El Reino Unido aprobó este miércoles su primera mina de carbón a gran profundidad en décadas para producir el combustible altamente contaminante destinado a la siderurgia, una decisión que suscitó críticas de los opositores, que afirman que obstaculizará el cumplimiento de los objetivos climáticos.
La mina Woodhouse Colliery, que explotará West Cumbria Mining en el noroeste de Inglaterra, pretende extraer carbón de coque, que se usa en la industria siderúrgica y no para generar electricidad. Se espera que cree unos 500 puestos de trabajo.
El proyecto, presentado en 2014, ha sido objeto de críticas por parte del propio panel asesor independiente sobre el clima del Gobierno británico, así como de partidos de la oposición, activistas climáticos y organizaciones, entre ellas Greta Thunberg y Greenpeace.
“Este carbón se utilizará para la producción de acero y, de otro modo, sería necesario importarlo. No se utilizará para generar electricidad”, dijo un portavoz del Departamento de Nivelación, Vivienda y Comunidades después de que el ministro Michael Gove concedió el permiso.
“La mina pretende ser cero neto en sus operaciones y se espera que contribuya al empleo local y a la economía en general”.
Se prevé que la mayor parte del carbón producido se exporte a Europa. Los documentos de planificación muestran que más del 80% del carbón que la mina producirá anualmente se enviará, al cabo de cinco años, a una terminal de exportación en la costa este de Inglaterra.
Las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la combustión del carbón -como en las acerías y las centrales eléctricas- son el principal factor del cambio climático, por lo que se considera vital que los países abandonen el carbón para alcanzar los objetivos climáticos mundiales.
Gran Bretaña, cuna de la revolución industrial, llegó a emplear a 1,2 millones de personas en casi 3.000 minas de carbón. Su última mina a gran profundidad cerró en 2015.
(Con información de Reuters)
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