¿Qué es y cómo funciona la captura de carbono?

La idea de eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera para hacer retroceder el reloj del cambio climático es atractiva. Pero, ¿pueden estas tecnologías cumplir sus promesas? Todas las respuestas

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La captura y almacenamiento de
La captura y almacenamiento de carbono es el proceso de captura de carbono en aquellos procesos en los que normalmente se libera a la atmósfera. Este carbono se transporta desde donde se captura hasta donde se almacena, en un lugar seguro, a menudo bajo tierra (AP)

El mundo tiene un problema de carbono. Para resolverlo habrá que dejar de quemar combustibles que emiten carbono y recurrir en su lugar a fuentes de energía más limpias, como las turbinas eólicas y las células solares. Pero, ¿hay algo que podamos hacer con todo el dióxido de carbono que ya está en el aire y los millones de toneladas que se emiten cada día?

Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, las emisiones de carbono fueron compensadas por la naturaleza, según Rebecca Benner, subdirectora de Nature Conservancy, pero ahora “producimos CO2 mucho más deprisa de lo que la naturaleza puede recapturarlo”.

La captura de carbono es un término genérico que engloba las tecnologías, algunas de ellas propuestas por primera vez en los años 80, que pretenden sacar el dióxido de carbono de la atmósfera o capturar las emisiones y almacenarlas antes de que se liberen al aire.

Aunque la captura de carbono aún no se realiza a gran escala, empresas y políticos la están impulsando como parte clave de los planes para guiar al país hacia un futuro neutro en carbono. Alentadas por los incentivos fiscales incluidos en la Ley de Reducción de la Inflación, algunas empresas han propuesto proyectos en Estados Unidos para capturar CO2 y utilizarlo o almacenarlo en el subsuelo. Sin embargo, estas propuestas han sido recibidas con escepticismo por algunos ecologistas que afirman que la captura de carbono podría desviar la atención de los esfuerzos por reducir las emisiones en primer lugar.

¿Qué es exactamente?

Se puede realizar después de
Se puede realizar después de que se quemen los combustibles fósiles retirando el CO2 emitido por los tubos de escape (o las chimeneas industriales), que generalmente se liberan al aire (REUTERS)

Los ecosistemas naturales, como los humedales y los bosques, absorben el carbono del aire y lo convierten en biomasa, una parte del ciclo natural del carbono de la Tierra. Plantar árboles es una forma poco tecnológica de capturar carbono, y sabemos que funciona a gran escala.

Pero con el uso continuado de combustibles fósiles, la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera está aumentando más deprisa de lo que los procesos naturales por sí solos han podido contrarrestar, y los expertos han buscado formas de aumentar lo que la naturaleza puede hacer.

En todo el mundo se plantan árboles y se realizan otros experimentos a pequeña escala. Y se están desarrollando dos métodos a mayor escala: la captura postcombustión y la captura directa en el aire.

Captura postcombustión

Esto puede tener un impacto
Esto puede tener un impacto significativo en las emisiones de la producción de combustibles fósiles, reduciendo así la huella ambiental del sector energético (The New York Times )

Esta tecnología captura las emisiones -llamadas gases de combustión- de las chimeneas de las centrales eléctricas de carbón o gas natural o de las fábricas que producen materiales como hormigón y acero. Actualmente es el principal método de captura de carbono que se aplica en Estados Unidos, incluidos proyectos en el Medio Oeste que atraparían las emisiones de las plantas de etanol. Los procesos industriales representan el 24% de las emisiones mundiales de carbono.

Una vez capturados los gases de combustión, el CO2 se separa de los demás componentes del gas y se destina a un nuevo uso o se almacena.

“Hay distintas tecnologías de postcombustión que se pueden utilizar”, explicó en diálogo con The New York Times, Howard Herzog, ingeniero investigador de la Iniciativa de Energía del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Según Herzog, el método “más maduro” y comercialmente viable utiliza unas sustancias químicas llamadas aminas para “depurar” el CO2 de los gases de combustión. Las aminas se adhieren al CO2 a bajas temperaturas y vuelven a liberarlo cuando se calientan, produciendo un dióxido de carbono casi puro.

Captura directa del aire

También existen métodos para capturar
También existen métodos para capturar la precombustión del carbono. En este caso se atrapa el CO2 antes de que se queme el combustible mediante procesos llamados "gasificación" o "reformación" (The New York Times)

Para un profano, las palabras “captura de carbono” podrían sugerir algo parecido a un filtro de aire gigante. Una tecnología así existe, y la Ley de Inversión en Infraestructuras y Empleo de EEUU, aprobada en 2021, incluye dinero para financiar una serie de centros de pruebas. Pero los expertos dicen que, hasta ahora, la captura directa del aire es demasiado cara y utiliza demasiada energía para el volumen de dióxido de carbono que puede capturar.

