El cambio climático no se refiere solo al clima como su nombre lo indica, sino que atraviesa a todas las actividades desarrolladas por el hombre y, casi como una consecuencia directa, parecer haberle puesto fecha de vencimiento al planeta. Y lo cierto es que muchas personas ya lo están sufriendo en carne propia y cada vez son más los expertos que alertan de la grave situación que atraviesa el planeta. El mundo se está enfermando y el hombre es el principal causante de esa enfermedad.
Es que, como no se puede tapar el sol con las manos, tampoco se puede negar la problemática. Quizás uno solo no pueda hacer nada por millones de personas, con cambiar de actitud pueden empezar a colaborar. Por ejemplo, reciclando en casa o siendo inclusivo.
Esta situación obliga a cada uno a imaginar el mundo en 100 años y tratar de contribuir con los que vienen, dejándoles un lugar mejor. Y eso no es lo que está sucediendo.
Está claro que el cambio debe ser social y que las instituciones gubernamentales, y las grandes empresas deben liderar una serie de acciones concretas, con un mayor altruismo y, si se me permite, compasión. Altruismo para darle felicidad a los demás y compasión para mejorar el sufrimiento de los otros, con el objetivo de colaborar para que el mundo sea más igualitario y democrático, en el amplio sentido de la palabra.
Nelson Mandela decía que “algo era imposible hasta que se hacía”. Por eso es imperioso encontrar lugares de diálogo para crear políticas y encontrar soluciones que se puedan aplicar en el corto, mediano y largo plazo. Ante esta situación no hay estrategias diferentes sino complementarias.
La apertura de Change Now 2023, realizada en París entre el 25 y el 27 de mayo, estuvo a cargo de Matthiew Ricard, filósofo y escritor reconocido internacionalmente por sus acciones humanitarias a través de su organización Karuna Shechen. Según el experto, “podemos y debemos tener esperanzas, porque cambiar el mundo no debe ser un fin sino una (seria) necesidad y esta es la gran oportunidad para engancharse. El futuro no lastima, al menos hasta ahora, estamos a tiempo”, instó ante un auditorio colmado.
A la exposición asistieron más de 35.000 personas de todos los continentes. También había expositores de diversos orígenes, todos emprendimientos sostenibles en las áreas de moda, energía, movilidad, biodiversidad, cambio de hábitos, economía circular, ciudades, educación, salud, inclusión, océanos y aguas, comida y agricultura, etc.
Ricard recordó que “en los 70 ‘s ya se sabía algo, pero no se hacía nada por el cambio climático. Todo empeoró y, desde hace cinco años, la situación se ha vuelto insostenible, lo cual significa un gran sufrimiento. No va a desaparecer la especie humana, pero va a sufrir mucho. Es por ello que enseñar de generación en generación debería ser básico también en esta temática, porque tiene que importar realmente lo que hagan los que vienen. Somos los responsables por no sufrir innecesariamente un derecho humano básico”.
Otro aspecto curioso del ser humano que pone en evidencia esta problemática es que siempre está pendiente del peligro, prestando más atención a las malas noticias que a las buenas. Pero al parecer a este peligro no lo ve, o elige no verlo, o lo ve tan lejos que cree que nunca lo dañará. No se puede ir para atrás a cambiar las cosas, pero si se puede cambiar el futuro. Por eso, uno de los pilares del cambio es la reeducación en sostenibilidad, porque a esta altura queda claro que el cambio climático no afecta solo al clima sino también a la biodiversidad, a los recursos naturales y a los recursos humanos.
“Hay 8 mil millones de personas en el mundo y la desigualdad ha crecido en los últimos años, acentuándose con el COVID. Además, hay 8 millones de especies que sufren los abusos del ser humano. Estamos cansando al planeta y sus posibilidades de renovar sus recursos naturales”, resaltó el director Karuna-Shechen, una organización caritativa sin fines de lucro, basada en el ideal de la compasión en acción, que desde el año 2000 desarrolla y gestiona programas de asistencia médica primaria, educación y servicios sociales para los grupos de población más necesitados en el Tíbet, India y Nepal.
“Pueden parecer pocos para cambiar a muchos, pero todo empieza en la mente de cada uno para encontrar la respuesta más desafiante de la historia de la humanidad”, insistió Ricard, quien sabe que a corto plazo los resultados pueden ser pocos. Pero que a mediano plazo se logrará el interés de la sociedad y a largo plazo se podrá llegar a preocupar realmente a las futuras generaciones. Pero es clave el impacto positivo de todos los tamaños, a nivel de las empresas y de la gente. Y para ello hay que tener un correcto conocimiento de la realidad tal como es, y entenderla.
Matthiew Ricard recorre el mundo promoviendo sus actividades, que a su vez promueven una sostenibilidad armónica, cambios cuantitativos y cualitativos. “Se puede hacer mejor con menos, simplificar”, aludiendo al concepto de “Caring Económics”, que trata de una nueva forma de pensar la prosperidad humana. En la corriente principal de la economía, la prosperidad es una cuestión de consumo, ingresos y riqueza. Por el contrario, Caring Economics concibe la prosperidad en términos de las fuentes más profundas del bienestar humano duradero.
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