La sobrepoblación de vicuñas en la parte alta de la Reserva de Producción de Fauna Chimborazo de Ecuador empieza a causar problemas a los agricultores del sector. Las vicuñas, unos mamíferos del grupo de los camélidos sudamericanos, que viven en Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile.
Cuando en 1979 se firmó el convenio multilateral para que la especie se reproduzca, había 1.000 ejemplares, pero el último conteo de las vicuñas, realizado por el Ministerio del Ambiente, registró a 8.000 individuos.
Las vicuñas en Ecuador habitan en una extensión de 58.560 hectáreas, entre las provincias de la sierra central: Chimborazo y Bolívar. No obstante, la sobrepoblación de estos animales genera que, cuando no encuentran más comida en la reserva, las vicuñas avanzan hacia los cultivos más cercanos y, aunque no ingieren los sembríos, los pisan y los maltratan, según explicó a El Universo, Gavino Vargas, coordinador zonal 3 del Ministerio del Ambiente.
Por su parte, de acuerdo con las declaraciones que dio a El Universo, Manuel Caiza, ex presidente del Movimiento Indígena de Tungurahua (MIT) y morador de la comunidad de Llangahua, parroquia Pilahuín, explicó que los más afectados son los agricultores de “las comunidades que se encuentran en las faldas del Chimborazo son las más perjudicadas, ahí están Yatzaputzán, Río Blanco, Cunucyacu, La Esperanza, Rumipata e incluso llegan a Llangahua”.
Vargas indicó que desde la cartera ambiental se coordinan distintas alternativas para controlar la sobrepoblación, incluyendo el traslado a otras zonas. Sin embargo, esta opción debe ser evaluada porque el área del volcán Chimborazo posee las características ambientales que estos animales necesitan. Estos factores no se encuentran en otros volcanes como el Cotopaxi o el Illiniza, pues la flora y fauna es distinta, según recogió El Universo.
Otra de las opciones es ampliar el espacio reservado para estos animales, pero el gobierno debería compensar a los pobladores de doce comunidades que mantienen sus cultivos en el sector.
Las vicuñas son una especie protegida, por ese motivo, explicó Vargas, la eutanasia o la comercialización no son opciones para controlar la sobrepoblación.
La presencia de las 8.000 vicuñas no solo genera problemas a los agricultores de la zona, sino incluso problemas para los propios animales, pues estos descienden de las montañas y cruzan por las carreteras, lo que ha ocasionado que, en varias ocasiones, los conductores atropellen a estos animales.
Solo en el 2022, hubo diez choques con vicuñas. En el 2023, ya se han registrado dos casos, según contó Vargas al medio local, quien además ha explicado que los accidentes no son por la irresponsabilidad de los conductores.
De acuerdo con la colección biológica del Zoológico Botánico Jerez, las vicuñas son animales de cuello muy largo y de cabeza pequeña. Sus orejas y ojos son prominentes. Su pelaje es finísimo: tienen largos y sedosos mechones de color blanco que cuelgan del pecho y para protegerles del frío.
Estos son animales que se alimentan casi exclusivamente de pasto y que prefieren las zonas ricas en agua. Raramente comen pastos duros, aunque sí consumen líquenes.
La vicuña habita por debajo de los nevados de la Cordillera de los Andes a una altura aproximada de 3.600 metros sobre el nivel del mar. Estos animales viven en rebaños que son dominados por un macho guía y están compuestos de hasta 15 hembras. Cada manada habita un territorio de unas 40 hectáreas defendidas por el macho. Según explica el Zoológico Botánico Jerez, los machos jóvenes se unen en grupos de 20 a 50 individuos, esperando la oportunidad de convertirse en el macho líder.
A inicios de la década de los setenta, las estimaciones indicaban que la población de vicuñas en Sudamérica se había reducido hasta en un 96%. A partir de entonces se tomaron medidas proteccionistas y proyectos de cría en cautividad –como la Reserva de Producción de Fauna Chimborazo de Ecuador– que han ayudado a que la vicuña pueda superar la barrera de la extinción.
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