Miles de luces iluminan la oscuridad. Parece el cielo nocturno encendido por las estrellas, pero es el mar, prendido fuego con la luz de miles de pesqueros chinos que depredan diariamente las aguas de América del Sur.
“Vamos 300 millas sobre el Pacífico. Lateral, la ciudad de Chiclayo, Perú. Como verán, la depredación pesquera no es sólo una cosa del Atlántico. Ahí estamos, en un vuelo de Los Ángeles-Buenos Aires, a mitad de camino. Podemos ver todo esto, y allá atrás hay más. Están reflejando la luz en las nubes”.
En un video de menos de 50 segundos Enrique Piñeyro muestra una imagen angustiante. Pilotea su Boeing 787 desde Los Ángeles hasta Buenos Aires, por una ruta que no es la frecuente, y la imagen lo deja desarmado.
“¿Este nivel de depredación es algo común que ves durante tus vuelos?”, pregunta Infobae. “No, en el Pacífico no”, responde.” En el Atlántico sí, siempre. Volviendo de Ushuaia es típico, o en ruta a Comodoro, por ejemplo. Esta vez en el Pacífico hicimos una ruta más metida adentro, y en realidad lo vimos de casualidad porque en general volás más pegado a la costa en el vuelo de Los Ángeles. Y esta vez nos dieron una ruta distinta”.
“Empezamos a ver luces, resplandor… Y tuvimos un momento de desconcierto inicial, porque son imágenes muy raras porque a veces rebota; la luminosidad traspasa la nube. Se ve mal, no ves los puntitos como se ven en el video. De hecho en el video se ve una nube iluminada por barcos que están abajo”.
Con casi 3.000 barcos, China construyó en 20 años la flota pesquera más grande del mundo. De acuerdo con una investigación publicada por The New York Times el año pasado, China está comprometiendo seriamente el medio ambiente desde África hasta América del Sur, desde el Océano Índico hasta al Pacífico Sur.
Este tipo de actividad pesquera está relacionada con actividades ilegales, ya que muchas veces invaden aguas territoriales, entre otras criminalidades, como el abuso de trabajadores y la captura de especies en peligro de extinción.
-¿Es difícil darse cuenta cuando son zonas económicas exclusivas o cuando son aguas internacionales?
-No, en realidad es muy fácil. Antes era más complicado. Ahora al tener GPS tenés una posición exacta de dónde están. Sabés exactamente a cuántas millas están. En el Atlántico sur es la mayor zona de apagado de AIS.
Según la organización Global Fishing Watch, el AIS (Sistema de identificación automática) es un sistema que transmite la posición de un barco para que otras embarcaciones estén al tanto y así evitar colisiones: “Aunque el uso de AIS no es obligatorio a nivel global para los barcos de pesca, se estima que las embarcaciones con AIS representan más de la mitad del esfuerzo de pesca a más de 100 millas náuticas de la costa, y hasta el 80% de la pesca en alta mar. La cantidad de embarcaciones pesqueras con AIS aumenta entre un 10 y un 30 por ciento cada año, lo que hace que esta tecnología sea cada vez más informativa con el tiempo”.
Que se apague este dispositivo es un problema: si los barcos apagan sus transpondedores, no son detectados y disfrazan capturas ilegales o no reguladas.
En el Atlántico, Piñeyro llegó a ver aglomeraciones depredadoras de hasta más de 500 barcos. Esta vez, en el Pacífico, calcula que serían más de 200: “Y después había otras flotas más, pero como estábamos en un vuelo no podíamos bajar o ir a pasear. Es impresionante y la dimensión de lo que vemos cada vez es más grande”.
