En las últimas dos décadas, la pérdida de hielo de la capa de hielo de Groenlandia ha aumentado debido a un mayor derretimiento de la superficie y descarga de hielo al océano. Ahora, una nueva investigación confirmó que la capa de hielo se está derritiendo mucho más rápido de lo que se pensaba.
Los investigadores señalaron que la tendencia podría incrementar hasta seis veces más al aumento global del nivel del mar de lo que predicen los modelos climáticos actuales para fines de siglo. El estudio, publicado en la revista Nature, se basó en un análisis de la corriente de hielo del noreste de Groenlandia que se extiende casi 600 mil kilómetros hacia el interior de la masa terrestre.
Las nuevas estimaciones indicaron que podría agregar un centímetro más de agua al nivel del mar para el año 2100, lo que equivale a la contribución total de la capa de hielo de Groenlandia durante los últimos 50 años. El equipo internacional combinó imágenes satelitales y modelos numéricos con datos de GPS recopilados durante la última década para llegar a estos hallazgos.
En 2012, la intrusión de corrientes oceánicas cálidas provocó el colapso de la extensión flotante del glaciar Zachariae Isstrom. Debido a este acontecimiento, se aceleró el flujo de hielo y provocó una ola de adelgazamiento rápido del hielo que se ha extendido río arriba.
Los investigadores encontraron que este adelgazamiento se extiende tierra adentro desde la costa de Groenlandia hasta 200.000 a 300.000 km. Otros glaciares de Groenlandia pueden estar sufriendo el mismo destino.
“Muchos glaciares se han estado adelgazando cerca del margen en las últimas décadas. Los datos del GPS nos ayudaron a detectar qué tan tierra adentro se propagan estos cambios que ocurren cerca de la costa. Si esto es correcto, la contribución de la dinámica del hielo a la pérdida de masa total en Groenlandia será mayor de lo que sugieren los modelos actuales”, indicó el coautor del estudio Mathieu Morlighem, profesor de Ciencias de la Tierra en Dartmouth College, Estados Unidos.
Efecto imprevisto
El estudio observó que de 2011 a 2021 la corriente de hielo del noreste de Groenlandia (NEGIS) se redujo hasta 3 metros. Esto continuará a un ritmo acelerado a lo largo de este siglo.
”Cada año, los glaciares que hemos estudiado se han retirado tierra adentro, y predecimos que esto continuará durante las próximas décadas y siglos. Bajo el forzamiento climático actual, es difícil concebir cómo podría detenerse este retroceso”, advirtió el primer autor del documento, Shfaqat Abbas Khan, de la Universidad Técnica de Dinamarca.
Aunque el invierno de 2021 y el verano de 2022 fueron particularmente fríos, los glaciares NEGIS han seguido retrocediendo. El noreste de Groenlandia es un desierto ártico donde la precipitación es de menos de 25 milímetros al año en algunos lugares. Esto significa que la capa de hielo no se está regenerando lo suficiente como para compensar su derretimiento.
Sin embargo, estimar cuánto hielo se derrite y qué tan lejos en la capa de hielo ocurre el proceso no es fácil. El interior se mueve menos de un metro por año.
“Los modelos se ajustan principalmente a las observaciones en el frente de la capa de hielo, que es de fácil acceso y donde, visiblemente, están sucediendo muchas cosas. Nuestros datos nos muestran que lo que vemos que sucede en el frente llega hasta el corazón de la capa de hielo”, aportó Khan.
A medida que se incluyen observaciones más precisas en los modelos, es probable que las estimaciones del aumento global del nivel del mar, como los 20 a 76 centímetros para 2100, proyectadas por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU, deban corregirse hacia arriba.
“Prevemos cambios profundos en los niveles globales del mar, más de lo que actualmente proyectan los modelos existentes. Los datos recopilados en el vasto interior de las capas de hielo, como los descritos en nuestra investigación, nos ayudan a representar mejor los procesos físicos incluidos en los modelos numéricos y, a su vez, brindan proyecciones más realistas del aumento global del nivel del mar”, concluyó el coautor del estudio Eric Rignot, profesor de ciencias del sistema terrestre en la Universidad de California.
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