Las autoridades estiman que el desastre ecológico en el río Óder, cuyo origen aún se investiga en Polonia, ha provocado en este país y en la vecina Alemania la muerte de más de un centenar de toneladas de peces.
Los Bomberos polacos estiman que casi cien toneladas han sido extraídas del Óder y de otro río cercano, mientras que la ministra de Medio Ambiente de Alemania, Steffi Lemke, ha confirmado este miércoles otras 36 toneladas de peces muertos en el lado alemán.
El Gobierno polaco apunta a un vertido como posible origen de la contaminación, si bien ofrece una recompensa de un millón de eslotis (unos 214.000 euros) a cambio de información que ayude a esclarecer la causa del que, según organizaciones ecologistas, es el mayor desastre medioambiental que sufre el país en años.
La Fiscalía polaca ha interrogado a más de 200 testigos y ha visitado 12 enclaves distintos para tratar de avanzar en las pesquisas, según el vicefiscal general, Krzysztof Sierak. También se ha pedido la ayuda en los últimos días de laboratorios extranjeros.
El Óder nace en la República Checa y fluye en la frontera entre Polonia y Alemania hasta desembocar en el mar Báltico.Tenía en los últimos años la reputación de ser un río limpio, donde vivían cerca de 40 especies de peces.
El origen de la contaminación
Las circunstancias que han provocado la muerte masiva de peces siguen sin haberse aclarado, a pesar de los análisis de las aguas que están desarrollándose por expertos de ambos países.
Inicialmente se habló de vertidos tóxicos, incluido mercurio, procedentes de alguna planta industrial en territorio polaco, pero no hay análisis concluyentes.
Se han identificado altos índices de salinización en las aguas, lo que en la situación de sequía actual que sufre ese río podría haber precipitado la muerte masiva de peces.
Por parte alemana se ha reprochado a Polonia que, pese a haberse detectado el problema hace semanas, en el discurrir del río por ese país, hasta el pasado jueves no se notificó.
Las autoridades del “Land” de Mecklenburgo Antepomerania, en el norte de Alemania, han identificado ya los primeros efectos de la contaminación en la desembocadura del río y advertido a la población.
Centenares de voluntarios trabajan en distintos puntos en la recogida de cadáveres de los peces, para evitar la propagación del presunto envenenamiento a las aves u otros animales.
El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, admitió los fallos en la detección de esa catástrofe ecológica y garantizó que se hará “todo lo posible” para minimizar los daños y paliar las pérdidas, así como para identificar a sus responsables.
Los primeros en dar la voz de alarma fueron los pescadores y vecinos de la zona polaca, el 28 de julio, hace menos de un mes.
(Con información de Europa Press, AP, EFE y AFP)
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