Entre los 400 y 600 metros bajo el nivel del mar de la Reserva Marina de Galápagos, una expedición científica realizó un hallazgo importante y alentador. En la cima de un monte submarino no cartografiado, los investigadores encontraron un arrecife de coral totalmente prístino, es decir que se mantiene inalterado. La estructura del arrecife tiene más del 50% de coral vivo, “lo que constituye algo excepcional para estas profundidades”, según explicó el Ministerio de Ambiente de Ecuador.
Este es el segundo arrecife de coral en esas condiciones del que se tiene registro. Antes solo se consideraba que el arrecife Wellington, ubicado frente a la costa de la Isla Darwin, era el único que sobrevivió al evento de El Niño de 1982-1983. Sin embargo, este nuevo hallazgo comprueba que “las comunidades coralinas de aguas protegidas han persistido durante siglos en las profundidades de la Reserva Marina de Galápagos”. Gracias a esto, las poblaciones marinas pueden mantener su riqueza y diversidad.
Las autoridades ambientales de Ecuador han calificado al descubrimiento como una noticia alentadora. Según el ministro de Ambiente, José Antonio Dávalos, “esto reafirma nuestra convicción de establecer nuevas áreas marinas protegidas en el Ecuador y seguir impulsando la creación de una regional en el Pacífico Este Tropical”. Para el secretario de Estado, “la riqueza aún inexplorada de las profundidades del océano es un motivo más para esforzarnos en alcanzar los compromisos de la Alianza Global para el Océano”. Esta alianza busca que al menos el 30% de los océanos del mundo se declaren Áreas Marinas Protegidas, hasta el 2030.
A pesar de esto, el Ministerio del Ambiente ha sido cuestionado por no contemplar planes de manejo de las reservas marinas. Por ejemplo, en más de un año aún no hay un plan de manejo de la reserva Hermandad en Galápagos; y desde el 2019, el plan de manejo de la reserva marina Cantagallo- Machalilla espera la aprobación de la autoridad competente. Sin estos documentos, no hay claridad sobre cómo se garantizará la efectiva conservación de estas zonas marinas protegidas.
Uno de los investigadores de la Fundación Charles Darwin y participante de la expedición, Stuart Banks, ha indicado que el hallazgo en Galápagos es sorprendente pues “en expediciones modernas, se ha explorado menos del 5% de las aguas abiertas de la Reserva Marina, por lo que es posible que haya más arrecifes como éste”. Además, explicó que “lo cautivador de estos arrecifes es que son antiguos, no han sido perturbados durante siglos o miles de años y son esencialmente prístinos, a diferencia de los que se encuentran en muchas otras partes de los océanos del mundo”.
Por su parte, la guardaparque Jenifer Suárez, participante de la expedición, señaló que “los resultados de esta investigación por las profundidades de la reserva marina, nos permitirán contar con información científica, indispensable para tomar medidas de manejo para conservar estos ecosistemas que sustentan la vida en el mar”.
Para lograr el descubrimiento, la expedición utilizó un vehículo de investigación sumergible de aguas profundas que puede descender hasta 3000 metros y explorar zonas desconocidas, conocido como Alvin. Este vehículo fue operado por el buque Atlantis que, durante 22 días, alberga la expedición científica Galápagos Deep 2023.
El equipo está dirigido por científicos de la Institución Oceanográfica Woods Hole, de la Universidad de Bristol, de la Universidad Estatal de Boise y de la Universidad de Essex. Junto con ellos trabajan los miembros de la Dirección del Parque Nacional Galápagos, la Fundación Charles Darwin y el Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada Ecuatoriana.
Esta expedición científica finalizará sus recorridos el 20 de abril, en la isla Santa Cruz.
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