La captura de carbono es más eficaz cuando se utiliza en fuentes con altas concentraciones de dióxido de carbono, como el gas liberado durante la producción de etanol, que es casi todo CO2. La producción de cemento libera un gas con un 15% de dióxido de carbono. La atmósfera, en cambio, tiene un 0,04% de dióxido de carbono, por lo que habría que procesar más de mil toneladas de aire ordinario para capturar una sola tonelada de CO2.

Ha sido capturado. ¿Y ahora qué?

Algunas asociaciones ambientales han planteado
Algunas asociaciones ambientales han planteado dudas sobre esta tecnología (REUTERS)

Una vez capturado y aislado, el CO2 se presuriza hasta alcanzar un estado líquido que permita transportarlo por un gasoducto hasta un lugar donde pueda utilizarse o almacenarse. Dos proyectos de gasoductos actualmente en fase de elaboración transportarían el dióxido de carbono de las plantas de etanol del Medio Oeste a lugares situados en Dakota del Norte e Illinois.

Existen riesgos: como cualquier tubería, la de CO2 puede romperse, como ocurrió en Misisipi en 2020, lo que plantea problemas de seguridad.

“No estamos hablando sólo de oleoductos en el Medio Oeste, sino de una construcción masiva en todo el país”, dijo Jim Walsh, director de políticas de Food & Water Watch, un grupo ecologista que se opone a los proyectos de oleoductos del Medio Oeste. “Y no existe ningún organismo federal de supervisión de los proyectos de oleoductos de CO2″.

Utilización del dióxido de carbono

Los gobiernos de todo el
Los gobiernos de todo el mundo están invirtiendo mucho en estos métodos de captura y almacenamiento como una forma de cumplir con sus objetivos de emisiones y llegar al cero neto. La tecnología está respaldada por la industria del petróleo y el gas (The New York Times)

Existen usos comerciales del dióxido de carbono, pero muchos de ellos acaban liberando el gas a la atmósfera. El CO2 utilizado para carbonatar bebidas, por ejemplo, empieza a salir en cuanto se abre una lata de refresco, y el hielo seco vuelve al aire cuando se derrite.

El otro uso principal del CO2 es la industria energética. El gas se inyecta en los pozos petrolíferos más antiguos para intentar extraer más crudo del subsuelo. Muchos ecologistas se muestran escépticos ante un proceso que utiliza el carbono capturado para obtener más combustibles fósiles que liberarán más carbono.

Secuestro de carbono

Uno de los problemas es
Uno de los problemas es el lento progreso en la preparación de las instalaciones para la captura de carbono (The New York Times)

La alternativa al uso del dióxido de carbono es almacenarlo donde no pueda escapar a la atmósfera. Hoy en día, esto se hace inyectándolo a gran profundidad bajo tierra.

Sólo algunas formaciones rocosas son adecuadas para almacenar carbono de esta manera. La roca debe estar al menos a 800 metros bajo tierra, a una profundidad suficiente para que no haya aguas subterráneas. Debe ser porosa y permeable, como la arenisca o la caliza, para que el gas inyectado ocupe espacio en su interior, del mismo modo que el agua vertida en un cubo de arena llena los espacios entre los granos. Y la formación debe tener por encima una capa de roca densa, como la pizarra, para que el dióxido de carbono no pueda, en teoría, filtrarse a la superficie.

¿Pueden estas tecnologías cambiar de forma significativa el cambio climático?

Los planes para combatir el
Los planes para combatir el cambio climático de muchos países dependen en gran medida de la captura de carbono, pero algunos analistas han cuestionado si este es un uso realista y efectivo de los presupuestos ambientales, que podrían gastarse en fuentes de energía renovables, por ejemplo (AFP)

Algunos expertos y ecologistas se han opuesto a los esfuerzos por desarrollar la captura de carbono, alegando que, en el mejor de los casos, es sólo una solución parcial y, en el peor, puede impedir una transición global hacia la energía limpia al permitir que la industria de los combustibles fósiles siga haciendo negocios como de costumbre.

“Si se hace muy poco por mitigar las emisiones, no tiene sentido eliminar el dióxido de carbono”, afirmó Glen Peters, director de investigación del Centro de Investigación Climática Internacional de Noruega.

Según un estudio reciente, si se tiene en cuenta la energía utilizada para capturar y aislar el CO2 de los gases de combustión de una planta industrial que utiliza combustibles fósiles, el sistema de captura de carbono sólo reduciría las emisiones netas de la planta entre un 10% y un 11%, y no el 80% o 90% estimado que citan sus defensores.

Otros afirman que hay que seguir múltiples vías para frenar el cambio climático. “No hay una solución al cien por cien”, dijo el doctor Herzog, del MIT. “Necesitamos muchas soluciones del 10 y el 20%, y ésta es una de ellas”.

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