Como todos los años, ciudades y pueblos son parte de una campaña que se hace oír en medio de la oscuridad. Edificios y monumentos históricos de todo el mundo -más de 190 países, según los organizadores- participan este sábado 25 de marzo en la nueva edición de la Hora del Planeta.
Se trata de una iniciativa surgida en 2007 de la mano de WWF con el objetivo de concienciar a la sociedad de la importancia de la lucha contra el cambio climático y la protección de la naturaleza.
Se propone un apagón eléctrico voluntario y pide a las personas y empresas que apaguen luces y aparatos eléctricos no indispensables. El evento que fue creado en el 2007 en Sidney, Australia, se realiza hace 17 años, cada tercer sábado del mes de marzo.
Este año la Hora del Planeta suma otra iniciativa a su ya tradicional apagón voluntario de la luz entre las 20:30 y las 21:30 hora local en cada ciudad. #KMPorElPlaneta o #VueltaAlPlaneta se trata de un desafío que resalta los valores del deporte, como el esfuerzo y trabajo en equipo, para demostrar que la cooperación individual con pequeñas acciones también importa para superar la crisis climática.
La operación más fácil y ya integrada a la práctica medioambientalista es apagar todas las luces de las casa durante 60 minutos el 25 de marzo. El desafío: que cada ciudad entera quede casi a oscuras, con apenas algunos edificios iluminados.
Esa combinación de sencillez y visibilidad hace que la Hora del Planeta sea una herramienta muy popular para crear conciencia sobre la necesidad de frenar el cambio climático y proteger la Tierra.
La Fundación Earth Hour, que impulsa World Wildlife Fund (WWF), ha creado esta forma de activismo masivamente accesible pero también propone que ese tiempo nos sirva para pensar en todas las otras cosas que podemos hacer, durante todo el año, a favor del medio ambiente.
Sidney, ciudad de Australia, fue la cuna de la Hora del Planeta en 2007. Actualmente son más de 190 los países que se movilizan para concientizar sobre el problema del medio ambiente, debido a que cada vez es más preocupante la deforestación, las sequías, las inundaciones, el deshielo del Ártico, la extinción de especies y la escasez de alimentos, entre otros factores.
Otra acción que ayuda al planeta es apagar las luces y los dispositivos electrónicos no sólo de 8:30 a 9:30 de la noche el último sábado de marzo, horario local en cada ciudad, sino como un hábito cuando no estén en uso. Electrodomésticos como el lavavajillas y la secadoras de ropa podrían salir de los hogares. También es importante minimizar la calefacción o el aire acondicionado, configurándolo con un temporizador para que no permanezca encendido toda la noche.
Las bombillas tradicionales se pueden reemplazar por lámparas fluorescentes compactas (CFL). Estas ayudan a ahorrar alrededor de 150 libras de CO2 por año. Producen la misma cantidad de luz con sólo un tercio de electricidad y duran hasta 10 veces más. También se ahorra energía al usar el microondas, debido a que requiere un 50 por ciento menos energía que los hornos convencionales.
Las pilas causan daños a la salud y al medio ambiente. Muchas empresas y prestadores de servicios aceptarán tus baterías viejas y las desecharán adecuadamente o las reciclarán.
Alrededor del 40 % de los metales pesados de los vertederos, incluidos el plomo, el mercurio y el cadmio, provienen de equipos electrónicos y otros desechos, como informa la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.
Es importante también reciclar las botellas de PET: con 26 de ellas se realiza un traje de poliéster. Cinco recipientes de PET producen suficiente fibra para rellenar una chaqueta de esquí.
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