humanos, y eso impacta en las vidas de las aves migratorias.
Ellas dependen de que existan poblaciones abundantes de insectos porque son sus fuentes esenciales de alimento para sus largos viajes. Dependen de los insectos para alimentarse durante las paradas migratorias o para conseguir una reproducción exitosa y alimentar a sus crías.
“Las aves insectívoras cumplen un papel muy importante en los ecosistemas a escala global. Algunas como la tijereta, que migra desde el centro de la Argentina y el sur de Brasil hasta Colombia y Venezuela, no solo consume insectos sino también come frutas. Entonces,estas aves en cada localidad que visitan están dispersando semillas y de esta forma participan en la reproducción exitosa de esas plantas”, explicó a Infobae el científico Alex Jahn, del Instituto de Resiliencia Ambiental de la Universidad de Indiana, en los Estados Unidos.
Además —señaló el doctor Jahn—, los insectos son fundamentales para otras especies, como los murciélagos. También hay insectos que predan a otras especies de insectos que polinizan varias plantas.
Varios estudios científicos han señalado que las poblaciones de insectos están disminuyendo. Eso se correlaciona con una disminución de las especies de aves que dependen de los insectos para sobrevivir. Un análisis publicado en la revista Science reveló que en cada década se pierde aproximadamente el 9% de la población mundial de insectos.
“Los factores que influyen en esa declinación son varios: la deforestación, la agricultura industrial, el uso excesivo de plaguicidas, la contaminación lumínica y el cambio climático. Esta disminución está asociada con la reducción de las poblaciones de aves que dependen de los insectos para sobrevivir”, señaló a Infobae el doctor Víctor Cueto, científico del Centro de Investigación Esquel de Montaña y Estepa Patagónica (CIEMEP) del Conicet, en Chubut, Argentina.
En los Estados Unidos y Canadá se calculó que hubo una caída significativa del 29% en las poblaciones de aves desde 1970, lo que equivale a alrededor de 2.900 millones de aves menos.
Por todo, este año se promueve el lema “Protege los insectos, protege las aves”. La campaña que avala la organización Ambiente para las Américas (EFTA es su sigla en inglés), la Convención sobre las Especies Migratorias y el Acuerdo sobre la Conservación de las Aves Acuáticas Migratorias de África y Eurasia (AEWA) recomiendan estas 8 acciones:
- Plantar jardines nativos para crear hábitats adecuados para la vida silvestre
- Seleccionar productos orgánicos y evitar el uso de plaguicidas dañinos
- Reducir la destrucción del hábitat relacionada con el desarrollo inmobiliario o la práctica de paisajismo
- Educar a amigos y familiares sobre el papel que desempeñan los insectos en el ecosistema
- Apoyar los esfuerzos educativos dirigidos a la conservación de insectos, incluida la promoción de su conservación a nivel comunitario
- Establecer leyes y regulaciones para proteger a los insectos y a las aves migratorias
- Fomentar actividades de conservación locales para mantener hábitats naturales para insectos, aves y otros animales silvestres
- Apoyar iniciativas favorables a los polinizadores: se deberían promover políticas e iniciativas locales que protejan a los insectos y sus hábitats
“Las poblaciones de insectos están disminuyendo a nivel mundial y esto está afectando a muchas aves migratorias que se alimentan de insectos. Si bien se necesita más investigación para comprender el alcance del problema, la disminución de los insectos en muchas partes del mundo ya está teniendo impactos significativos en una variedad de especies insectívoras migratorias, especialmente especies de aves y murciélagos”, dijo Amy Fraenkel, secretaria ejecutiva de la Convención sobre Especies Migratorias.
Los expertos destacaron a 7 aves como embajadoras para la campaña. Sus historias ilustran cómo dependen de los insectos y de los hábitats saludables
- Golondrina rabadilla canela (Petrochelidon pyrronota)
Son aves pequeñas que forman colonias de nidificación por toda América del Norte. En setiembre de cada año parten a sus lugares de invernada, hacia el sur de Brasil hasta Argentina y Chile.
