La salud climática del planeta Tierra está en peligro y esto es algo que ya es imposible de negar. No solo se trata los datos que estudia la ciencia, las consecuencias del cambio climático ya se está viendo en el día a día.
En junio de 2023, Nueva York presenció un cielo teñido de naranja debido a la combinación de niebla y humo de los numerosos incendios que devastaban Canadá. Por primera vez, la ciudad lideró el ranking de peor calidad del aire y se aconsejó a los ciudadanos no salir al exterior. Desde la ONU, tomaron este ejemplo solo para explicar cómo este evento sirve como un sombrío recordatorio de que las catástrofes ambientales no respetan fronteras y nos afectan a todos.
Anualmente, desde Norteamérica hasta el Amazonas, África, Asia, Europa y el Ártico, los incendios indiscriminados dañan no solo el medio ambiente y la fauna, sino también la vida humana y las infraestructuras, explican en la ONU. Aunque los costos asociados suelen centrarse en las pérdidas económicas directas, como la extinción de incendios y la destrucción de propiedades, la pérdida de vidas es el precio más alto. Además, estos siniestros tienen un impacto duradero en la sostenibilidad a nivel social, económico y ambiental.
A nivel global, África ha sido el continente más afectado por los incendios entre 2001 y 2018. Con el cambio climático y la alteración del uso del suelo, se espera un aumento en la frecuencia e intensidad de estos incendios, con un incremento proyectado del 14% para 2030, 30% para 2050 y 50% para finales de siglo.
Los incendios afectan a todos los ecosistemas, desde bosques hasta sabanas y tundras. Anualmente, se queman 370 millones de hectáreas, liberando 1.800 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, según la ONU. Aunque los incendios forestales representan solo el 5% del total, contribuyen con más del 80% de las emisiones.
El cambio climático, la deforestación y el uso insostenible del suelo son las principales causas de estos incendios. El calentamiento global intensifica los riesgos debido a sequías, altas temperaturas, baja humedad y fuertes vientos. En los últimos 30 años, ha duplicado la superficie quemada en el oeste de EEUU, y la degradación del suelo y la deforestación empeoran las condiciones.
Aunque no se puede eliminar completamente el riesgo, sí es posible gestionarlo y reducirlo. Por lo cual, es esencial actuar con urgencia, y colaborar y fortalecer la cooperación internacional.
En cuanto a los rayos, hay que decir que son la principal fuente natural de incendios en gran parte del mundo. Sin embargo, no todos son iguales, ni poseen el mismo potencial para causar incendios, siendo que una investigación reciente examinó el incremento de los rayos más destructivos a raíz del cambio climático.
Según los hallazgos publicados en Nature Communications, la frecuencia de estos rayos aumentará en áreas como Europa y Norteamérica, mientras que en regiones como el norte de Rusia y la península escandinava, se reducirá. Esta disminución en lugares con permafrost podría representar un respiro significativo en relación al aumento de las emisiones de carbono.
En Argentina, la cartera de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación firmó una carta de intención con representantes de la Corporación Comercial Canadiense (CCC) en Ottawa, Canadá, para adquirir tres medios aéreos para combatir los incendios forestales en Argentina. La intención es avanzar con el proceso de compra y pago del anticipo —antes de que finalice el año — para adquirir los helicópteros que serán entregados a partir de julio de 2024.
¿Qué significa para Argentina la incorporación de estos tres helicópteros en la batalla contra los incendios? Dicho en una sola frase, es un avance significativo. Por primera vez, el Estado argentino tendrá recursos propios para combatir los incendios forestales; ya que, anteriormente, todos los helicópteros y aviones utilizados por el Plan Nacional de Manejo del Fuego eran alquilados o pertenecían a las Fuerzas Armadas.
En ese tono, el biólogo y viceministro de Ambiente, Sergio Federovisky, expresó a Infobae cuáles son las 5 claves que hay que tener presentes a la hora de prevenir los incendios forestales.
5 claves para prevenir incendios forestales
1. Una tarea insustituible
“Lo primero que hay que mencionar es que la prevención de incendios es una tarea insustituible, pero no necesariamente garantiza la ausencia de incendios”, dijo Federovisky.
“Dada la alta inestabilidad climática y la marcada incidencia del calentamiento global manifestada en sequías, estrés hídrico y olas de calor, las probabilidades de que un simple foco se convierta en un incendio incontrolable son elevadas. Sin embargo, es precisamente por eso que la prevención es tan crucial, para reducir drásticamente las chances de que estos focos evolucionen a incendios”, agregó.
Tal vez el primer aspecto de la prevención sea explicar este fenómeno en curso, “que hace que los incendios forestales actuales sean cualitativamente distintos y mucho más peligrosos, arriesgados y difíciles de controlar que hace 50 o 60 años”, dijo el biólogo.
2. No hay incendios si no se enciende fuego
La segunda clave es obvia: no hay incendios si no se enciende fuego. “Aquí debemos comenzar a distinguir las políticas de prevención según las circunstancias en las que un incendio puede iniciarse. La principal causa es la negligencia, la desidia o, en términos más coloquiales, la estupidez o la mezquindad”, afirmó el experto.
Y sumó: “Es decir, aquellos que, a pesar de conocer el alto riesgo, encienden un fuego, generalmente asociado al ocio, sin considerar el enorme daño que podría causar si se descontrola”.
3. Fuego y cambio climático
“Otra tarea esencial en prevención es comprender que el fuego no es una herramienta adecuada para gestionar campos en situaciones de crisis climática. Muchos aún argumentan que en las actividades agropecuarias, sus ancestros usaban el fuego cotidianamente”, dijo el experto.
Ese fuego, “en el contexto actual del cambio climático, no puede ser considerado una herramienta. Una vez más, el riesgo de no poder controlarlo supera ampliamente cualquier beneficio que pueda ofrecer”, agregó.
4. Desincentivar el uso del fuego en la actividad agropecuaria
“Otro aspecto fundamental de la prevención es reconocer que todas las instancias del Estado, desde el Poder Ejecutivo con el Plan Nacional de Manejo del Fuego del Ministerio de Ambiente de la Nación, pasando por el Congreso Nacional que proporciona marcos normativos, hasta la Justicia que sanciona a quienes usan el fuego en una emergencia climática, forman parte de un dispositivo estatal que debe desincentivar el uso del fuego en la actividad agropecuaria”, sostuvo Federovisky.
En ese sentido, apuntó: “Y, sobre todo, el uso ilegal del fuego para expandir la frontera agropecuaria, como hemos visto en el Delta del río Paraná”.
5. El conocimiento como herramienta fundamental
Finalmente, como siempre, el conocimiento es clave en la prevención. “Ante un contexto electoral, es importante señalar que los incendios forestales actuales, como los que han afectado a Europa, Canadá y Estados Unidos, o los que han causado pérdidas en Argentina y en la región, son una consecuencia destacada del cambio climático inducido por la actividad humana en los últimos 200 años, pero principalmente en los últimos 60 o 70 años”, dijo el biólogo.
Y cerró: “Que haya quienes nieguen el cambio climático, a pesar de las evidencias científicas, indica ignorancia o la intención de engañar al público para obtener beneficios propios. La mejor manera de prevenir, en este caso los incendios forestales, es comprendiendo sus causas, orígenes y cómo enfrentarlos”.
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