Cada vez más los investigadores realizan estudios que demuestran la influencia de las especies exóticas invasoras de flora introducidas, voluntariamente o no, en algunos hábitats y que ahora impactan en la economía y equilibrio de esos ecosistemas.
En Galápagos, un santuario natural con el 20% de especies endémicas –es decir únicas en el mundo– la mora, un fruto silvestre que se confunde con la baya, es una de las plantas invasoras que amenaza el ecosistema de las islas.
La mora es una fruta que se confunde con la baya porque se cultiva igualmente en una zarza. Tiene un aspecto similar y características comunes, además de amplias propiedades nutricionales pero que podrían representar un problema para las áreas protegidas. Hay dos bayas de dos géneros de árboles frutales diferentes con sus características fenotípicas: el Morus y la Rubus.
Rubus, también conocido como mora, es un arbusto de la familia de las rosáceas, conocido por su fruto comestible. Rubus niveus, o mora exótica, es una planta originaria del sur de Asia. En la actualidad se ha naturalizado y convertido en una especie invasora en Hawái, las Islas Galápagos, la Isla La Reunión, Madagascar y la Isla Mauritus.
Las especies invasoras se desarrollan fuera de su área de distribución natural, en hábitats que no son los suyos, cambiando la riqueza y diversidad de los ecosistemas. Cuando son transportados e introducidos y logran establecerse y dispersarse en nuevas áreas, se les llama especies exóticas invasoras. Las especies invasoras son dañinas, lo que significa que producirán cambios importantes en la composición, estructura o proceso de los ecosistemas, poniendo en peligro la biodiversidad local.
En el campo ecológico, el principal impacto de la invasión biológica es la pérdida de biodiversidad. La introducción de especies exóticas cambiará la abundancia de especies e incluso hará que algunas especies locales se extingan, lo que conducirá a la homogeneización del paisaje.
Las moras se introdujeron como cultivo en la isla Santa Cruz a fines de la década de 1960. Pero tras ser llevada de isla en isla por comerciantes y viajeros, la especie ha invadido todo tipo de vegetación desde pastizales hasta bosques, formando densos matorrales de hasta cuatro metros de altura.
La mora no permite que otras plantas crezcan, evitando que algunas aves, como el pájaro brujo, catalogado en peligro de extinción, no puedan alimentarse. La mora también trae serios problemas económicos a los agricultores porque mata sus cultivos. Debido a la gran cantidad de semillas, es difícil de controlar mediante el deshierbe. En algunas áreas, obligó a los agricultores a abandonar sus tierras cultivadas. El plan actual es que los granjeros supervisen la liberación y reproducción de controles biológicos en sus tierras.
En las Islas Galápagos, erradicar las moras en una hectárea de tierra costaría entre 1.000 y 1.500 dólares, y llevaría una semana de trabajo. Los agricultores de la isla no tienen estos recursos, por lo que evitan contratar trabajadores temporales para hacer el trabajo. Por eso se buscó una solución simple: proporcionar desbrozadoras y evitar el uso de herbicidas. Hasta ahora, se han distribuido 65 juegos de herramientas a la misma cantidad de agricultores. De los 240 agricultores registrados por el Ministerio de Agricultura de San Cristóbal, 140 se han beneficiado de estos programas.
Pero Galápagos no es el único lugar del Ecuador afectado por la mora. En la Amazonía, las plantas de mora también han invadido los ecosistemas, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal Amazónica.
La investigación concluye que hay cinco plantas detectadas en algunas ciudades amazónicas que constan en la lista de las 100 peores especies invasoras del mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. El tulipán africano (Spathodea campanulata), la acacia forrajera (Leucaena leucocephala), la caña de castilla (Arundo donax), la supirrosa (L. camara) y el jacinto de agua (E. crassipes) son las especies que se han introducido para uso ornamental, pero a diferencia de la mora, aún no han colonizado grandes áreas.
Sin embargo, la Hedychium coronarium (flor de los muertos), Eichhornia crassipes y Rubus niveus son especies que han formados matorrales que alcanzan los dos metros de altura.
En el Ecuador, según un estudio de la Universidad Espíritu Santo y el Instituto Nacional de Biodiversidad hay 13% de especies invasoras en el continente. Sin embargo, en las Galápagos el 3% de las plantas son invasoras, como la mora.
SEGUIR LEYENDO: