Ser un ajedrecista de ciudad puede tener algunas desventajas ajenas a la táctica y estrategia del juego. Aunque los jugadores siempre están pensando en algunos movimientos por delante, ahora para mejorar su atención también deben contemplar a un oponente diferente: la calidad del aire.
Según un nuevo estudio realizado por investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT) de EEUU, los ajedrecistas cometen más errores cuando se exponen a la contaminación del aire.
La investigación encontró que el aire más limpio conduce a un pensamiento más claro y a un juego más agudo.
“Descubrimos que cuando las personas están expuestas a niveles más altos de contaminación del aire, cometen más errores y más grandes”, indicó el coautor del estudio Juan Palacios, economista del Laboratorio de Urbanización Sostenible del MIT. El documento se publicó en la revista Management Science.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la contaminación del aire es responsable de más de cuatro millones de muertes prematuras cada año. Uno de los contaminantes del aire es el material particulado fino (PM). Se trata de partículas diminutas de 2,5 micras o menos de diámetro, emitidas al aire por la combustión de materiales como la de automóviles, centrales eléctricas de carbón, incendios forestales y escapes al aire libre de cocinas en interiores de los domicilios, entre otros, y que penetran inexorablemente en los espacios cerrados.
La exposición excesiva al aire contaminado tiene una conexión con el desarrollo de cáncer y problemas cardíacos, según han confirmado numerosos estudios en el pasado. En este último documento, los especialistas del MIT agregaron a la lista un mal juego de ajedrez.
El equipo de investigación llegó a sus conclusiones después de estudiar los partidos de 121 ajedrecistas en tres torneos de siete rondas celebrados en Alemania entre 2017 y 2019. En total, los competidores realizaron más de 30.000 movimientos de ajedrez.
Además de la estrategia de cada jugador, los autores midieron sensores conectados a la web ubicados en todo el espacio donde se desarrolló el torneo. Estos sensores midieron los cambios en la calidad del aire durante cada torneo de ocho semanas, incluidos los niveles de dióxido de carbono, las concentraciones de PM2.5 y la temperatura.
Las concentraciones de PM2.5 oscilaron entre 14 y 70 microgramos por metro cúbico de aire, similar a la cantidad de contaminación del aire que se encontraría en ciudades como Chicago. El equipo de científicos usó programas de software para analizar los movimientos de los jugadores y señalar cualquier error significativo en su juego. También tomaron en consideración cualquier otra explicación para el bajo desempeño, como una sala ruidosa y qué tan bien jugaba su oponente, por ejemplo.
Si bien el dióxido de carbono y los cambios de temperatura no afectaron los partidos, era más probable que las personas hicieran movimientos subóptimos cuando había mayores cantidades de contaminantes en el aire. Los jugadores de ajedrez mostraron un 2,1% más de posibilidades de cometer un error y las posibilidades de que se trate de un error que cambie el juego de modo determinante aumentaron un 10,8%.
Los autores del estudio sugieren que la contaminación del aire afecta la cognición de una persona, incluida su capacidad para juzgar y planificar movimientos con precisión.”Es pura exposición aleatoria a la contaminación del aire lo que impulsa el desempeño de estas personas. Contra oponentes comparables en la misma ronda del torneo, estar expuesto a diferentes niveles de calidad del aire marca la diferencia en la calidad del movimiento y de la decisión” explicó Palacios.
Cuando la contaminación del aire era alta, los jugadores de ajedrez se desempeñaban aún peor cuando tenían limitaciones de tiempo. Los partidos de ajedrez del torneo requerían que los jugadores hicieran 40 movimientos en 110 minutos. Alrededor del paso 31 al 40, el equipo descubrió que los aumentos de 10 microgramos por metro cúbico en la contaminación del aire aumentaban las posibilidades de error en un 3,2%.
“Nos parece interesante que esos errores ocurran especialmente en la fase del juego en la que los jugadores se enfrentan a la presión del tiempo. Cuando estos jugadores no tienen la capacidad de compensar un rendimiento cognitivo más bajo con mayor deliberación, es donde observamos los mayores impactos” indicó Palacios.
Incluso los grandes maestros de ajedrez no son inmunes a los efectos de la contaminación del aire. Un ejercicio de replicación que examinó 20 años de partidas en la liga alemana de ajedrez descubrió que incluso los ajedrecistas más fuertes del mundo hacen movimientos más mediocres cuando la calidad del aire es baja. Los hallazgos del estudio sugieren que no es necesario vivir al lado de una planta de energía para experimentar las consecuencias de la polución.
Si bien la investigación se centró en los jugadores de ajedrez, también es aplicable a los trabajadores de oficina que pueden tener problemas para concentrarse debido a la baja calidad del aire interior.
“Cada vez hay más documentos que muestran que hay un costo con la contaminación del aire, y hay uno cada vez para más personas. Y este es solo un ejemplo que muestra que incluso para estos excelentes jugadores de ajedrez, que creen que pueden vencerlo todo, parece que con la contaminación tienen un enemigo difícil de doblegar” concluyó el investigador.
Seguir leyendo: