Los rayos son los principales desencadenantes de incendios forestales naturales en todo el mundo. Estos evento producen grandes emisiones de carbono, óxidos de nitrógeno y otros gases que desempeñan un papel clave en el clima. La frecuencia de incendios forestales provocados por rayos, a su vez, está relacionada con las condiciones meteorológicas que favorecen la ocurrencia de rayos y la disponibilidad de combustible.
El cambio climático ha llevado a un aumento en la frecuencia de los rayos en todo el mundo, según ha descubierto un nuevo estudio. La incidencia total de rayos ha aumentado un 43% a nivel mundial, junto con un aumento del 41% en los rayos de corriente continua prolongada (LCC), según un documento publicado en la revista Nature Communications.
Los incidentes de rayos en tierra han aumentado sin freno: se observó un incremento del 47%. El mayor incremento se registró en América del Sur, la costa occidental de América del Norte, América Central, Australia, el sur y el este de Asia y Europa.
Previsiones alarmantes
Para la década de 2090 se pronosticó una disminución del riesgo de incendios forestales causados por rayos en las regiones polares, excepto en algunas áreas pequeñas de Escandinavia, Alaska y Siberia, donde el riesgo podría ser elevado debido a un aumento de los rayos LCC.
Pero los investigadores estimaron que se producirá un gran aumento en los incendios forestales causados por rayos a lo largo de la cuenca del Mediterráneo y en las costas occidental y central de América del Norte en la década de 2090.
“La probabilidad de ignición por un rayo LCC es mayor que la que provoca un rayo sin corrientes continuas”, afirmó Francisco J. Pérez-Invernón del Instituto de Astrofísica de Andalucía, España, autor principal del estudio.
La susceptibilidad de los incendios forestales causados por rayos podría variar según los cambios en la frecuencia de los rayos y los factores meteorológicos que afectan la disponibilidad de combustible y las condiciones de propagación del fuego.
“Las variaciones también influirían en los patrones futuros de los incendios provocados por rayos en la duración de las corrientes continuas en las tormentas eléctricas”, citó el estudio.
El documento reclamó la necesidad de incluir a los rayos LCC en el modelado climático. “También es preciso contar con más investigación para identificar las condiciones meteorológicas preferenciales de los incendios forestales provocados por rayos en algunas regiones del mundo —sostuvo Pérez-Invernón—. En África, los incendios forestales provocados por rayos son frecuentes, pero no hay suficientes informes de incendios”.
La implementación de rayos LCC en modelos climáticos junto con modelos de vegetación también podría mejorar las estimaciones del área quemada por incendios forestales provocados por rayos bajo el cambio climático.
El análisis tuvo como objetivo explorar la variación de los rayos con corrientes continuas y condiciones meteorológicas para predecir patrones futuros de incendios forestales causados por rayos.
Bajo un escenario de altas emisiones de gases de efecto invernadero, los cambios en la vegetación y del clima, los incendios aumentan la eficiencia de ignición (su capacidad para generar fuego) de los rayos en un 9% en Alaska y un 28% en los territorios del Noroeste de Canadá, por cada grado Celsius de incremento en el calentamiento, proyectado para fines de siglo, según otro estudio publicado en el año pasado en la revista Environmental Research Letters.
“Los aumentos en la eficiencia de ignición de los rayos, junto con una duplicación proyectada de éstos, dan como resultado un aumento del 39% al 65% en la ocurrencia de incendios causados por rayos por cada 1 °C de calentamiento”, citó en ese estudio Thomas D. Hessilt, uno de sus autores principales.
Así, el cambio climático empeora los incendios forestales al aumentar la sequía, las altas temperaturas del aire, la baja humedad relativa, los rayos y los fuertes vientos, lo que da como resultado temporadas de incendios más cálidas, secas y prolongadas. Estas conclusiones también fueron anunciadas en un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente sobre la creciente amenaza de incendios extraordinarios.
Al mismo tiempo, de manera cíclica, el cambio climático se ve agravado por los incendios forestales, principalmente por la destrucción de ecosistemas sensibles y ricos en carbono, como las turberas y las selvas tropicales. Lo que dificulta detener el aumento de las temperaturas.
En la nueva investigación también participaron Francisco J. Gordillo-Vázquez, Heidi Huntrieser y Patricio Jockel.
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