Una tortuga cabezona (Caretta caretta) de unos 40 kilogramos, especie catalogada como “vulnerable” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), fue liberada ayer en las playas de San Clemente, provincia de Buenos Aires, luego de una exitosa rehabilitación que demandó 18 días.
El reptil, que quedó enredado en redes de pesca artesanal en la Bahía Samborombón, de esa provincia argentina, fue socorrido y atendido durante más de dos semanas por especialistas de la Fundación Mundo Marino antes de ser regresado al océano este 15 de noviembre.
El proceso de recuperación de la tortuga, fue llevado a cabo por especialistas de Fundación Mundo Marino, —una organización dedicada al rerscate, conservación y rehabilitación de fauna—, quienes aplicaron técnicas especializadas para restablecer la salud del animal.
El rescate realizado el pasado 28 de octubre, fue posible a partir del trabajo de concientización de los pescadores que viene llevando a cabo esta Fundación desde hace varios años. Además, la organización ha capacitado a los pescadores con los conocimientos necesarios para asistir a los animales cuando son hallados enganchados entre las redes. En este caso, como ha sucedido en otros, cuando llegaron al puerto, los técnicos de Mundo Marino los estaban esperando para recibir a la tortuga y llevarla a su centro de rescate.
Juan Pablo Loureiro, médico veterinario y director técnico de la Fundación, detalló que se trata de “un animal de unos 40 kilos que ingresó con pocos signos vitales, con sus ojos deprimidos y poco movimiento en sus aletas. Frente a ese cuadro, se procedió a desalojar el líquido que pudiera tener en sus vías aéreas, producto de haber quedado atrapado en las redes. Con este fin se realizan movimientos con el animal en forma oblicua para que elimine todo el líquido posible. Además, como consecuencia de ese ingreso de agua en sus vías aéreas, se le suministró también antibióticos de manera preventiva para evitar una posible infección bacteriana”.
“Puntualmente en el caso de las tortugas cabezonas la interacción con basura no es tan alarmante como sí sucede con las verdes (Chelonia mydas). A través de una placa radiográfica eso se puede constatar pero, en el caso de este animal, no detectamos ningún elemento extraño en su interior compatible con basura plástica”, agregó Loureiro.
A las aguas de la costa bonaerense suelen arribar tres especies de tortugas marinas: la Verde (Chelonia mydas) , la Cabezona y la Laúd (Dermochelys coriacea). “Ellas eligen de manera estacional las aguas de la costa bonaerense y del Estuario del Río de La Plata por la oferta de alimento que encuentran. Llegan a nuestras costas a finales de la primavera y permanecen hasta principios del otoño, para luego migrar hacia aguas más cálidas de Uruguay y Brasil. Por eso no nos sorprende que aparezcan en esta época. Para nosotros es fundamental la colaboración y el compromiso de la comunidad de pescadores artesanales para colaborar en la conservación de estas especies”, afirmó Karina Álvarez, bióloga y responsable de Conservación de la Fundación Mundo Marino.
La tortuga cabezona o Caretta caretta, se diferencia de otras especies por tener cinco escudos costales y un pico ancho y robusto. Se alimenta principalmente de invertebrados marinos y su reproducción ocurre cada tres años en las playas de anidación. La tortuga cabezona es una especie que, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se encuentra en estado “vulnerable”. Respecto a su origen, gran parte de las tortugas que llegan a estas latitudes provienen de las playas que se encuentran en el nordeste de Brasil. Al igual que el resto de las especies de tortugas marinas, las hembras vuelven a desovar a la misma playa de anidación en la cual nacieron. El apareamiento ocurre en el agua cerca de las playas de anidación y se produce cada 3 años.