(Desde COP28, Dubai).- Las negociaciones en la cumbre de cambio climático (COP28) en Dubai cumplieron casi una semana, pero los avances para llegar a un acuerdo final consensuado son escasos. El principal debate radica en el lenguaje que se utilizará respecto de los combustibles fósiles como el petróleo, el gas y el carbón.
En un país petrolero, con unos 2500 asistentes de la industria, la posición impulsada por la sociedad civil de que el acuerdo incluya el fin del uso de los fósiles, se ve muy difícil, el día dedicado a la energía. Aunque para cualquier persona el uso de una palabra o su sinónimo no sea un problema, en el seno del debate de la crisis climática en Naciones Unidas es todo un mundo de rumores, debates y hasta conspiraciones.
¿Cuáles son esos términos? Se trata de los conceptos en inglés “phase out”, “phase down” y “unabated”. Si uno lo busca en un traductor parecería no haber tanta diferencia. Sería “eliminar”, “eliminación” y “sin cesar”. Este último, en realidad es un poco más sofisticado, debería traducirse: “Sin intensificar”.
Recapitulando, lo que aquí se negocia es que en el acuerdo final quede escrito: la eliminación, que implica poner una fecha determinada para dejar de explotar combustibles fósiles. La eliminación, que significa en realidad eliminación progresiva hasta que se encuentren fuentes que lo reemplacen. Y sin intensificar se refiere, especialmente en el caso del carbón, a la frase eliminar o eliminación sin intensificar su uso: en lenguaje de los hombres de a pie es dejar de producir carbón y eliminar su uso.
La Unión Europea y una alianza de países vulnerables han apostado el éxito de la conferencia a un acuerdo para eliminar con una fecha cierta los combustibles fósiles, poniendo fin a siglos de dependencia de los mismos. “Las palabras importan. Y envían señales”, dijo en noviembre el enviado especial de la UE para el clima, Anthony Agotha, en un acto en la Chatham House de Londres. “Envía señales a la gente. Envía señales a los mercados”.
Hace seis días, cuando esta conferencia comenzó, el responsable de la ONU para el clima, Simon Steill, advirtió: “Si no señalamos el declive terminal de la era de los combustibles fósiles tal y como la conocemos, damos la bienvenida a nuestro propio declive terminal. Y elegimos pagar con la vida de las personas”.
Pero, a pesar de las señales y a pesar de que el cambio climático es evidente en todas las geografías, la negociación no será fácil. Los Emiratos Árabes Unidos han advertido de que puede resultar poco práctico desde el punto de vista diplomático pedir el fin completo del uso de combustibles fósiles a los casi 200 países presentes, entre ellos grandes productores de petróleo y gas.
Además se sumó la información de que en la Expo City de Dubai, donde se desarrolla esta cumbre, hay más de 2400 lobbistas de combustibles fósiles registrados como participantes, aunque permanezcan detrás de cámara y fuera de las negociaciones oficiales.
En los últimos dos días se coló incluso una polémica luego de que The Guardian publicara un video en donde el presidente de la COP28, Sultan Al Jaber, decía que “no hay ciencia” que avale que la eliminación total de los combustibles asegure que se llegará al límite de suba de temperatura promedio global en 1.5ºC, tal como lo establece el Acuerdo de París.
“Creemos y respetamos la ciencia”, afirmó Al Jaber ante los periodistas.”Todo en lo que esta presidencia ha estado trabajando y continúa trabajando, está enfocado y centrado en la ciencia”, insistió.
El presidente de la COP reconoció también que las emisiones globales de gases de efecto invernadero deben reducirse en un 43% para 2030, como parte de los esfuerzos para lograr el objetivo de alcanzar la neutralidad cero y limitar el calentamiento a 1,5º C con respecto a los niveles preindustriales. Sin embargo, cuando le preguntaron por su preferencia respecto de los términos que se debaten indicó: “Eso no lo decido yo, deben decidirlo las partes”.
Para Juan Carlos Villalonga, miembro de la Organización Global de Legisladores, el diablo está en los detalles: “La aparente sutileza en el lenguaje de negociación no es inocente. Si uno analiza la primera interpretación, la del phase down, es continuar como venimos hasta ahora. No hay tiempo, no hay fecha de caducidad. Para el caso del phase out se abandona y eso obliga a una reducción drástica asociada a una fecha tope. Aunque parezca casi lo mismo, se desprende una serie de decisiones que deben ser tomadas después, tanto a nivel global como a nivel doméstico”.
A esta decisión también se suma la palabra clave en la necesidad de una transición hacia energías limpias: justa. Esto significa que todo el proceso de recambio tecnológico que importa también importantes cuestiones económicas deben atender que las sociedades puedan atravesarlo de la mejor manera posible.
“Es importante que tengamos marcos de tiempo y principios de equidad y que el cambio de matriz energética se haga en un esquema de justicia climática a nivel internacional y de los propios países. Los países responsables del cambio climático deben tener un esquema más estricto mientras que los países en desarrollo deben tener un plazo más flexible en donde se observen los procesos de transición”, explicó Karla Maas, asesora de Incidencia de Climate Action Network América latina.
La complejidad de los procesos para la región puede analizarse en algunas de las cifras del último reporte para América latina de la Agencia Internacional de Energía. Los combustibles fósiles representan, hoy, dos tercios de la combinación energética de la región, muy por debajo de la media mundial del 80%.
Eso le da a nuestros países una gran oportunidad: las energías renovables, encabezadas por la hidroeléctrica (45%), generan el 60% de la electricidad de América Latina y el Caribe —el doble de la media global. Algunos de los mejores recursos eólicos y solares del mundo se encuentran en países como Brasil, México, Chile y Argentina.
En los últimos años, Brasil, México, Colombia, Chile y Perú añadieron más capacidad energética solar que África, Oriente Medio, Rusia y Asia Central juntos. Sólo Brasil añadió 1 gigavatio de capacidad solar cada mes, desde julio de 2022. Como contracara, 7 millones de personas en la región carecen de acceso a la electricidad, y 74 millones, no tienen acceso a fuentes limpias para cocinar.