La bióloga y directora de la Fundación Rewilding Argentina, Sofía Heinonen, lidera una organización que impulsa proyectos para la conservación y restauración de los ecosistemas a lo largo del país, entre los que se destaca la restauración de los Esteros del Iberá tras los incendios. Dicha tarea la catapultó a estar entre las 100 mujeres más inspiradoras del mundo según el informe anual de la BBC de 2022, un reconocimiento que según ella “fue una gran sorpresa”. “De alguna manera puso el foco en que era importante hacer un cambio desde Sudamérica. Hay una urgencia porque nos dediquemos a generar un cambio en las economías, el clima y la diversidad”.
En esa línea, la activista ambiental fue reconocida el pasado martes en la casa museo Villa Ocampo por su trabajo y trayectoria por la Fundación Labradoras, una organización sin fines de lucro que busca promover, potenciar y reconocer la capacidad productiva, profesional y emprendedora de las personas, especialmente de las mujeres en situación de vulnerabilidad social.
Activista por naturaleza, Sofía dirige hace más de 15 años el primer caso de rewilding en Sudamérica con la restauración de los Esteros, el humedal más grande de Argentina. Es bióloga, y lleva más de 30 años diseñando estrategias para la creación de áreas protegidas en nuestro país, con una capacidad única para pensar proyectos de gran escala y a largo plazo. Trabajó en la Fundación Vida Silvestre y en la Administración de Parques Nacionales antes de liderar el equipo de conservación de Rewilding Argentina en 2005.
“Agradezco profundamente este reconocimiento, sobre todo porque es en San Isidro, donde viví tanto tiempo, donde tengo mis raíces y donde dí mis primeros pasos en todo lo relacionado a la conservación”, reflexionó Heinonen, quien además de recibir la distinción, fue nombrada madrina de la muestra fotográfica de aves de San Isidro, “Conociendo a nuestros vecinos”, de Esteban Argerich.
El jaguar o yaguareté, también llamado tigre americano, es el felino de mayor tamaño de América y el mayor depredador terrestre del continente. Por eso, en un país de raíces ganaderas como el nuestro, no fue fácil lograr que se lo volviera a respetar. Heinonen asegura que esa tarea le llevó 15 años. Finalmente, en 2021 se liberaron los primeros ocho ejemplares en el humedal Esteros de Iberá luego de 70 años.
La presencia del yaguareté en Iberá –un animal capaz de cazar y comer animales más grandes– trae equilibrio a toda la comunidad biológica. Gracias a estos “depredadores tope”, los animales presa están más atentos al peligro, no se alejan de sus refugios o vías de escape y dejan lugar a otros animales para subsistir y desarrollarse, aumentando la biodiversidad.
Cuando comenzaron el trabajo de restauración del Iberá, las especies que faltaban eran muchas: el oso hormiguero gigante, el venado de las pampas, el guacamayo rojo y la pava de monte, el pecarí, el tapir, el ocelote y la nutria gigante, entre otras. “La Fundación arrancó con la idea de proteger nuestro territorio. Después, nos dimos cuenta de que la protección por sí sola no era suficiente, había que restaurar para el que el ecosistema funcione”, recordó la especialista.
Y continuó: “La fauna necesita tener una coexistencia con el humano. Debe haber un cambio de mentalidad y una intención de compartir el planeta, si no las especies se van a volver a extinguir. La ganadería a largo plazo no va a ser viable. Hay una revolución respecto a la carne. Por eso, la gente rural que está ligada a eso va a tener que hacer un cambio abrupto. Esa cultura podría tener un valor enorme si se vinculara con el turismo o la restauración”.
Esa recuperación del patrimonio natural tiene también un efecto económico. “El 70% de nuestro país es semidesierto y tiene un proceso terrible de erosión continua. La economía que nos sostiene es producto de muy poquitos territorios: la Pampa húmeda, un poco del noroeste y después, toda nuestra economía se basa en extractivismo. Estamos sustentados en minería, petróleo y pesquerías que están arrasando con el mar argentino. Si no cambiamos el enfoque siempre vamos a estar dependiendo de otros países. Tenemos que pensar en recuperar nuestro suelo -el orgánico- porque dependemos de él para tener riquezas”, explicó Sofía a Infobae.
Se reconoce como activista, conservacionista y apasionada. “Me fui a vivir al campo apenas nací, hasta los cinco años. Después mis padres se vinieron a vivir a Zona Norte. A los dieciséis años me di cuenta de que necesitaba volver, que necesitaba un lugar para conectar con la naturaleza. Ahí caí como voluntaria en un grupo que se llamaba Estrategia Nacional de Áreas Naturales. Lo que hacíamos era relevar distintas provincias de Argentina y proponer la protección de áreas desprotegidas a los gobernadores. Años después, muchas de esas áreas se convirtieron en Parques Nacionales, como Monte León”, aseveró.
Revertir la extinción de especies y la degradación ambiental y favorecer así el bienestar de las personas que viven en torno a esos ecosistemas rehabilitados. Esa es la labor de la Fundación Rewilding Argentina. “Me emociona que algo que nace como una visión individual pasa muy rápido a ser algo colectivo. Los sueños traccionan mucho más rápido de lo que uno se imagina. Me gustaría ver proyectos marinos costeros que valoren los bosques de algas y las praderas sumergidas que tenemos. También que los argentinos podamos visitar y enorgullecernos de nuestras islas”, finalizó la experta.
Seguir leyendo: