Los efectos de la crisis ambiental, como incendios más devastadores, olas de colar, sequía y mala calidad del aire, están alimentando una “ansiedad climática” entre los jóvenes. Así lo indicó un informe de las autoridades sanitarias de Oregon que fueron publicados en un reporte que destaca los sentimientos de angustia, ira y frustración entre los jóvenes ante la inacción percibida de los adultos y gobiernos.
En una conferencia de prensa organizada por la Autoridad de Salud de Oregon (OHA, por sus siglas en inglés), EEUU, tres jóvenes hablaron sobre cómo el cambio climático ha afectado a su salud mental. Mira Saturen, una estudiante de secundaria, expresó el terror que sintió cuando el incendio de Almeda arrasó una zona próxima a su localidad natal, Ashland, en el suroeste de Oregon en septiembre de 2020. Las llamas destruyeron más de 2.500 viviendas.
“Fueron un par de días horribles y estresantes a medida que se iban conociendo detalles del incendio”, afirmó Saturen, del 16 años. Sus temores se vieron agravados porque el hecho de que su padre trabaja en el departamento de bomberos. “Estuvo luchando contra el fuego durante más de 36 horas, lo que me dio mucho miedo”.
En marzo de 2020, la gobernadora, Kate Brown, encargó a la OHA que estudiase los efectos del cambio climático en la salud mental de los jóvenes. En su reporte, la agencia señala que su investigación fue “diseñada para centrarse en las voces de los jóvenes, especialmente de la juventud tribal y de color en Oregon”.
El informe destaca que las comunidades marginadas tienen una mayor tendencia a sufrir los efectos adversos del cambio climático sobre la salud, y destaca que “la investigación emergente muestra cargas desproporcionadamente similares en términos de salud mental”.
Te Maia Wiki, otra estudiante de secundaria de Ashland, hizo hincapié sobre esto. “Para mí, es importante mencionar que soy indígena”, afirmó. La madre de esta joven de 16 años es yurok, una comunidad indígena del norte de California, junto a la costa del Pacífico y el río Klamath.
“En la generación de mi madre, cuando estaba creciendo, iba a las ceremonias tradicionales y comía salmón ahumado que se pescaba de forma tradicional por nuestro pueblo en nuestro río, en el que hemos pescado desde tiempos inmemoriales”, apuntó Wiki. “En mi vida, pocas veces he comido ese pescado, he visto ese salmón ahumado en nuestras ceremonias. Esta es una encarnación espiritual, emocional y física de cómo me estresa esto y cómo me impacta”.
La OHA se asoció con el Laboratorio de Prevención del Suicidio de la Universidad de Oregon para revisar la literatura, realizar grupos de discusión con jóvenes y entrevistar a profesionales de los sectores de la atención médica pública, la salud mental y la educación. Las entrevistas se efectuaron poco después de una ola de calor extremo que afectó a partes del estado en el verano de 2021.
Aunque se centra en Oregon, el reporte subraya una preocupación más amplia por la salud mental de los jóvenes en Estados Unidos ante el aumento de las tasas de depresión y suicidio nacionales.
El cambio climático y la pandemia del coronavirus han exacerbado una crisis de salud mental ya alarmante entre los más jóvenes. El número de estudiantes de secundaria que reportan sentimientos persistentes de tristeza o desesperanza se incrementó en un 40% entre 2009 y 2019, de acuerdo con un aviso de cirujano general de diciembre. Citando encuestas nacionales, el mismo documento señaló que la tasa de suicidio entre los jóvenes de 10 a 24 años, aumentó en un 57% entre 2007 y 2018.
A pesar de la crisis, los participantes en el estudio expresaron además un sentimiento de resiliencia. “Una de las mayores y más agridulce conclusión de nuestros grupos de discusión es que no estamos solos en esto”, dijo Mecca Donovan, de 23 años, en la conferencia del martes, agregando que para los jóvenes con “todos estos pensamientos acumulados”, tener más oportunidades para hablar podría ayudar a su salud mental.
La autora principal del estudio, Julie Early Sifuentes, del Programa de Clima y Salud de la OHA, explicó que espera que su trabajo “genere conversaciones en familias, escuelas y en comunidades y que sirva de base para tomar decisiones en la elaboración de políticas”.
(con información de AP)
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