En Galápagos, un proyecto experimental busca probar varios métodos para impulsar la reproducción y crecimiento de corales. Este intento para contribuir a la restauración de uno de los ecosistemas marinos está liderado por la Dirección del Parque Nacional Galápagos y por el Ministerio de Ambiente de Ecuador y es financiado por la ONG Galápagos Conservancy.
El vivero, que está instalado en la isla Santa Cruz, la segunda más grande del archipiélago, se implementó en el 2020 y desde entonces los guardaparques junto con algunos voluntarios han experimentado con distintas técnicas para reproducir varias especies de corales. Según comunicó el Ministerio de Ambiente, los investigadores usaron ladrillos, galletas (discos) de cemento, camas bajas, camas altas y un sistema de cordeles para determinar el método de crecimiento de corales más eficiente.
Estas metodologías han arrojado sus primeros resultados pues se pudieron sembrar 14 fragmentos restaurados de corales en Punta Estrada, conocida como la Playa de los Alemanes, en Galápagos. Los corales permanecieron por un año en el vivero de Santa Cruz, donde los técnicos y voluntarios de la Dirección del Parque Nacional Galápagos monitorearon su crecimiento. La guardaparque, Jenifer Suárez, que lidera el proyecto explicó que “la zona del vivero ha presentado cambios favorables con la presencia de los corales, como la aparición de nuevos peces e invertebrados colonizando el área”.
Según informó el Ministerio de Ambiente de Ecuador, en el vivero se están incrementando el número de fragmentos de corales por especies en el vivero. La finalidad es que, cuando tengan el tamaño adecuado, se los pueda trasplantar en un sitio de recuperación. Para lograrlo, en el vivero de Santa Cruz se ha instalado un sistema “para medir parámetros físicos como la salinidad, pH, oxígeno disuelto y temperatura, los cuales son indispensables para entender la salud de los corales”, de acuerdo con la cartera de Estado.
El director del Parque Nacional Galápagos, Danny Rueda, explicó que este proyecto “regenerará zonas de gran valor ecológico en la Reserva Marina de Galápagos para beneficio de los ecosistemas y los sectores productivos locales, considerando que en el archipiélago los eventos climáticos de El Niño han llevado a los corales casi al borde de la extinción”, según recogió Efe.
Los ecosistemas de arrecifes son importantes dentro de los océanos pues protegen las costas. Los arrecifes funcionan como amortiguadores de olas y tormentas. Los corales son animales que se relacionan con los hidrozoos, las algas, las medusas y las anémonas de mar. Pero, al igual que otras especies, el incremento de la temperatura de los mares amenaza su supervivencia.
De acuerdo con el portal especializado en medioambiente Mongabay, “si los eventos de calentamiento oceánico son extremos, persisten por un largo tiempo u ocurren frecuentemente, entonces los corales mueren, y a veces eso resulta en la devastación de grandes extensiones de arrecife”. Las aguas calientes de la corriente de El Niño afecta a los corales de las Galápagos.
Un estudio científico advierte de los efectos adversos que podrían provocar los cambios en las corrientes marinas de El Niño y La Niña sobre las especies marinas y terrestres de las islas. El estudio señala que el cambio climático disminuirá la productividad primaria de los ecosistemas marinos, reducirá la disponibilidad de alimentos en los ecosistemas terrestres, y favorecerá a las especies invasoras de rápida adaptación.
Las Islas Galápagos son uno de los ecosistemas marinos más productivos del mundo. Producto de la convergencia de cuatro corrientes oceánicas, la ubicación aislada de estas islas y su origen volcánico existe en ella una variedad de ecosistemas que albergan una biodiversidad única en el mundo. De acuerdo con los investigadores muchas de las especies endémicas –que solo habitan en las islas– son particularmente vulnerables a las alteraciones en su entorno, la razón se encuentra en que la mayoría de esas especies “no pueden migrar o adaptarse en respuesta a las condiciones climáticas cambiantes”.
Varios estudios científicos han advertido también sobre las consecuencias de la pesca de peces de arrecife sobre las poblaciones de corales. De acuerdo con esos estudios, extensas áreas de arrecifes han sido eliminadas por las actividades humanas.
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