Una enorme tormenta de polvo volvió a cubrir Irak este domingo, dejando al país cubierto por una grupa capa naranja en la última de una serie de tormentas similares que han sucedido desde abril.
Decenas de personas tuvieron que ser hospitalizadas en el centro y occidente del país por problemas respiratorios causados por la tormenta.
La capa de polvo anaranjado se asentó sobre las calles y vehículos, entrando hasta los hogares de los habitantes de la capital, Bagdad, y dejando a la ciudad con un paisaje post apocalíptico.
Los fuertes vientos repletos de polvo también causaron que los vuelos se suspendieran debido a la poca visibilidad en los aeropuertos, tanto en Bagdad como en la ciudad sagrada chiíta de Najaf, y se espera que el fenómeno continúe durante esta semana, según el servicio meteorológico.
“Los vuelos se han interrumpido en los aeropuertos de Bagdad y Najaf debido a la tormenta de polvo”, dijo el portavoz de la autoridad de aviación civil, Jihad al-Diwan.
La visibilidad se citó a menos de 500 metros, y se espera que los vuelos se reanuden una vez que mejore el clima.
Los hospitales en Najaf recibieron a 63 personas que sufrían problemas respiratorios como resultado de la tormenta, dijo un funcionario de salud, y agregó que la mayoría se había ido después de recibir el tratamiento adecuado.
Se informaron otras 30 hospitalizaciones en la provincia mayoritariamente desértica de Anbar, en el oeste del país.
Irak fue azotado por una serie de tormentas de este tipo en abril, lo que provocó la suspensión de vuelos en Bagdad, Najaf y Arbil y dejó a decenas de personas hospitalizadas.
Amer al-Jabri, de la oficina meteorológica de Irak, dijo anteriormente que se espera que el fenómeno meteorológico sea cada vez más frecuente “debido a la sequía, la desertificación y la disminución de las precipitaciones”.
Irak es particularmente vulnerable al cambio climático, ya que en los últimos años ha sido testigo de un récord en bajas precipitaciones y altas temperaturas.
Los expertos han dicho que estos factores amenazan con provocar un desastre social y económico en el país marcado por la guerra.
En noviembre de 2021, el Banco Mundial advirtió que Irak podría sufrir una caída del 20% en los recursos hídricos para 2050 debido al cambio climático.
A principios de abril, Issa al-Fayad, funcionario del Ministerio de Medio Ambiente, advirtió que Irak podría enfrentar “272 días de polvo” al año en las próximas décadas, según la agencia estatal de noticias INA.
El ministerio dijo que el fenómeno meteorológico podría abordarse “aumentando la cubierta vegetal y creando bosques que actúen como cortavientos”.
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