Delegaciones de cientos de países se reunirán esta semana en Nueva York en un intento por elaborar un nuevo tratado jurídicamente vinculante para la protección de los océanos que, según grupos ecologistas, decidirá el éxito de los esfuerzos por salvaguardar la biodiversidad mundial.
El pasado mes de agosto se suspendió una ronda anterior de conversaciones sobre el nuevo tratado de las Naciones Unidas para la conservación de los océanos, ya que los países no pudieron lograr un acuerdo sobre la financiación. El reparto de los beneficios de los “recursos genéticos marinos” y el establecimiento de normas de evaluación del impacto ambiental de los océanos en el desarrollo también fueron puntos de fricción importantes.
Expertos familiarizados con las negociaciones afirmaron que las principales partes se han acercado en cuanto a cuestiones clave al iniciarse las nuevas conversaciones, aunque todavía se están buscando compromisos.
“Parece que ahora hay ganas de ultimar el tratado”, afirmó Jessica Battle, experta en océanos del Fondo Mundial para la Naturaleza.
“Hay varios países que quieren hacer algunas concesiones, pero al fin y al cabo lo importante es que el tratado no se diluya demasiado”, dijo, señalando que ya se había rechazado un intento de excluir de este tratado la pesca.
El éxito de las conversaciones, que se prolongarán hasta el 3 de marzo, sigue “dependiendo de la cuestión financiera”, afirmó Li Shuo, asesor de política mundial de Greenpeace, y China está llamada a desempeñar un papel fundamental en las negociaciones, sobre todo a la hora de atraer a otros países en desarrollo.
Según Greenpeace, para alcanzar el objetivo de proteger el 30% de la superficie terrestre y marina del planeta de aquí a 2030, conocido como “30 por 30″, es necesario proteger cada año 11 millones de kilómetros cuadrados de océano de aquí al final de la década.
El Ministerio chino de Asuntos Exteriores dijo en un comunicado que estaba esforzándose por lograr “un acuerdo de alta calidad que tenga en cuenta la conservación y el uso sostenible y pueda ser aceptado de forma general por la comunidad internacional”.
La cuestión de cómo repartir los beneficios del desarrollo industrial de los océanos, incluido el uso de recursos genéticos marinos en productos farmacéuticos y otras industrias, también será un factor crucial para China, que ya alberga seis de las 10 mayores empresas mundiales que gestionan flotas pesqueras de alta mar.
“Los recursos genéticos y la cuestión de la financiación serán la jugada clave”, afirmó Li, de Greenpeace.
(Con información de Reuters/Por David Stanway)
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