Un sistema de rayos X instalado en el Filtro Cuarentenario Marítimo del muelle Tiburón Martillo, ubicado en Puerto Baquerizo Moreno, en Galápagos, servirá para realizar inspecciones no intrusivas a los residentes y turistas que arriban al archipiélago ecuatoriano considerado un santuario natural único en el mundo. Las inspecciones pretenden evitar el ingreso de especies invasoras a las islas.
Según informó el Ministerio de Ambiente de Ecuador, el nuevo Filtro Cuarentenario Marítimo de Puerto Baquerizo Moreno cuenta con una construcción de 60 metros cuadrados, circuito cerrado de video, internet y comunicaciones integradas con otros filtros de las islas. La inversión para este sistema fue de USD 101.825.
El nuevo sistema tecnológico “facilitará y fortalecerá la primera barrera de prevención para ingreso de especies invasoras a las islas Galápagos”, aseguró la Cartera de Estado. En el muelle Tiburón Martillo se inspeccionan cada año a 116.200 pasajeros y a 287.000 equipajes, aproximadamente. Las inspecciones están a cargo de la Agencia de Regulación y Control de la Bioseguridad y Cuarentena para Galápagos para minimizar cualquier riesgo de introducción de especies que pudieran convertirse en plagas y afectar la flora y fauna del archipiélago.
“Como Gobierno estamos conscientes de la gran responsabilidad que tenemos de cuidar y conservar este patrimonio natural de la humanidad, es por ello que se han unificado esfuerzos para encaminar la conservación de las islas y sus especies”, señaló el ministro de Ambiente, José Antonio Dávalos.
Un fruto silvestre invade las Galápagos
Se puede definir como especie invasora al animal, planta u organismo que ha sido introducido fuera de su hábitat natural, en áreas o hábitats que no son propios de la especie. En esas nuevas zonas, la especie invasora suele reproducirse, incluso abundantemente, y producir alteraciones en los ecosistemas. Las especies invasoras son dañinas, lo que significa que producirán cambios importantes en la composición, estructura o proceso de los ecosistemas, poniendo en peligro la biodiversidad local.
La mora es una fruta que se confunde con la baya porque se cultiva igualmente en una zarza. Tiene un aspecto similar y características comunes, además de amplias propiedades nutricionales pero que podrían representar un problema para las áreas protegidas. Hay dos bayas de dos géneros de árboles frutales diferentes con sus características fenotípicas: el Morus y la Rubus.
Rubus, también conocido como mora, es un arbusto de la familia de las rosáceas, conocido por su fruto comestible. Rubus niveus, o mora exótica, es una planta originaria del sur de Asia. En la actualidad se ha naturalizado y convertido en una especie invasora en Hawái, las Islas Galápagos, la Isla La Reunión, Madagascar y la Isla Mauritus.
Las moras se introdujeron como cultivo en la isla Santa Cruz a fines de la década de 1960. Pero tras ser llevada de isla en isla por comerciantes y viajeros, la especie ha invadido todo tipo de vegetación desde pastizales hasta bosques, formando densos matorrales de hasta 4 metros de altura.
Los investigadores advierten que su crecimiento agresivo ha desplazado a las plantas nativas, especialmente al bosque dominado por Scalesia, endémico de las Islas Galápagos, también conocido como el árbol de la margarita. La Scalesia que se ha reducido a menos del 1% de su cobertura original debido a muchas amenazas ambientales.
En las Islas Galápagos, erradicar las moras en una hectárea de tierra costaría entre 1.000 y 1.500 dólares, y llevaría una semana de trabajo.
Aunque la mora es un fruto delicioso apropiado para la elaboración de una multitud de productos que incluyen, yogures, tartas, licores, batidos, helados, gelatinas, confituras, zumos, mermeladas, jaleas, etc. En las Islas Galápagos, la mora es una amenaza creciente y de gran capacidad de daño permanente.
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