Europa vivió su verano más caluroso en 2022 y el segundo año más cálido jamás registrado en la historia, según la última edición del informe sobre el estado del clima en Europa del Servicio de Cambio Climático de Copérnico (C3S). Las olas de calor dejaron un saldo dramático: causaron más de 20.000 muertos y la sequía dañó los cultivos.
A escala mundial, los últimos ocho años han sido los más cálidos jamás registrados, mientras que en las últimas décadas Europa se ha calentado globalmente más rápido que cualquier otro continente. Para este año 2023 pronostican aun más sequías.
Los datos del reporte muestran que la temperatura media de Europa en el último quinquenio se situó en torno a 2,2ºC por encima de la era preindustrial (1850-1900) y que 2022 fue el segundo año más cálido registrado, con 0,9ºC por encima de la media de 1991-2020. El verano pasado fue el más caluroso registrado en Europa, con 1,4 °C por encima de la media.
Además de las altas temperaturas, Europa experimentó varios fenómenos extremos el verano pasado, como intensas olas de calor, sequías e incendios forestales de grandes proporciones.
“Los resultados son aterradores, tengo que decirlo, pero creo que tenemos que saber la verdad”, dijo Mauro Facchini, jefe de Observación de la Tierra en la Comisión Europea. “Cada vez se producen más fenómenos extremos en Europa. Todos podemos ser testigos de eso”, subrayó.
El calor extremo que se produjo a fines de la primavera y el verano pasado provocó condiciones peligrosas para la salud humana. En general, en Europa se observa una tendencia al alza en el número de días de verano con “fuerte” o “muy fuerte estrés térmico”, y en el sur de Europa ocurre lo mismo con el “estrés térmico extremo”. También se observa una tendencia a la baja en el número de días sin estrés térmico.
“El informe pone de manifiesto cambios alarmantes en nuestro clima, como el verano más caluroso jamás registrado en Europa, marcado por olas de calor marinas sin precedentes en el mar Mediterráneo y temperaturas récord en Groenlandia. Comprender la dinámica del clima en Europa es crucial para nuestros esfuerzos de adaptación y mitigación de los impactos negativos que los cambios climáticos tienen en el continente”, afirmó Carlo Buontempo, Director del C3S.
El aumento de las temperaturas en Europa forma parte de una tendencia en aumento que viene afectando al mundo en las últimas décadas. También en la región ártica las temperaturas han aumentado mucho más rápidamente que en la mayor parte del resto del planeta, y 2022 fue el sexto año más cálido registrado para el Ártico en su conjunto, y el cuarto más cálido para las zonas terrestres de dicho polo.
Una de las regiones árticas más afectadas en 2022 fue Svalbard -un archipiélago que forma parte de Noruega-, que experimentó su verano más cálido jamás registrado, con temperaturas superiores a 2,5 °C por encima de la media en algunas zonas.
En 2022, Groenlandia también experimentó condiciones climáticas extremas, incluido un calor excepcional y precipitaciones en septiembre, una época del año en la que la nieve es más habitual. Las temperaturas medias del mes fueron las más altas registradas, hasta 8°C por encima de la media, y la isla experimentó tres olas de calor diferentes que provocaron un deshielo récord, con al menos el 23% de la capa de hielo afectada en el punto álgido de la primera ola de calor.
En tanto, uno de los acontecimientos más significativos que afectaron a Europa en 2022 fue la sequía generalizada. Gran parte de Europa experimentó menos días de nieve que la media durante el invierno de 2021-22 y, en primavera, las precipitaciones fueron inferiores a la media en gran parte del continente, registrándose en mayo la precipitación más baja de la que se tiene constancia para ese mes.
La falta de nieve invernal y las altas temperaturas estivales provocaron una pérdida récord de hielo en los glaciares alpinos, equivalente a más de 5 kilómetros cúbicos de hielo. Las lluvias estuvieron por debajo de la media, que continuaron durante todo el verano, junto con las excepcionales olas de calor, provocaron también una sequía generalizada y prolongada que afectó a varios sectores, como la agricultura, el transporte fluvial y la energía.
La anomalía anual de la humedad del suelo fue la segunda más baja de los últimos 50 años y sólo en zonas aisladas se registraron condiciones de humedad del suelo superiores a la media. Por otra parte, el caudal de los ríos europeos fue el segundo más bajo registrado. Por lo cual 2022 fue el sexto año consecutivo con caudales inferiores a la media. En cuanto a la superficie afectada, 2022 fue el año más seco registrado, con un 63% de los ríos europeos con caudales inferiores a la media.
Por si fuera poco, las condiciones de calor y sequía en Europa favorecieron los incendios forestales y, para el conjunto de Europa, se registraron condiciones de peligro de incendios superiores a la media durante la mayor parte del año.
El Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus detectó un aumento significativo de las emisiones de carbono procedentes de incendios forestales en algunas regiones europeas en el verano de 2022, como consecuencia de las condiciones de calor y sequía.
Las emisiones totales estimadas en toda la Unión Europea en el verano de 2022 fueron las más altas desde 2007. Francia, España, Alemania y Eslovenia también experimentaron en verano las emisiones más elevadas de los últimos 20 años, y en el suroeste de Europa se produjeron algunos de los mayores incendios registrados en Europa.
Pero hubo también algo positivo. En 2022 Europa recibió la mayor cantidad de radiación solar superficial de los últimos 40 años. En consecuencia, el potencial de generación de energía solar fotovoltaica fue superior a la media en la mayor parte del continente.
“La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero es imprescindible para mitigar los peores efectos del cambio climático. Comprender y responder a los cambios y la variabilidad de los recursos energéticos renovables, como la eólica y la solar, es fundamental para apoyar la transición energética hacia NetZero (Cero neto). Unos datos precisos y oportunos mejoran la rentabilidad de esta transición energética”, declaró Samantha Burgess, directora Adjunta del C3S.
La búsqueda de “cero neto” indica recortar las emisiones de gases de efecto invernadero hasta dejarlas lo más cerca posible de emisiones nulas, con algunas emisiones residuales que sean reabsorbidas desde la atmósfera mediante, por ejemplo, el océano y los bosques, según Naciones Unidas.
Para este año, la doctora Rebecca Emerton, autora principal del informe del C3S, advirtió que un invierno y una primavera secos en 2023 significan que se avecinan más sequías. “Desgraciadamente, es probable que los efectos ya se hayan dejado sentir en la temporada de cultivo, por lo que es probable que este año se reduzca la producción”. Sin el calentamiento global, sólo se habrían producido sequías como la de 2022 en el hemisferio norte una vez cada cuatro siglos.
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