Las ranas, los sapos, los ajolotes, los escuezos, las salamandras, los tritones, y las cecilias son animales vertebrados que viven tanto en la tierra como en el agua y pertenecen a la clase de los anfibios. La mayoría ponen huevos, pero no dan alimentos líquidos luego a sus crías.
Sin embargo, en el Noreste de la Argentina, parte de Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana Francesa, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, y Venezuela, habita una especie de anfibio, con el nombre científico de Siphonops annulatus, que puso en jaque lo que habitualmente dicen los manuales de biología.
Ese animal pone huevos y luego alimenta a sus crías recién nacidas con una sustancia grasa similar a la leche, según la investigación publicado en la revista Science y liderada por científicos del Instituto Butantan, de San Pablo, en Brasil, con colegas de instituciones de los Estados Unidos y Alemania.
La lactancia se había considerado una característica distintiva de los animales mamíferos. Ya se había descubierto que algunas especies de aves, peces, insectos y arañas también pueden producir también un líquido rico en nutrientes para sus crías. Se sabía además que algunas pocas especies de anfibios que no ponen huevos suministran nutrientes a las crías dentro de su cuerpo.
Pero el caso de Siphonops annulatus sorprendió a los científicos. Porque la hembra de esa especie produce un recurso rico en lípidos y carbohidratos en glándulas situadas en las paredes del oviducto y se lo da a las crías varias veces a lo largo del día. Al parecer, lo hace como respuesta al tacto físico y a señales sonoras de las crías.
La especie de anfibio suele ser llamada popularmente “culebrita tapiera”, “anillada excavadora” , “tapiadora”, “cecilia misionera” o “culebra ciega selvática” en los países donde habita. Es del orden de las “cecilias”, que son anfibios sin extremidades que, a simple vista, pueden confundirse fácilmente con serpientes o víboras. A diferencia de los reptiles, el anfibio estudiado no tiene el cuerpo cubierto de escamas.
El grupo de investigadores con Carlos Jared a la cabeza viene estudiando a los anfibios cecilias desde hace muchos años.
El primer autor del trabajo, Pedro Mailho-Fontana, se dedicó al trabajo de filmación para observar el comportamiento tanto de las crías de la especie Siphonops annulatus como de la madre a lo largo de su cuidado parental.
También luego se hizo un trabajo morfológico mediante cortes histológicos seriados. Se comparó la estructura interna del final del aparato digestivo y reproductor de las hembras antes y durante el período cuidado parental.
“El gran descubrimiento fue la inusual presencia de glándulas secretoras de nutrientes en el oviducto, que aparecen durante el período de cuidado parental, concomitantemente con el cambio de color de la piel de las hembras”, contó el doctor Jared en un comunicado.
Esas glándulas de la hembra segregan una sustancia densa y viscosa que contiene azúcares y lípidos. De vez en cuando, la hembra libera esa sustancia que las crías ingieren vorazmente. Además, observaron que los “bebés” emiten sonidos junto a estímulos táctiles, que combinan perfectamente con animales que no se orientan visualmente.
Las imágenes grabadas revelaron que las crías mastican la piel de la madre y pueden hacer que ella expulse el líquido de su abertura trasera al hacer chasquidos agudos. Las crías también meten la cabeza en la cloaca para alimentarse.
Consultado por Infobae, el doctor en biología Diego Baldo, investigador en anfibios del Instituto de Biología Subtropical, que depende del Conicet y la Universidad Nacional de Misiones, en Argentina, destacó el hallazgo sobre la especie de anfibio.
“Este descubrimiento representa una interesante sorpresa. Ayuda a llenar un vacío enorme en el conocimiento de la biología reproductiva de este grupo de anfibios”, dijo el doctor Baldo.
La mayoría de las especies de cecilias (o anfibios sin patas) “viven bajo tierra o son acuáticas, por lo que el nivel conocimiento de su biología es sumamente fragmentario”, señaló. Este reporte en Science representa el primer caso en anfibio que realiza provisión sustancias líquidas similares a la “leche materna” a sus crías durante el período de cuidado parental, puntualizó.
“El hallazgo implica que ese tipo de provisión de alimentos ha surgido repetidas veces en la historia evolutiva de los vertebrados. Sus implicancias disciplinares son amplias y alcanzan la biología evolutiva, la morfología y la ecología; y el avance en el conocimiento de la biología reproductiva de estos bichos ayudará mucho a pensar y diseñar eficaces estrategias para su conservación”, afirmó Baldo.
En tanto, Javier Alejandro López, investigador en ecología e historia natural de anfibios en el Instituto Nacional de Limnología, que depende del Conicet y la Universidad Nacional del Litoral, en Argentina, consideró en diálogo con Infobae que el descubrimiento sobre la especie sudamericana Siphonops annulatus es “interesante, novedoso y sin dudas llama la atención porque parece que una característica propia de los mamíferos, como aportar alimento líquido, aparece en una clase diferente de vertebrado”.
Pero lo cierto es que “se trata de un proceso análogo pero no homólogo. Es decir, los mamíferos y esta especie de anfibio dan nutrientes líquidos a sus crías fuera del cuerpo con funciones semejantes, pero tienen un origen evolutivo diferente”, aclaró López. Ejemplificó que las alas de los murciélagos y las alas de las aves son también órganos análogos, como también las aletas de los cetáceos y de los peces, aunque se trata de diferentes clases de animales.
Siphonops annulatus mide entre 286 y 450 milímetros de longitud total. Eso representa hasta 26 veces el ancho de su cuerpo. Mientras cuidan los huevos, las hembras son del típico azul grisáceo de la especie. Luego de eclosión, el color materno cambia a azul blanquecino opaco. Es un animal para el asombro.
Marvalee Wake, investigadora del Departamento de Biología Integrativa y del Museo de Zoología de Vertebrados de la Universidad de California, en Berkeley, Estados Unidos, quien también publicó un análisis del hallazgo en la revista Science, comentó a Infobae: “Nos cuenta más sobre la evolución, incluida la de las respuestas endocrinas, el cuidado de los padres y varios otros fenómenos. Los nuevos conocimientos son importantes para facilitar nuestra comprensión de la importancia de mantener la biodiversidad de este planeta”.