Más de dos tercios de la superficie de la Tierra están cubiertos por océanos, con una capa mayormente delgada (alrededor de 50 metros) de agua relativamente cálida cerca de la superficie sobre aguas profundas más frías. Las grandes masas de agua ayudan al planeta a controlar la temperatura. Sin embargo, el cambio climático está logrando que los océanos se vuelvan cada vez menos predecibles y olviden su propio accionar natural, perdiendo su propia memoria, según un estudio publicado en la revista Science Advances.
A pesar de la relativa poca profundidad de esa capa mixta superficial, el gran calor específico del agua en comparación con la atmósfera da como resultado que las temperaturas de la superficie del mar varíen mucho más lentamente que las rápidas fluctuaciones de la temperatura del aire.
Las observaciones y las proyecciones de modelos científicos para escenarios futuros mostraron una reducción en la capa mixta de la parte superior del océano debido al continuo calentamiento por efecto invernadero, principalmente debido a una mayor estabilidad en la parte superior del océano.
La investigación de la Universidad de Hawai y del Instituto Farallon de California comparó las rápidas fluctuaciones climáticas de la atmósfera y demostró que el océano que varía lentamente exhibe una fuerte persistencia, o “memoria”, lo que significa que es probable que la temperatura del océano mañana se parezca mucho a la de hoy, con solo ligeros cambios.
Según los investigadoes, la memoria oceánica se puede vincular al espesor de la capa superior del océano. Es la capa mixta, formada a su vez por varias capas. Las capas mixtas más profundas suelen caracterizarse por un mayor nivel de calor y esto produce la memoria oceánica dando a las otras capas una mayor inercia térmica. Sin embargo, el investigador calcula que las capas mixtas de los océanos serán cada vez menos profundas debido al calentamiento global en curso y esto reducirá la memoria oceánica.
“Descubrimos este fenómeno al examinar la similitud en la temperatura de la superficie del océano de un año al siguiente como una métrica simple para la memoria del océano -explicó Hui Shi, autor principal e investigador del Instituto Farallon en Petaluma, California-. Es casi como si el océano estuviera desarrollando amnesia”.
Los especialistas detectaron que la memoria del océano está relacionada con el espesor de la capa superior del océano, conocida como capa mixta. Las más profundas tienen un mayor contenido de calor, lo que confiere más inercia térmica que se traduce en memoria. Sin embargo, la capa mixta sobre la mayoría de los océanos se volverá menos profunda en respuesta al calentamiento ambiental continuo, lo que resultará en una disminución de la memoria oceánica.
Junto con la disminución de la memoria del océano, los científicos también detectaron que la capa mixta se vuelve más delgada y aumenta las fluctuaciones aleatorias de la temperatura de la superficie del mar. Como resultado, aunque el océano no se volverá mucho más variable de un año a otro en el futuro, la fracción de señales útiles para la predicción se reduce en gran medida.
“La memoria oceánica reducida junto con el aumento de las fluctuaciones aleatorias sugieren cambios intrínsecos en el sistema y nuevos desafíos en la predicción bajo el calentamiento”, explicó Fei-Fei Jin, profesor de ciencias atmosféricas en la Universidad de Hawai, otro de los autores participantes en la investigación.
La memoria oceánica reducida significa el calentamiento del océano, pero también menos tiempo para pronosticar. En esencia, será cada vez más difícil predecir el cambio climático, especialmente las olas de calor marinas que pueden cambiar los ecosistemas oceánicos de todo el mundo, explicó Michael Jacox, investigador del Centro de Ciencias Pesqueras del Suroeste de NOAA Fisheries en Monterey, California, autor del estudio.
En la regulación pesquera, por ejemplo, los parámetros biológicos utilizados para la evaluación de poblaciones se estiman asumiendo un entorno estable representado por el pasado reciente.
La memoria oceánica reducida puede hacer que dicha estimación sea inexacta y exige nuevos enfoques en la gestión de la pesca basada en el ecosistema para incluir el monitoreo del océano en tiempo real y otros esfuerzos similares.
Es probable que la disminución de la memoria oceánica también ejerza impactos en las poblaciones de especies animales. Dependiendo de si las especies están adaptadas a condiciones ambientales constantes o más variables, los cambios futuros en su población se pueden estimar y predecir mejor teniendo en cuenta la pérdida de memoria oceánica.
Además de la predicción oceánica, “el pronóstico de los impactos terrestres sobre la temperatura, la precipitación y los eventos extremos también podría verse afectado debido a su dependencia de la regularidad de la temperatura de la superficie del mar como fuente de previsibilidad”, expresó el equipo de trabajo en su documento.
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