Investigadores uruguayos publicaron el primer registro de plásticos primarios en la Antártida. Los plásticos primarios, denominados como “pellets”, son utilizados por la industria para fabricar otros productos como botellas y envases.
La Antártida es un lugar que atrae a científicos e investigadores de todas partes del mundo y con distintos intereses. Aunque los efectos más directos de la contaminación ya vienen siendo detectados desde hace varios años, la publicación de este grupo de investigadores marca un antes y un después.
Fue en 2019 que Juan Pablo Lozoya y Franco Teixeira de Mello —del Centro Universitario Regional del Este (CURE) de la Universidad de la República— se encontraban muestreando plásticos en el marco de su proyecto AntarPlast y detectaron la presencia de plásticos primarios o pellets: el material a partir del cual se fabrican otros plásticos.
El hallazgo no era cualquiera, porque estaban encontrando pellets —algo utilizado por fábricas— en un lugar libre de industrias. Se trata de un tipo de microplásticos de hasta cinco milímetros, fabricado especialmente de ese tamaño para ser utilizado por la industria en la construcción de todo tipo de productos. Por otro lado están los plásticos secundarios, generados a partir de la fragmentación de otros más grandes.
Ante esta situación, diseñaron un muestreo sistemático en una playa y constataron que la presencia de estos plásticos era grande. Años después, en mayo de 2022, publicaron en una revista científica “Pellets varados en la Península Fildes (Isla Rey Jorge, Antártida): nueva evidencia de conectividad en el océano Austral”, artículo con el hallazgo y en el cual citan como coautores a Gissell Lacerot, Florencia Rossi, Germán Azcune y Andrés Pérez-Parada —integrantes del CURE de Rocha y de Maldonado— y a Javier Lienzi, del Centro de Investigación y Conservación Marina.
Con esta publicación, los científicos compartieron al mundo una noticia desalentadora, sin precedentes y que retrata la magnitud de la contaminación a nivel mundial. Estos plásticos primarios ya habían sido encontrados por dos grupos de científicos aunque en menor cantidad y flotando. En este caso el hallazgo estaba depositado en la costa y en grandes cantidades.
Desde 2016 buscaban pellets en las playas de la Antártida porque los habían encontrado en Punta del Este, pero no conseguían hallarlos. En enero de 2019, mientras hacían muestras de macroplásticos, detectaron un pellet y a partir de ahí cambió la planificación de su trabajo, con el diseño de un nuevo tipo de muestreo como nueva necesidad.
En la playa que escogieron para el muestreo, ubicada en el Valle de Klotz, encontraron 55 pellets y este tipo de microplástico se colocó como el tercero con mayor presencia en el lugar. Años atrás, la cantidad de pellets encontrada en Punta del Este fue de 44 ítems, dato útil que esgrime la gravedad del asunto.
Según explicaron los científicos, la presencia de plásticos primarios en los océanos se debe a las fábricas que los producen y se ubican cerca de ríos, como también producto de barcos que los transportan. Las propias bases ubicadas en la zona pueden ser el motivo por el cual se encuentran otros tipos de microplásticos, sin embargo la presencia de pellets agrega la posibilidad de “lo que puede traer el mar desde fuera de la Antártida”, dijo Lozoya a La Diaria.
Según explicó, otra discusión que se estaba dando era la de si la corriente circumpolar oficiaba de barrera infranqueable para el ingreso de plásticos a la Antártida. Con este descubrimiento se suma evidencia a que existen “ciertas aperturas” en la comunicación de las aguas oceánicas “a nivel superficial”.
Pero esto no se reduce a la simple presencia de pellets, sino que suma otros posibles problemas como la entrada de contaminantes a la Antártida a través de estos microplásticos.
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