Los bosques tropicales talados se cuentan como importantes sumideros de carbono en los presupuestos globales debido a la biomasa leñosa que recuperan cuando vuelven a crecer después de la deforestación, pero esta suposición, según descubrieron ahora los científicos británicos, ignora las pérdidas simultáneas de carbono del ecosistema.
Se pensaba que los bosques tropicales que se están recuperando de la tala de árboles eran absorbentes de carbono, ya que los nuevos árboles crecen rápidamente. Pero un nuevo estudio, dirigido por investigadores del Imperial College London, revierte esta idea por completo y muestra que el carbono liberado por el suelo y la madera en descomposición supera al carbono absorbido por el nuevo crecimiento.
Los investigadores dicen que el resultado destaca la necesidad de prácticas de tala que minimicen los daños colaterales para mejorar la sostenibilidad de la industria. El estudio, que monitoreó el carbono en los bosques de Borneo, Malasia, como parte del Proyecto de Estabilidad de Ecosistemas Forestales Alterados (SAFE), se publicó en Proceedings of the National Academy of Sciences.
La primera autora Maria Mills, quien comenzó el trabajo en Imperial y lo completó en la Universidad de Leicester, afirmó al respecto: “Nuestros resultados muestran que para el bosque tropical que estudiamos, las áreas taladas son una fuente de carbono incluso una década después de que se haya producido la tala. Esto significa que debemos reevaluar su papel en los presupuestos globales de carbono: ya no podemos aplicar la suposición general de que son sumideros de esa sustancia”.
Efectos colaterales
El investigador principal Terhi Riutta, ahora perteneciente a la Universidad de Exeter, confirmó que: “gran parte del carbono liberado en los bosques en recuperación proviene de daños colaterales: árboles que han muerto como resultado del daño durante las operaciones de tala que se pudren en el suelo.
Los bosques talados aún tienen valor, sabemos que tienen una biodiversidad única, por lo que asegurarse de que no liberen carbono adicional a través de mejores prácticas de tala impulsará su sostenibilidad”.
Muchos estudios previos de bosques en recuperación se han centrado en medir el crecimiento de los árboles para estimar la cantidad de carbono extraído de la atmósfera. El nuevo estudio también midió cuánto carbono provenía del suelo (de la tierra y de la madera muerta) para calcular el balance de carbono de los flujos entrantes y salientes para bosques talados y no talados (aquellos considerados añosos).
Las parcelas forestales taladas en el estudio habían experimentado cortes en diferentes etapas durante las décadas anteriores. Las mediciones se tomaron entre 2011 y 2017. Para medir el carbono liberado del suelo, los investigadores utilizaron un monitor portátil de dióxido de carbono para probar parches de suelo y trozos de madera muerta en varias parcelas mensualmente durante varios años. El equipo también había instalado una torre de 52 metros de altura sobre el dosel del bosque para medir continuamente el flujo de carbono dentro y fuera del bosque para ver si era una fuente neta o un sumidero de carbono.
Emanando por una década
Los especialistas descubrieron que las áreas boscosas no taladas son generalmente neutras en carbono, pero que las áreas forestales tropicales taladas de forma moderada o intensa, en cambio, son una fuente.
Estiman una fuente de carbono promedio de 1,75 +/- 0,94 toneladas de carbono por hectárea dentro de parcelas moderadamente explotadas y 5,23 +/- 1,23 toneladas de carbono por hectárea en parcelas gravemente degradadas, con emisiones que continúan a estas tasas durante al menos una década después de la tala.
El coautor Rob Ewers del Departamento de Ciencias de la Vida de Imperial, agregó que: “las mediciones de la torre nos muestran si el área del bosque es una fuente o un sumidero de carbono, y el monitoreo del suelo nos dice por qué. A partir de estas mediciones, sabemos que los bosques talados siguen siendo una fuente de carbono hasta una década después de haber sido talados, y que esto proviene principalmente de la materia orgánica del suelo o de la madera en descomposición”.
El equipo de trabajo ha sugerido en su documento que el monitoreo del carbono debe realizarse en otros bosques en diferentes regiones para construir una imagen más precisa de cómo los bosques talados contribuyen a los presupuestos globales de carbono.
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