Este miércoles 4 de octubre es el Día mundial de los animales, una fecha que no es aleatoria. Esta conmemoración, establecida en 1929, coincide con la festividad de San Francisco de Asís, ampliamente reconocido como el santo patrón de los ecologistas. Pero, ¿por qué es tan relevante este día? Su propósito trasciende la simple celebración y busca generar, entre otras cosas, conciencia sobre una realidad que, a menudo, pasa desapercibida: las especies en peligro de extinción.
Cuando hablamos de peligro de extinción nos referimos a una situación crítica en la que todos los miembros de una especie están al borde de desaparecer sin dejar rastro. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), hay más de 42,100 especies en esta “lista roja”. Para ponerlo en perspectiva, esto incluye al 41% de los mamíferos; el 34% de las aves; el 13% de los tiburones y rayas; 28% de los reptiles; y el 36% de los crustáceos seleccionados.
Dentro de esta extensa lista, hay algunos animales que, por su singularidad y situación crítica, requieren una atención especial. Entre ellos se encuentran el tiburón cuerno; el oso andino; el guepardo; el oso polar; el ornitorrinco; y la nutria marina, entre otros
¿Qué lleva a estas especies a estar al borde del abismo? Las razones pueden variar, pero hay factores comunes que se repiten con alarmante frecuencia. La destrucción y fragmentación de hábitats naturales, el cambio climático y la caza ilegal son, sin duda, los principales disparadores.
Así las cosas, combatir la caza ilícita y el tráfico de animales es una de las acciones preventivas básicas recomendadas por expertos. Pero no es la única. La creación de reservas naturales y una lucha decidida contra el cambio climático son esenciales para preservar la biodiversidad.
Justamente en lo que respecta a la biodiversidad, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) define este término como la variedad de vida en nuestro planeta. Desde genes y bacterias hasta ecosistemas completos como bosques o arrecifes de coral. Esta rica diversidad es el resultado de 4,5 miles de millones de años de evolución, y, tristemente, está siendo afectada cada vez más por la acción del ser humano.
Para la ONU, “el principal impulsor de la pérdida de biodiversidad sigue siento el uso de la tierra por parte de los humanos – principalmente para la producción de alimentos. La actividad humana ya ha alterado más del 70 por ciento de toda la superficie sin hielo. Alterar la tierra para el uso agrario, puede suponer para muchas especies animales y vegetales la pérdida de su hábitat y el enfrentamiento a la extinción”.
“El cambio climático ha transformado los ecosistemas marinos, terrestres y de agua dulce en todo el mundo. Ha provocado la pérdida de especies locales, el aumento de enfermedades y ha impulsado la mortalidad masiva de plantas y animales, dando lugar a las primeras extinciones provocadas por el clima. Las temperaturas superiores han obligado a animales y plantas a desplazarse a zonas más elevadas o a latitudes más altas, muchos de ellos hacia los polos de la Tierra, con consecuencias de gran envergadura para los ecosistemas. El riesgo de extinción de las especies aumenta con cada grado de calentamiento.”, profundiza la ONU.
En ese tono, a principios de 2023, Gopal Murali, becario posdoctoral de la Universidad de Arizona, Estados Unidos, publicó una investigación que realizó en la Universidad Ben-Gurión del Néguev en Israel, con un mapa de la exposición de 33.600 animales vertebrados terrestres a los fenómenos de calor extremos en distintos escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero.
Murali y sus colegas pronosticaron que el 41% de las especies experimentarán fenómenos térmicos extremos en al menos la mitad de su distribución terrestre si se considera un escenario de emisiones de gases de invernadero elevadas en el que se prevé que el calentamiento alcance los 4,4 °C.
“Para el año 2099, en el escenario de emisiones de gases de efecto invernadero más elevado, calculamos que 2 de cada 5 especies de vertebrados terrestres experimentarán episodios térmicos extremos con temperaturas superiores a sus niveles históricos en al menos la mitad de su área de distribución”, expresó Murali, quien publicó su artículo en la revista Nature.
“La frecuencia, duración e intensidad de los fenómenos térmicos extremos están aumentando y se prevé que sigan aumentando hacia finales de siglo. Es importante destacar que un futuro con bajas emisiones (1,8°C más cálido) reducirá en gran medida la exposición general de los vertebrados (6,1% de las especies) y puede prevenir por completo la exposición en muchos conjuntos de especies”, destacaron Murali y su equipo en la publicación.
En síntesis, el Día mundial de los animales no es solo una fecha para celebrar, sino un recordatorio de la responsabilidad que todos tenemos para proteger y conservar la rica biodiversidad de nuestro planeta. Es un llamado a la acción, a la conciencia y al respeto por todas las formas de vida. Porque, al final del día, todos compartimos este hogar llamado Tierra.