Cada año, el hielo marino de la Antártida se reduce a sus niveles más bajos hacia fines del mes de febrero, durante el verano. Pero luego, la extensión del hielo marino vuelve a aumentar durante el invierno. Sin embargo, este 2023, los científicos han observado una situación diferente y están averiguando las razones.
El hielo marino no volvió a los niveles esperados en comparación con el período 1981 a 2010. Según la información del Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve (NSIDC es la sigla en inglés) de los Estados Unidos, el hielo se encuentra en los niveles más bajos para esta época del año desde que comenzaron los registros, hace 45 años.
Científicos de los Estados Unidos y Argentina explicaron a Infobae qué se sabe sobre el cambio y cuáles podrían ser las consecuencias de que el hielo marino esté, ahora, alrededor de 1,6 millones de kilómetros cuadrados por debajo del récord anterior de invierno que se registró el año pasado.
Los científicos del NSIDC han estimado que a mediados de julio, el hielo marino de la Antártida estaba 2,6 millones de kilómetros cuadrados por debajo del promedio del período que va desde 1981 a 2010. Esto significa un área casi tan grande como Argentina o las áreas combinadas de Texas, California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah y Colorado, que son parte de los Estados Unidos. “El hielo marino que rodea el continente antártico sigue siendo excepcionalmente bajo”, informó NSIDC.
Sebastián Marinsek, jefe del Departamento de Glaciología del Instituto Antártico Argentino, explicó a Infobae: “El hielo marino es el mar que se congela por las bajas temperaturas, principalmente durante el invierno. En el verano, se descongela en gran parte. Su extensión se mide a través de satélites, que permiten contar los kilómetros cuadrados de hielo diariamente y se ha realizado durante 45 años”.
“Lo que se observó ahora es que hay menos extensión del mar congelado. Eso no implica que haya habido un desprendimiento de hielo en la Antártida”, destacó Marinsek.
“La extensión del hielo antártico es hoy inferior en más de 2,6 millones de kilómetros cuadrados a la media de 1981 a 2010. El año pasado ya había bajado, en valores menores al promedio. Este año son valores menores aún. Las razones de por qué este cambio está ocurriendo aún no están claras”, afirmó Marinsek, quien investiga el glaciar Bahía del Diablo y Crane, entre otros, que se encuentran en el continente y no en el hielo marino.
“Nosotros también estudiamos el glaciar Crane, en la Península Antártica. Hemos registrado que está retrocediendo como varios otros glaciares de la Antártida. Pierden hielo porque el aumento de la temperatura del planeta los afecta”, afirmó.
“El glaciar Crane termina en el mar y el hielo marino le hace un cierto efecto de freno. Pero los últimos dos años se redujo el hielo marino que lo frena. Como consecuencia, el glaciar cambió su dinámica y retrocedió”, comentó el científico.
La extensión del hielo medida a través de los satélites es baja en casi todas partes, pero especialmente en el norte del mar de Weddell, el oeste del mar de Ross y el sur del mar de Bellingshausen. En el mar de Amundsen prevalece una extensión superior a la media.
¿Qué impacto puede tener la reducción del hielo marino en la Antártida?
“La reducción del hielo marino puede afectar a los glaciares cercanos. Puede impactar en otros procesos que lleven a tener un efecto indirecto sobre el nivel del mar. También puede cambiar las rutas de navegación o las áreas de nidificación de especies de aves marinas como algunas especies de pingüinos”, detalló el científico argentino.
La comunidad de investigadores, según el NSIDC, está debatiendo las causas del repentino giro en la extensión del hielo marino antártico. Muchos estudios recientes apuntan a condiciones cambiantes en la capa superior del océano.
El agua cálida procedente del norte se ha mezclado en esta capa, lo que tiende a aumentar la estratificación del océano. Esto parece coincidir con el momento en que el hielo marino pasó de alcanzar extensiones máximas récord a extensiones mínimas a partir de septiembre de 2016, y a extensiones aún menores en 2023.
En diálogo con Infobae, Ted Scambos, glaciólogo de la Universidad de Colorado Boulder, en los Estados Unidos, dijo que “el hielo marino antártico sigue creciendo. Pero lo está haciendo más lentamente este invierno que en cualquier invierno anterior desde 1978. Está muy por detrás de donde debería estar y esta es una anomalía mucho mayor que cualquier año anterior”.
El científico afirmó que “la razón aún es incierta, pero algunos investigadores creen que se debe a las condiciones más cálidas del océano. Por lo general, la capa superior del océano cerca de la Antártida (y también del Ártico) es una capa un poco menos salada y menos densa, por lo que flota sobre el agua oceánica más cálida que se encuentra debajo. Puede ser que la capa superior ahora esté un poco más salada y se esté mezclando un poco con la capa inferior. Al mezclar una pequeña cantidad de calor desde abajo, o desde el norte del borde del hielo marino, el ritmo de crecimiento del hielo se está desacelerando”.
Scambos opinó que “hay varias posibles consecuencias y, en particular, existe cierta preocupación por el próximo verano austral, cuando el hielo marino se retire cerca del borde de la capa de hielo ‘permanente’ de la Antártida”.
Y pasó a detallar: “La acción de las olas puede llegar a más áreas del borde del hielo porque el hielo marino no protegerá la capa de hielo. O bien, las condiciones pueden ser más cálidas porque un océano abierto, incluso un océano frío, calienta el aire más que un océano cubierto de hielo. Esto puede conducir a un mayor derretimiento de la nieve en la Antártida. Sin embargo, una posibilidad más es que la proximidad del océano al borde del hielo de la Antártida provoque más nevadas sobre la capa de hielo continental. Esto ayudaría a compensar el aumento del nivel del mar y reducir el impacto en las costas del mundo”.
De acuerdo con el investigador estadounidense, se observará qué pasa atentamente este verano y durante los próximos años para ver si persisten las condiciones de hielo marino bajo. También se enfocarán en observar si la reducción del hielo marino del verano provoca cambios importantes en la capa de hielo de la Antártida.
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