Durante el día, las golondrinas capturan insectos voladores tanto durante su viaje migratorio como en la zonas de invernada. “Muchas colonias de esa especie son hospedadoras de insectos ectoparásitos. Esos insectos habitan en sus plumas corporales y de vuelo. Logran dispersar a nuevos hospedadores en el entorno donde habitan en sus plumas corporales y de vuelo”, comentó el doctor Cueto.
- Charlatán (Dolichonyx oryzivorus)
El charlatán o tordo charlatán sobresale por tener una de las rutas migratorias más larga de todas las aves terrestres del continente americano, ya que nidifica en América del Norte y pasa el invierno boreal en los pastizales del sur de América del Sur.
El recambio de su plumaje es particular ya que lo realiza tanto cuando se encuentra en América del Norte como en América del Sur. Si bien se alimenta de insectos, también consume diversos tipos de granos, incluyendo el arroz, lo que ha llevado a que algunos productores lo consideraran una plaga.
“A menudo los pájaros charlatanes al ser considerados plagas agrícolas son capturados y expuestos a la contaminación por agroquímicos sobre todo en las zonas de invernada”, advirtieron los organizadores de la campaña.
Ñacundá o chotacabras (Chordeiles nacunda)
El ñacundá es corpulento, mide 30 centímetros, y tiene alas largas y redondeadas. Se desplaza dentro de Sudamérica. El noroeste de Argentina y sur de Brasil son las zonas donde el ave pasa la época reproductiva, para migrar al trópico durante el invierno austral . Es un cazador aéreo nocturno de insectos y aprovecha la iluminación artificial en zonas urbanas y rurales para capturarlos.
Cuando se produce una gran eclosión de polillas o de chinches acuáticas, se puede ver un número significativo de ejemplares de esta especie volando y cazando en grupo.
Playerito enano (Calidris pusilla)
El llamado playero enano o gracioso es muy admirable. Tiene como área de reproducción al Ártico y migra a ambientes como la Laguna de Mar Chiquita en la provincia de Córdoba y a la costa atlántica hasta la Provincia del Chubut para evitar el invierno boreal.
Se alimenta en aguas poco profundas y busca insectos acuáticos como moscas y larvas, sobre todo durante la época de cría.
Colibrí coliancho (Selasphorus platycercus)
Esta especie de colibrí se reproduce en el oeste de los Estados Unidos y migra hacia el sur, a México y Centroamérica.
Aunque su dieta principal es el néctar, la complementan cazando insectos en vuelo o posados en el follaje entre los árboles. Una hembra nidificante puede capturar hasta 2.000 insectos en un solo día.
También cazan mosquitos en el aire o consumen ácaros mientras se alimentan de néctar. “Los plaguicidas y el desmalezado del jardín pueden afectar tanto a los colibríes como a los insectos de los que dependen para sobrevivir”, alertaron.
Halconcito Colorado o común (Falco sparverius)
El halconcito común captura los insectos más grandes, como saltamontes, cigarras, escarabajos, libélulas, mariposas y polillas. Alrededor del 82% de la dieta del halconcito se compone de insectos, sobre todo durante las épocas de cría o cuando se detiene en ciertos puntos de sus rutas migratorias.
“Lamentablemente, el uso de productos químicos en los campos agrícolas puede disminuir drásticamente la población de los insectos, perjudicando su alimentación”, coincidieron los expertos.
Pato joyuyo o arco iris (Aix sponsa)
El pato joyuyo se alimenta principalmente en aguas poco profundas, y las investigaciones sobre sus hábitos alimentarios indican que, durante la época de cría, los coleópteros y los dípteros son los dos principales grupos de insectos que consume.
Mientras que los adultos siguen una dieta principalmente herbívora, que incluye semillas, algas, pequeños peces y plantas terrestres y acuáticas, los patos jóvenes dependen de los insectos, que representan alrededor del 70% de su dieta.
Estos patos migratorios viajan desde Estados Unidos a zonas costeras y humedales de México y una parte del Caribe. Los humedales con abundante agua e insectos son esenciales para su supervivencia.