Gerry, Eric, Madeleine, Sebastián y Juan, van y vienen. Ahora emprendieron su viaje en busca de aguas más cálidas. Con su veloz y elegante nado surcan las aguas del Océano Atlántico en su travesía de vida. El mar, su hábitat, les proporciona alimento, les permite reproducirse y sobrevivir. Se trata de sólo algunos de los 20 ejemplares de pingüinos de Magallanes que, cerquita de las costas argentinas, pueden ser seguidos por millones de personas en una iniciativa de rastreo que permite no sólo evaluar sus comportamientos, sino aportar a su preservación a través de los 6000 kilómetros que recorren entre la Patagonia argentina y Brasil.
“Los pingüinos son grandes indicadores de la salud de los océanos y su carisma nos permite concientizar sobre el riesgo que corre esta especie por la sobreexplotación de las pesquerías o por la exploración petrolera off shore”, le dijo a Infobae Pablo “popi” García Borboroglu, científico del Conicet y el primer latinoamericano en obtener el mes pasado el premio que se considera el “Nobel” ambiental.
Hoy se celebra el Día Mundial de los Océanos y este año las Naciones Unidas hacen hincapié en el cambio en las corrientes marinas, producida en buena parte por la acidificación de las aguas que provoca el calentamiento global. El planeta azul, como se conoce a la Tierra, tiene en sus mares al principal pulmón del planeta: son responsables de generar gran parte de su oxígeno y albergan la mayor parte de la biodiversidad que conocemos. Sin embargo, pocas veces se toma conciencia de esta importancia.
García Borboroglu trabaja desde hace décadas en distintas acciones para la protección de los pingüinos, especialmente en un área natural de importancia internacional como es Punta Tombo, en la provincia del Chubut. Fundó la Global Penguin Society, una organización sin fines de lucro que recibe apoyo de National Geographic y Disney, entre otras con las que también desarrolló el sistema de trackeo de los ejemplares.
El científico advierte que entre las 18 especies de pingüinos que existen, la mitad está “amenazada”. “Enfrentan diversas amenazas tanto en tierra como en los océanos. En el mar, los afecta el mal manejo de las pesquerías comerciales, la contaminación marina por petróleo y por plásticos, y la introducción de especies exóticas”, indicó.
Los pingüinos son aves adaptadas a la vida marina que sólo habitan en el hemisferio sur, con colonias en Sudáfrica, Sudamérica, Antártida, Australia y Nueva Zelanda. “Surgieron entre 10 y 40 millones de años atrás a partir de un ancestro que era un ave voladora, aunque ninguna de las actuales puede hacerlo. Los registros muestran que el fósil más antiguo data de unos 55 millones de años”, describió el científico demostrando que claramente es una especie que nos precede.
“El trackeo nos ayuda a recopilar datos esenciales de la biología y ecología de las especies seleccionadas, incluyendo el tamaño de la población y su tendencia, y parámetros reproductivos, tales como el número de pichones producidos por cada pareja. Esta información refleja cómo responden las poblaciones a las condiciones ambientales”, explica a Infobae.
El rastreamos de pingüinos en el mar sirve para identificar las áreas marinas donde se alimentan y las rutas que utilizan, lo que permite detectar superposiciones espaciales con actividades humanas e identificar dónde crear áreas marinas protegidas. Es muy curioso cómo los ejemplares se mueven, casi en vivo, y la cantidad de kilómetros que recorren en pocas horas.
Las características de la historia de vida que los pingüinos comparten con la mayoría de las aves marinas indican que existen pocas maneras de sobrevivir y reproducirse exitosamente en un ambiente oceánico cambiante. “Las principales estrategias incluyen la monogamia, el cuidado biparental, la madurez sexual retardada, la longevidad y una relativa flexibilidad en la fenología reproductiva para adaptarse a la impredecible disponibilidad de alimento”, dijo García Borboroglu.
Sin embargo, la humanidad no deja de amenazarlos. Cuando se mira el rastreo de los ejemplares que sigue la institución que preside el científico, se puede ver cómo los trayectos se superponen con dos megaproyectos petroleros como son la exploración off shore frente a las costas bonaerenses y uruguayas y a la instalación de un puerto petrolero en el Golfo San Matías.
“Es lamentable. La exploración genera explosiones acústicas tan grandes que, si hay mamíferos marinos cerca les puede provocar un proceso de desprendimiento de órganos. Y con el desarrollo petrolero, hay un gran riesgo de derrame. Los protocolos no son de cumplimiento real”, advirtió
Los océanos son el hábitat de los pingüinos, entre muchas otras especies. Abarcan más del 70% de la superficie de nuestro planeta, lo que los convierte en esenciales para la vida y el sustento de la humanidad y todos los seres vivos. Además, contienen el 96% de toda el agua de la Tierra, el resto es agua dulce que se encuentra en forma de ríos, lagos y hielo. Generan al menos el 50% del oxígeno que respiramos y son capaces de absorber casi el 30% del dióxido de carbono. Esto lo hacen a través del fitoplancton marino, unos microorganismos fotosintéticos, que realizan la fotosíntesis y liberan oxígeno a la atmósfera.
Pero también juegan un papel crucial en la economía, ya que se estima que para el año 2030 habrá alrededor de 40 millones de empleos relacionados con los océanos. Son las vías principales para el transporte marítimo de mercancías a nivel global. Los océanos también proporcionan recursos pesqueros y acuícolas que son fundamentales para la seguridad alimentaria y la economía. La pesca y la acuicultura marina son industrias importantes que generan empleo, ingresos y exportaciones en muchos países.
Es precisamente por todo esto que distintas agencias de las Naciones Unidas promueven la difusión de información, el estudio científico y la conservación de áreas marinas para conseguir un trabajo mancomunado entre todos los países del mundo.
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