-Ha dicho previamente que por ejemplo, en Argentina, estos pesqueros vienen a llevarse nuestros frutos de mar, nuestros peces, y después nosotros no conseguimos y tenemos que importar…
-Mirá no tengo pruebas, pero tengo fuertes sospechas. Sobre todo porque ves el precio al que se vende el langostino argentino en Londres, a unas 28 ó 30 libras esterlinas. Estás hablando de casi 45, 50 dólares, que es carísimo. Y langostinos nosotros no vemos. Por eso acá a nosotros nos dan langostinos importados. Los mejores del mundo son nuestros, entonces es raro que no los podamos comprar acá y que tengamos que comprar importados. No me cierra nada la verdad.
-¿Hubo algún momento durante estos años en el que empezó a ver estas aglomeraciones con más frecuencia y de mayor tamaño?
-Son cosas que no te das cuenta mientras volás. Pero cuando paré de volar y volví, ahí sí, porque estuve varios años sin volar. Mientras volás no te das cuenta porque, como todo, no te das cuenta de tus propios cambios por la continuidad. Hasta que tomás distancia, y cuando volvés decís “¿qué pasó acá?”.
Piñeyro es el director de Whisky Romeo Zulú (2004) y El Rati Horror Show (2010), además del chef detrás del restaurante Anchoíta. También fue piloto de LAPA (Líneas Aéreas Privadas Argentinas) e investigador de accidentes aéreos, y comandante de vuelos humanitarios que rescatan refugiados de todo el mundo.
-En el tuit, usted invita a gobernantes y embajadores a verlo por sí mismos. ¿En algún momento alguien del sector gubernamental aceptó la invitación para verlo con sus propios ojos?
-Sí, del poder Legislativo y Judicial vinieron. Del Ejecutivo me dijeron que iban a venir pero no vinieron.
La mayor problemática es que cuando la pesca es en mar abierto, no está vista como ilegal. Es un desastroso vacío legal, ya que no hay reglas internacionales que la regulen. Además, dado el crecimiento de la población en China y su demanda cada vez mayor de consumo, es poco probable que esta actividad depredadora termine en un futuro cercano.
-¿Por qué cree que éste es un problema de toda la humanidad?
-Porque ya lo vimos pasar. Es un problema serio porque además la pesca incidental, o sea las especies que no estás buscando, como por ejemplo cuando sacan un pez de profundidad y llega muerto a la superficie, lo tiran. Y eso trae aves, que se van a las pingüineras y se comen los huevos. Y además empiezan a rondar en los aeropuertos. El impacto es ecológico, social, laboral, ambiental. Es un problema muy grande. Eso es lo que pasó y lo estamos viendo en la depredación costera frente a Senegal, frente a Mauritania. Ahora en Mauritania están todos los pesqueros locales parados; los ves desde el avión directamente todos vacíos. Y los pocos que van, en embarcaciones que no están hechas para entrar en altamar, tiene que quedarse quince días, un mes y lo poco que agarran se lo tiene que vender al buque chino que está parado ahí, hace recarga de combustible ahí, hacen recambio de tripulación ahí. Es una especie de bomba de depredación y almacenaje.
Piñeyro cuenta a Infobae que estuvo en la Isla Fogo, bien al norte de Canadá. “Era una aldea de pescadores, y la depredación fue tan grande en la zona que se convirtió en un pueblo fantasma, hasta que a la hija de uno de estos pescadores a la que le ha había ido muy bien en Wall Street le cayó la ficha de que en realidad estaba dirigiendo mal sus buenas intenciones” al otorgar becas a jóvenes para que se vayan, no para que se queden, y decidió cambiar las cosas.
Habla de Zita Cobb, quien creó un modelo de desarrollo económico comunitario arraigado en el respeto por la naturaleza y la cultura. Creó en la isla el galardonado Fogo Island Inn, que se encuentra entre los mejores resorts de lujo del mundo y uno de los más exitosos ejemplos de turismo regenerativo.
“El hotel es un landmark arquitectónico del mundo porque es espectacular y está todo hecho con productos locales, artesanías, madera de ahí”, describe Piñeyro. Y recuerda una frase que se encuentra inmortalizada en un muro del hotel del padre pescador de Cobb: “¿Quién es tan estúpido de pescar todos los peces?”.
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