El cambio climático obliga a las personas a comprender y a promover medidas o dinámicas para prevenir las consecuencias. No obstante, puede que algunas soluciones importantes estén en la naturaleza, sin necesidad de que intervengan los seres humanos. Recientemente, un grupo de científicos de la Universidad de York, en el Reino Unido, hizo un trabajo sobre la capacidad de “autolimpieza” de la atmósfera.
A través de una serie de observaciones aéreas y terrestres, los expertos pudieron confirmar la presencia generalizada de ácido nitroso (HONO) en la troposfera remota del océano Atlántico. En esta área, según indicaron, se manifiesta el fenómeno de la renoxificación, que produce la fotólisis (descomposición de una sustancia por acción de la luz u otra radiación electromagnética, de acuerdo la RAE) del nitrato en aerosol, devolviéndole óxidos de nitrógeno (NOx) y HONO al ambiente marítimo.
Los autores de este trabajo plantearon que esta dinámica podría aumentar la capacidad de la atmósfera para “autolimpiarse” a escala global. ¿Por qué? Entre otras cosas, porque históricamente el nitrato en aerosol ha sido considerado como una reserva permanente de NOx, “eliminando un contaminante gaseoso que es fundamental para la calidad del aire y que influye en la capacidad global de autolimpieza atmosférica”, señalaron en el estudio, que fue publicado en la revista Science Advances. “La liberación activa de HONO del aerosol tiene implicaciones importantes para los oxidantes atmosféricos como el radical hidroxilo (OH) y el ozono (O3)”, añadieron.
La profesora Lucy Carpenter, una de las autoras de este estudio, analizó: “Es importante destacar que las observaciones mostraron que la eficiencia de la renoxificación aumentó con la humedad relativa y disminuyó con la concentración de nitrato. Esta observación reconcilió las discrepancias muy grandes en las tasas de renoxificación encontradas en múltiples estudios de laboratorio y de campo”.
En segundo término, Carpenter indicó: “También fue consistente con la renoxificación que ocurre en la superficie de los aerosoles, en lugar de dentro de su volumen, un hallazgo nuevo y emocionante con implicaciones sobre cómo se controla y parametriza este proceso fundamental en los modelos”.
El trabajo de Carpenter y su equipo fue posible con el apoyo profesional del Consejo de Investigación Ambiental Natural (NERC) y de los científicos de los Laboratorios de Química Atmosférica Wolfson (WACL), que dirigieron extensas observaciones aéreas y terrestres en Cabo Verde y sus alrededores entre agosto de 2019 y febrero de 2020.
Según postularon los expertos, “los aerosoles de nitrato se han vuelto cada vez más importantes en la atmósfera debido a un aumento en las emisiones de precursores de amoníaco y una disminución de los aerosoles de sulfato de amonio. Por lo tanto, el reciclaje de ácido nítrico a óxidos de nitrógeno en aerosoles de nitrato podría tener implicaciones importantes, cada vez mayores y aún no exploradas para las tendencias y distribuciones de los oxidantes atmosféricos”.
En ese tono, los investigadores sumaron: “El hecho de que la producción de HONO se produzca en asociación con una amplia gama de tipos de aerosoles muestra que la renoxificación no se limita únicamente a los aerosoles de sal marina, aunque está fuertemente restringida en condiciones secas (como las de la troposfera libre), donde los aerosoles no se disuelven”.
El mar y el calentamiento global
Los océanos constituyen más del 70% del territorio del planeta y son indispensables para la vida. Su degradación podría desestabilizar la dinámica de la tierra con los recursos naturales. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los mares producen alrededor del 50% del oxígeno que respiramos y albergan la biodiversidad. A su vez, son la principal fuente de proteína para más de mil millones de personas en el mundo y absorben casi el 30% del dióxido de carbono producido por los humanos, lo que ayuda a mitigar el calentamiento global.
En ese marco, no es la primera vez que un trabajo científico posa el interés en las regiones marítimas a la hora de analizar el cambio climático y sus pormenores. Por caso, recientemente, un estudio científico a cargo de expertos de la Universidad Simon Fraser, en Canadá, postuló que dos tercios de los tiburones y las rayas de corales están en peligro de extinción. Los principales motivos son, de acuerdo a los investigadores, la contaminación del mar y el cambio climático.
Los arrecifes de coral se encuentran entre los ecosistemas más diversos del planeta. Estos rincones de los océanos albergan a decenas de especies acuáticas, que se alimentan y proliferan allí. No obstante, esta dinámica parece estar en riesgo. En el trabajo, que fue publicado en la revista Nature Communications, se evaluaron 134 especies de tiburones y rayas que habitan en los arrecifes.
Posteriormente, se cotejaron los resultados con los parámetros de vulnerabilidad de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Samantha Sherman, una de las autoras, detalló: “Estas especies, desde los depredadores del ápice hasta los filtradores, juegan un papel importante en estos delicados ecosistemas, que no pueden ser llenados por otros ejemplares. Se necesita un esfuerzo global para mejorar la implementación de soluciones, ya que las regulaciones en sí mismas no impiden que estas especies mueran”.
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