Nadando en el Pacífico, una ballena jorobada amamanta a su cría y al final de la alimentación un rastro de leche tiñe de azul las aguas. “Un momento único”, así ha calificado al hecho un equipo de investigadores colombianos que ha logrado filmar esta proeza natural en el golfo de Cupica, en Colombia. Se trata de una secuencia muy difícil de captar, señalaron los expertos.
“A pesar de décadas de esfuerzo de miles de investigadores, de las muchas horas de trabajo, las colaboraciones, los registros de alimentación son extremadamente raros”, confirma Natalia Botero, directora de la Fundación Macuaticos y una de las responsables de la producción gráfica obtenida.
El video fue capturado en agosto de 2022, pero recién se dio a conocer recientemente en Medellín. En la pieza se visualiza a una ballena amamantando a su bebé mientras nada en el Pacífico. Al final de la secuencia se puede observar un rastro de leche colorea las aguas de azul, mientras el ballenato, un bebé de 900 kilogramos, ya saciado, emerge a la superficie para tomar aire.
Hasta el momento solo se habían realizado dos registros similares a esta filmación de los mamíferos más grandes del mundo: uno frente a la isla de La Reunión, en el Océano Índico, y otro en la isla de Hawái en el Océano Pacífico “Desde el punto de vista científico, este es un paso importante, pero también desde lo es desde la perspectiva de la conservación”, indica la bióloga.
Un registro único
Para lograr las tomas, se implementó un sistema complejo que incluye un conjunto de dispositivos multisensores que se instalaron en el lomo de la cría durante unas horas mediante un sistema de ventosas para no lesionarla. No solo se adhirió una cámara sino también se sumó un GPS para seguir la ubicación de la ballena, un acelerómetro para saber cómo se orienta el animal, cómo coloca su cuerpo en la columna de agua y también cómo se impulsa. Y, finalmente, un hidrófono para registrar los sonidos o vocalizaciones del contacto entre la madre y la cría.
Luego de meses de alimentarse en la Península Antártica y en el Estrecho de Magallanes, al sur del continente americano, miles de ballenas emprenden un largo viaje hacia cálidas aguas tropicales para reproducirse en un corredor que se extiende desde el sur de Costa Rica hasta el norte de Perú en el caso del Pacífico.
Entre junio y noviembre, las aguas colombianas acogen a las ballenas jorobadas del Pacífico Sureste, estos cetáceos gigantes que pueden alcanzar los 17 metros de longitud, pesar alrededor de 40 toneladas y recorrer unos 8.500 kilómetros para reproducirse. Aquí es donde se juegan los períodos de fecundación, nacimiento y los primeros momentos de vida de las crías, comportamientos aún de difícil comprensión a los ojos de la ciencia.
“Si bien la ballena jorobada ahora está protegida de la caza comercial, es una especie que todavía enfrenta una gran variedad de amenazas -explica la científica-. Entonces, al saber mejores detalles sobre su comportamiento, podemos promover acciones de conservación más apropiadas. Fue en parte gracias a la investigación científica que las ballenas jorobadas fueron eliminadas de la lista de especies vulnerables de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en 2008″, concluyó la especialista.
Este proyecto de monitoreo desarrollado estuvo enfocado en grupos de madres con cría y contó con participación de la Universidad de California Santa Cruz y la Universidad de Los Andes Por aproximadamente tres meses las hembras copulan con los machos y aquellas preñadas en la temporada previa dan a luz a sus ballenatos y les nutren con leche que es hasta 40% de grasa. Gracias a ello, los que nacen pesando cerca de una tonelada y midiendo aproximadamente cuatro metros ganarán cientos de kilogramos antes de migrar a sus zonas de alimentación en la Península Antártica.
Pese a un esfuerzo de investigación considerable en la región, este es apenas el primer video de lactancia para esta población en zona de reproducción, la cual se extiende desde sur de Costa Rica hasta el norte de Perú. La ocurrencia de lactancia en el Golfo de Cupica indica que esta es una zona clave para la especie y puntualmente para procesos claves en su historia de vida.
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