Un aumento reciente en las muertes de delfines en el Mar Negro puede haber sido causado por la guerra en Ucrania, advirtió un grupo de científicos.
Según los investigadores, el aumento de la contaminación acústica en el norte del Mar Negro, causado por unos 20 barcos de la armada rusa y las actividades militares en curso, puede haber conducido a los cetáceos hacia el sur, hacia las costas turcas y búlgaras, donde quedan varados o atrapados en redes de pesca en cantidades inusualmente altas.
Desde el comienzo de la guerra, Turquía ha registrado un aumento en los varamientos del delfín común (Delphinus delphis) en la costa del Mar Negro. Más de 80 de los animales fueron encontrados muertos en el Mar Negro occidental del país, lo que la Fundación Turca de Investigación Marina (Tudav) describió como “un aumento extraordinario”.
Las investigaciones iniciales de Tudav revelaron que aproximadamente la mitad de estos delfines murieron después de enredarse en las redes de pesca. Sin embargo, el destino de la otra mitad sigue siendo una “pregunta sin respuesta”, ya que no se encontraron signos de enredos o heridas de bala en los cadáveres.
“El trauma acústico es una de las posibilidades que me vienen a la mente”, explicó el doctor Bayram Öztürk, presidente de Tudav a The Guardian.
“No tenemos pruebas de lo que el sonar de baja frecuencia puede causar en el Mar Negro porque nunca hemos visto tantos barcos y tanto ruido durante un tiempo tan prolongado, y la ciencia siempre exige pruebas”, precisó el científico.
Las armadas comúnmente confían en el sonar para detectar submarinos enemigos desde grandes distancias. Debido a que los mamíferos marinos también dependen del sonido para comunicarse y otras funciones, el ruido submarino puede tener efectos graves, incluso fatales, en los cetáceos.
Según el doctor Pavel Gol’din, investigador de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania, si bien el trauma acústico puede explicar los varamientos, el ruido submarino constante causado por las actividades militares podría explicar la mayor tasa de captura incidental.
Es posible que el ruido submarino permanente no mate directamente a los animales, pero aún podría perturbarlos y dañarlos gravemente, dijo, ya que los delfines y otras especies pueden dirigirse a un territorio desconocido para tratar de evitarlo. “Podría ser la causa de la migración masiva de poblaciones de peces y cetáceos hacia el sur”, dijo.
Dimitar Popov, director de proyecto de Green Balkans, una organización conservacionista búlgara, está de acuerdo con esta teoría. Ha detectado una tendencia similar en las aguas búlgaras, principalmente entre las marsopas comunes del Mar Negro.
Green Balkans lleva cuatro años monitorizando la captura incidental de cetáceos en la pesca del rodaballo. A lo largo de este período, la captura incidental fue más baja durante los meses de primavera y alcanzó su punto máximo en el verano. Según Popov esta primavera ha sido la excepción, pues 50 cetáceos se enredaron en 72 kilómetros de redes, un número cercano a la cifra máxima del verano de 2019.
Los científicos dicen que sus investigaciones se ven obstaculizadas por el hecho de que no existen protocolos para proteger a los mamíferos marinos durante la guerra. “Hay docenas de barcos en el Mar Negro, pero ni siquiera sabemos con qué frecuencia usan el sonar”, dijo Öztürk.
Los científicos dicen que la falta de acceso a la información no solo obstaculiza la investigación sobre las muertes de cetáceos, sino que también dificulta rastrear qué animales corren mayor riesgo. Es probable que estos incluyan marsopas comunes, que deberían estar migrando desde el Mar Negro hacia el Mar de Azov, asolado por la guerra, así como aves migratorias que pasan parte del año en los ricos humedales del norte del Mar Negro.
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