Hace 335 millones de años, en la Tierra existía un gran supercontinente, Pangea, que agrupaba la mayor parte de las tierras emergidas. Se formó por el movimiento de las placas tectónicas. Mucho tiempo después esas placas se fragmentaron y hace más de 66 millones de años, ocurrió una repentina extinción masiva de tres cuartas partes de las especies vegetales y animales. Provocó la desaparición de todos los dinosaurios no avianos, en un momento en que aún los seres humanos no se habían desarrollado.
Ahora, un estudio, que fue publicado en la revista Nature Geoscience, reveló que se podría formar un supercontinente en la Tierra que podría acabar o poner en alto riesgo la supervivenciia de los humanos y cualquier otro mamífero que aún exista dentro de 250 millones de años.
Lo llaman Pangea Última.
La configuración de un próximo supercontinente había sido sugerida como hipótesis en 1982. El nuevo trabajo fue llevado a cabo por científicos del Reino Unido y los Estados Unidos. Consiguieron por primera vez proyectar sobre cómo serán los cambios en la Tierra y cómo afectará a los seres humanos y a otros mamíferos y contaron los detalles a Infobae.
La extinción masiva de mamíferos podría ser causada principalmente por el estrés térmico. Esa situación sería producida como consecuencia de una mayor actividad volcánica que llevaría a introducir en la atmósfera el doble de dióxido de carbono que los niveles actuales.
Además, un sol más viejo emitiría más radiación y habría una mayor extensión de los desiertos interiores en los trópicos. Se espera que el supercontinente tome forma cuando todos los continentes actuales se fusionen en un futuro lejano.
Los científicos hicieron el primer intento de modelizar hasta qué punto el clima podría volverse extremo a partir de ese reordenamiento geológico.
¿Los humanos podremos evitar la extinción?
¿Se puede hacer algo hoy para evitar la extinción?, preguntó Infobae al investigador que fue el primer autor del trabajo, Alexander Farnsworth, de la Universidad de Bristol.
“En realidad, no podemos hacer nada para impedir que las placas tectónicas se muevan. Eso está fuera de nuestro alcance. Un supercontinente se formará en el futuro, nos guste o no, como ha ocurrido en el pasado muchas veces. Del mismo modo, no podemos impedir que el Sol emita más energía a medida que envejece. Tampoco podemos detener la cantidad de vulcanismo que resultaría de la formación y descomposición de este supercontinente”.
Sin embargo -aclaró Farnsworth- “suponiendo que los seres humanos lleguemos tan lejos en el futuro y que estemos tecnológicamente avanzados, podríamos hacer varias cosas. Podríamos construir recintos ambientalmente controlados, que implicarán vivir a gran profundidad bajo tierra. Esos ambiente nos mantendrían frescos, lo que también habría que hacer con los cultivos y el ganado”.
También se pueden reducir la cantidad de dióxido de carbono que se emite en la atmósfera (a aproximadamente 70 partes por millón de CO2) mediante métodos de captura/secuestro de carbono. Como tercera opción, el científico sugirió “reducir la cantidad de energía solar que nos llega del sol desviando una parte de ella en el espacio antes de que llegue a la Tierra”. Claro que el doctor Farnsworth reconoció: “Todo eso es posible a un coste elevado”.
El científicos con sus colegas desarrollaron modelos climáticos del futuro con supercomputadoras. Demostraron cómo los extremos climáticos se intensificarán drásticamente cuando los continentes del mundo acaben fusionándose para formar un supercontinente cálido, seco y en gran medida inhabitable.
Los resultados proyectan cómo estas altas temperaturas aumentarán aún más, a medida que el Sol se haga más brillante, emita más energía y caliente la Tierra.
Aclararon que los mamíferos, incluidos los seres humanos, han sobrevivido históricamente gracias a su capacidad para ajustarse a las condiciones climáticas extremas, especialmente mediante adaptaciones como el pelaje y la hibernación en el frío, así como breves períodos de hibernación en climas cálidos.
Los mamíferos han evolucionado para reducir su límite de supervivencia a temperaturas frías, pero su tolerancia a temperaturas superiores se ha mantenido constante en general.
Eso hace que la exposición a un calor excesivo prolongado sea mucho más difícil de superar y las simulaciones climáticas, si se llevaran a cabo, acabarían por resultar insuperables.
De acuerdo con el doctor Farnsworth, “el nuevo supercontinente crearía una triple amenaza: el efecto de continentalidad, un sol más caliente y más dióxido de carbono en la atmósfera, lo que aumentaría el calor en gran parte del planeta. El resultado es un entorno hostil, en su mayor parte, desprovisto de fuentes de alimento y agua para los mamíferos”.
Las temperaturas promedio de entre 40 y 50 grados, y máximas extremas incluso mayores se combinarían con altos niveles de humedad. Cuando se forme el supercontinente, los resultados indican que sólo entre el 8% y el 16% de la tierra sería habitable para los mamíferos.
Aunque falta mucho tiempo, los resultados del estudio parecen pesimistas para el destino de los humanos y el resto de los mamíferos en 250 millones de años.
En el diálogo con Infobae, el científico Farnsworth sostuvo: “No podemos evitar que esto ocurra, forma parte del latido natural del planeta, donde las placas tectónicas se han movido y han formado supercontinentes en el pasado (potencialmente hasta entre 10 y 16 de ellos en los últimos 2.600 millones de años) y seguirán haciéndolo también en el futuro”.
Muchos de esos supercontinentes han sido sinónimo de extinción y de reajuste de la vida y la evolución a muy larga escala temporal, recordó. “Los mamíferos habrán sido dominantes durante mucho tiempo, desde el final de los dinosaurios, así que habrá sido una buena racha, evolutivamente hablando. Algunos mamíferos muy especializados podrán sobrevivir, pero la mayoría no”, afirmó.
Admitió que aún existe cierta incertidumbre sobre dónde estará el supercontinente Pangea Última. “Tres teorías tienden a coincidir en un supercontinente de centro ecuatorial, que será cálido y húmedo como el nuestro. Sin embargo, hay una teoría más reciente que dice que podría formarse en el Polo Norte, llamado Amasia, aunque esto es muy discutido. Si esto ocurriera en su lugar, el clima sería más fresco y más hospitalario para los mamíferos”, dijo Farnsworth a Infobae.
¿Y qué pasa con el cambio climático actual?
Una de las integrantes del equipo que hizo el estudio, la doctora Eunice Lo, investigadora sobre cambio climático y salud de la Universidad de Bristol, afirmó en un comunicado que “es de vital importancia no perder de vista nuestra actual crisis climática, resultado de las emisiones humanas de gases de efecto invernadero. Mientras se prevé un planeta inhabitable dentro de 250 millones de años, hoy ya estamos experimentando un calor extremo que es perjudicial para la salud humana. Por eso, es crucial alcanzar las emisiones netas cero lo antes posible”.
La semana pasada, el secretario general de la ONU, António Guterres, dijo al inaugurar una cumbre sobre cambio climático al margen de la reunión de gobernantes en la Asamblea General del organismo: “La crisis climática causada por la actividad humana abrió las “puertas del infierno”.
Ante líderes de solo poco más de 30 países invitados al encuentro en reconocimiento a sus esfuerzos para combatir el cambio climático, Guterres advirtió que si no hay cambios, la humanidad se dirige hacia un “mundo peligroso e inestable”.
Consideró que cada vez son más frecuentes las sequías, las inundaciones, las temperaturas sofocantes y los incendios gigantescos. China y Estados Unidos, los dos países más contaminantes del planeta, no fueron invitados al evento, llamado Cumbre de Ambición Climática.