Messi, el “Dibu” Martínez, Bizarrap, Taylor Swift, Leonardo Di Caprio y Anya Taylor Joy están nadando en el Mar Argentino con transmisores satelitales que permiten seguirle el rastro en línea y en directo por la web. No se trata, por supuesto, de las estrellas mundiales del deporte o de la música.
Son los nombres de 6 de los 20 pingüinos de Magallanes (o patagónicos) que residen un tiempo en cuatro colonias que están en la costa atlántica de la Argentina, y que estarán migrando hasta septiembre próximo. Algunos llegarán hasta el sur de Brasil, pasando cerca de la costa uruguaya.
Este 25 de abril es el Día Mundial de los Pingüinos, y el grupo de científicos encabezado por el investigador del Conicet y fundador de la Penguin Global Society, el doctor Pablo García Borboroglu, han lanzado la iniciativa en línea para seguir paso a paso la migración anual de los Magallanes.
Además de ser una movida que, se espera, capte la atención de los fanáticos, los investigadores quieren conocer más detalles sobre dónde viven, nadan, se alimentan, y duermen los animales cuando no están en las colonias en tierra, como Isla Leones, Isla Vernaci (parte del Parque Interjurisdiccional Patagonia Austral y de la reserva de Biosfera UNESCO Patagonia Azul), El Pedral (en Punta Ninfas) y San Lorenzo, en el área de Península Valdés, en la provincia de Chubut.
El año pasado, los investigadores ya habían llevado a cabo un proyecto piloto de rastreo y este año lo pusieron disponible para seguir en la web aquí y le pusieron nombres de deportistas y artistas internacionales.
“La información recopilada se analizará y permitirá contribuir a un mejor manejo que favorezcan la conservación de la especie en la plataforma continental argentina. A veces su ruta migratoria se puede superponer con actividades humanas y puede haber conflictos. Cuanto más sepamos sobre dónde nadan los pingüinos, puede haber menos conflictos”, dijo a Infobae el doctor García Borboroglu.
Se sabe que hay 1.030.000 parejas de pingüinos de Magallanes en las costas de la Argentina. Miden unos 40 centímetros de altura y se destacan por su “frac” con el dorso negro y sus áreas ventrales blancas, y dos bandas negras en el cuello. Desarrollan una vida reproductiva marcada por las estaciones del año y por la disponibilidad de alimentos.
Entre septiembre y octubre de cada año, la hembra pone dos huevos. La incubación es realizada por ambos padres durante más de 40 días. El período de crianza es de 60 a 120 días.
“Como los pingüinos tienen un 90% de fidelidad al nido, nos preguntamos qué pasaba con las parejas cuando llega el mes de abril y abandonan las colonias para migrar en busca de alimento”, contó.
Ya han detectado que cada macho y cada hembra se separa en el mar y nadan por separado. Cada uno sigue por su lado, aunque en septiembre vuelven al mismo nido.
Las hembras nadan en áreas más cercanas a la costa. Ellos, en cambio, van más lejos de la costa. En el mar, no se reproducen. Solo nadan, se alimentan, y duermen flotando.
“También siempre se ha pensado que todos los pingüinos Magallanes iban hasta Brasil. Pero no es tan así -reconoció el científico-. Algunos ejemplares se quedan en áreas cercanas, como pasó el año pasado con Laurita, una hembra de pingüino que sólo nadó 3.350 kilómetros, principalmente dentro del Golfo San Matías y no llegó ni siquiera a la costa bonaerense. Los que sí van a Brasil nadan más de 6.000 kilómetros durante seis meses”.
“Dieciocho de los 20 ejemplares que tienen el transmisor satelital ubicado en las plumas salieron a navegar hacia el norte. Pero dos de ellos salieron hacia el sur. Es poco frecuente. Veremos qué hacen”, señaló el biólogo que el año pasado ganó el prestigioso “Premio de Indianápolis”, que otorga el zoológico de la ciudad de los Estados Unidos.
La iniciativa cuenta con el apoyo financiero de la National Geographic Society, y la colaboración de la Universidad de Stanford de los Estados Unidos y, en Argentina, del Conicet, la Administración de Parques Nacionales, la Provincia del Chubut, y el apoyo logístico de Bahía Bustamante Lodge, Estancia San Lorenzo y Estancia El Pedral.
Científicos de la Universidad de Stanford se sumarán para analizar cómo los patrones de migración de los pingüinos se relacionan con múltiples variables oceanográficas, incluyendo la temperatura superficial del mar, las corrientes oceánicas y la concentración de clorofila. También se estudiará el impacto del cambio climático sobre estos patrones y eso posibilitará hacer predicciones.
La especie del pingüino de Magallanes está en la categoría “casi amenazado” de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Hubo una importante declinación en algunas colonias del centro de la Patagonia argentina, pero con un incremento evidente y expansión en su distribución hacia el norte.
Hoy sus principales amenazas son la contaminación por petróleo, el manejo desacertado de pesquerías y cambios en disponibilidad de alimentos por al cambio climático, entre otras, según contó a Infobae el doctor Pablo García Borboroglu, que trabaja como investigador en el Centro para el Estudio de Sistemas Marinos (CESIMAR) del CENPAT del Conicet.
Consultada por Infobae, la bióloga Andrea Michelson, coordinadora del Foro para la Conservación del Mar Patagonico, opinó: “La iniciativa de rastreo de pingüinos de la organización Global Penguin Society aportará datos importantes para la conservación de los pingüinos y su hábitat. Esta información puede sustentar propuestas de conservación tanto de la especie como del ecosistema marino, y ayudar a tomar mejores decisiones para planificar el cuidado y los usos del mar. Así se pueden minimizar los impactos sobre los pingüinos y mantener la integridad del ambiente”.
Qué hacer cuando hay un pingüino en la costa
En su migración, la mayoría de los pingüinos no llega hasta la costa. Pero a veces, por alguna razón, sucede que aparece alguno.
“Hay personas que creen que todos los pingüinos viven en la Antártida y que necesitan mucho frío para vivir. Eso no es correcto. En el mundo, hay 18 especies de pingüinos. Muchos, como los de Magallanes, son de aguas templadas. Por lo cual, si se encuentra a un pingüino en la costa de Río Negro, Buenos Aires, Uruguay o Brasil, no se debe poner en heladeras o freezer”, alertó el científico García Borboroglu.
Lo que sí se debe hacer al ver a un pingüino en la costa entre abril y septiembre, según recomendó el mismo experto, “es llamar a las autoridades de fauna o ambiente o bien a organizaciones confiables de recuperación de fauna. No se debe molestar al animal ni forzarlo para que vuelva al mar. A veces solo están descansando o débiles y necesitan tranquilidad y tiempo para recuperarse”.