Un equipo de investigación de la Universidad de Huelva (sur de España) han detectado cambios hormonales en osos pardos provocados por la contaminación ambiental, a través del análisis de ciertas hormonas presentes en su pelo y su exposición a metales pesados.
Junto a los investigadores de la universidad española han participado otros de las universidades de Zagreb en Croacia y Saskatchewan de Canadá, el Instituto de Investigación Médica y Salud Ocupacional croata, la Academia Polaca de Ciencias y el Parque Nacional Tatra en Polonia, informó este lunes la Fundación Descubre en un comunicado.
Los investigadores han querido conocer cómo afecta al desarrollo reproductivo de grandes carnívoros, como el oso pardo, la presencia de metales pesados en el ambiente.
En el estudio han tomado el pelo de los osos como referencia, ya que es un marcador de sustancias tanto externas, las que se consumen, como internas, las que origina el propio organismo.
En él quedan acumulados y fijados muchos compuestos: “Su análisis ofrece datos cuantitativos de las hormonas que producen y de los niveles de metales a los que se han visto expuestos. Esta información puede compararse según distintos momentos de desarrollo del animal, su condición física o su sexo”, apuntó la investigadora de la Universidad de Huelva Nuria Selva.
Así, han confirmado que estos contaminantes afectan los niveles de hormonas reproductivas (progesterona y testosterona) y de la hormona del estrés (cortisol).
El estudio ha contado con muestras de pelo de 46 osos pardos de Croacia y 27 de Polonia; entre ellos, se analizaron animales vivos y otros encontrados muertos.
A partir del pelo, cuantificaron las concentraciones de cortisol, progesterona y testosterona, evaluando también factores ambientales y biológicos para conocer los posibles efectos de los contaminantes.
Entre los resultados, los expertos destacaron la asociación entre la presencia del mercurio con niveles altos de testosterona, lo que puede influir directamente en los ciclos de reproducción de las hembras.
Además, relacionan la edad con una menor concentración de esta hormona en presencia del plomo, lo que podría retrasar la maduración sexual o inhibir en cierta medida el impulso y motivación para reproducirse o competir por parejas.
Por otro lado, también han observado que los altos niveles de cortisol y bajos de progesterona influyen en un peor estado físico del animal, lo que sugiere que intervienen en el desarrollo del crecimiento y la salud.
Los expertos abren una nueva vía de investigación para conocer la influencia de estos contaminantes ambientales en las variaciones reproductivas y de desarrollo de los osos pardo y contribuir al mantenimiento y aumento de las poblaciones en Europa.
(con información de EFE)
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