Desde noviembre de 2022, ya ocurrieron 8 episodios de ola de calor en diferentes zonas de la Argentina. Una cifra que duplica la frecuencia de olas de calor que se venían produciendo en los años más calurosos de la última década, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
En diciembre pasado, también se había dado una ola de calor en el país que se atribuyó al cambio climático, provocado por las actividades humanas que generan emisiones de gases contaminantes, según determinó un estudio internacional.
Cada ola de calor es un período excesivamente cálido en el cual las temperaturas máximas y mínimas superan, por lo menos durante 3 días consecutivos y en forma simultánea, ciertos valores que dependen de cada localidad.
“Estudios anteriores a los recientes episodios han encontrado una tendencia hacia el aumento de la frecuencia de las olas de calor en la Argentina, que está asociada al problema del cambio climático global”, explicó a Infobae la científica Inés Camilloni, investigadora independiente en el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera, que depende de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires y del Conicet.
“También se ha registrado que las olas de calor son más severas y tienen una mayor extensión espacial”, agregó la especialista.
Se deberá esperar los resultados de un próximo estudio para determinar si la ola de calor actual que afecta al país también se debe al cambio climático.
Con respecto a la ola de calor que hubo en el norte del país a principios de diciembre, investigadores que forman parte de la red World Weather Attribution (WWA), que incluye al científico argentino Juan Rivera, descubrieron que se produjo por el cambio climático. El calentamiento global hizo que la ola de calor récord en el norte de Argentina a principios de diciembre fuera aproximadamente 60 veces más probable.
La WWA es una colaboración internacional que analiza y comunica la posible influencia del cambio climático en eventos climáticos extremos, como tormentas, lluvias extremas, olas de calor, olas de frío y sequías.
Ese análisis de atribución, como se los conoce a ese tipo de estudios, se centró en la temperatura máxima diaria para el período más caluroso de una semana, del 4 al 10 de diciembre de 2022.
Esa ola de calor registrada fue aproximadamente 60 veces más probable que ocurra por el cambio climático y 1,4 ºC más caliente. Además, se determinó que ahora se puede esperar un evento similar aproximadamente una vez cada 20 años, con un 5 % de posibilidades de ocurrir cada año. Sin los efectos de las emisiones de gases de efecto invernadero por las actividades humanas, ese evento hubiera sido extremadamente inusual.
Nuevamente, en febrero la población de varias zonas de la Argentina está enfrentando olas de calor: los que residen en el oeste y centro de provincia de Buenos Aires, el norte de Entre Ríos, sur de Corrientes, Mendoza, San Luis y La Pampa.
En ciudad de Buenos Aires, el domingo 12 de febrero se registró la temperatura más alta en febrero desde 1961: a las 16 horas alcanzó los 38,1°. “También tuvimos la noche más cálida de los últimos 60 años”, expresó el Servicio Meteorológico en su cuenta en Twitter. Rosario también tuvo su jornada más cálida desde 1961.
Sin embargo, a pesar del récord en cuanto su temperatura máxima, no se puede afirmar que la ciudad de Buenos Aires haya tenido una ola de calor en ese momento, según aclaró a Infobae la comunicadora meteorológica Cindy Fernández, del SMN.
“Para que se considere una ola de calor, hay que tener en cuenta que cada ciudad tiene sus propios umbrales -comentó Fernández- Durante el fin de semana pasado, no se cumplieron los criterios de la definición de ola de calor en la Ciudad de Buenos Aires. Porque no fueron 3 días consecutivos con temperaturas mínimas por encima de los 22° y temperaturas máximas de 32,2°”.
En cambio, la semana pasada la ciudad de Buenos Aires sí había vivido una ola de calor porque fueron 3 días consecutivos en los que se registraron temperaturas mínimas y máximas por encima de los umbrales.
En cuanto a las temperaturas altas que se registran en todo el país, la comunicadora del SMN explicó cuál es una de las principales causas. “Desde noviembre, predomina un centro de alta presión sobre el Océano Atlántico a la altura de provincia de Buenos Aires y Patagonia. Ese centro favorece que en el territorio argentino circulen los vientos cálidos provenientes del Norte y bloquea vientos fríos provenientes de frentes fríos”, señaló Fernández.
En cuanto a la posibilidad de que las temperaturas altas estén asociadas al cambio climático, Fernández aclaró: “Hay evidencia científica que demuestra que el cambio climático hace que las olas de calor sean más frecuentes y que abarquen más zonas y a más personas. Las olas tienden a producirse alcanzan valores más elevados en cuanto a temperatura”.
Es el verano más caliente en la Argentina desde la década de los años sesenta. Se trata también del trimestre noviembre-diciembre y enero más caluroso. Pero aún no hay disponible un estudio que pueda confirmar la asociación entre las altas temperaturas con el fenómeno del cambio climático en Argentina.
“Desde noviembre pasado ya se vivieron 8 episodios de olas de calor en la Argentina. Es un fenómeno sumamente extremo. Antes en los años más calurosos de la última década, había 4 olas de calor en promedio. Si vemos la situación general, es posible que el cambio climático tenga que ver. Pero no se puede afirmar hasta que se haga un estudio de atribución”, reconoció Fernández.
La situación de calor extremo también está relacionada con el problema de sequía que sufre gran parte de la Argentina. Hubo escasez de precipitaciones y aumentó la cantidad de incendios de vegetación. Eso ha provocado que el humo de los incendios llegue a las ciudades.
“Se recomienda a la población seguir las medidas de cuidado en tanto puede estar expuesta al humo de incendios y a los efectos de las altas temperaturas”, aconsejó Fernández.
Las olas de calor puede tener un impacto en la salud de leve a alto especialmente en grupos de riesgo (niños y niñas, adultos mayores de 65 años con enfermedades crónicas como cardiovasculares, respiratorias, diabetes y obesidad). Los efectos van desde deshidratación, golpes de calor o complicaciones hasta un aumento de la mortalidad.
El Ministerio de Salud de la Nación recomendó especial cuidado con personas mayores, bebés, niños y niñas, personas embarazadas y en lactancia, personas con alguna enfermedad crónica o con sobrepeso, personas expuestas al calor en su ambiente laboral, quienes viven en situación de calle, y aquellas personas que consideren que pueden estar más expuestos por el impacto de la ola de calor.
Las recomendaciones para evitar un golpe de calor cuando las personas se encuentran en la casa, el trabajo o en lugares cerrados son: hidratarse, tomar agua con mayor frecuencia (aun cuando no se sienta sed), y procurar siempre consumir agua segura, evitar bebidas con cafeína o con azúcar en exceso, muy frías o muy calientes.
También es recomendable incorporar frutas y verduras a la alimentación y evitar las comidas abundantes y así como realizar actividad física intensa.
Para el cuidado de la salud en la vía pública se sugiere evitar la exposición directa al sol en los horarios de mayor temperatura (de 10 a 16 horas), en especial bebés, niñas pequeñas y niños pequeños. Además, es importante utilizar protección solar, mantenerse hidratado y consumir agua segura con mayor frecuencia (aun cuando no se sienta sed).
Se recomienda prestar atención a signos como: sed intensa y sequedad en la boca, temperatura corporal mayor a 39º C, sudoración excesiva, sensación de sofocación, piel seca, agotamiento, mareos o desmayo, dolores de estómago, falta de apetito, náuseas o vómitos, dolores de cabeza, entre otros.
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