Descubrieron a cinco nuevas especies de roedores en Ecuador

Los investigadores hallaron a los nuevos roedores que habitan principalmente los bosques montanos del país

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Aspecto externo de Chilomys georgeledecii, macho adulto de Reserva Drácula, Carchi (Fotografía de J. Brito).
Aspecto externo de Chilomys georgeledecii, macho adulto de Reserva Drácula, Carchi (Fotografía de J. Brito).

Un grupo de investigadores describieron cinco nuevas especies de mamíferos que habitan en Ecuador, dos de estos fueron nombrados en honor del ciclista ecuatoriano y medallista olímpico Richard Carapaz; y de la primera mujer en obtener una medalla olímpica para Ecuador, la pesista Neisi Dajomes. Los mamíferos son roedores que fueron recolectados en varios viajes a los bosques montanos que los científicos realizaron, principalmente hacia la Cordillera de Kutukú, Reserva Drácula, Parque Nacional Sangay, Cordillera de Chilla, Reserva Geobotánica Pululahua y Reserva Naturetrek Vizcaya.

Las nuevas especies fueron denominadas Chilomys carapazi, en honor a Richard Carapaz; Chilomys neisi, en honor a Neisi Dajomes; Chilomys georgeledecii, en conmemoración al conservacionista George Ledec; Chilomys weksleri y Chilomys percequilloi, como reconocimiento a los especialistas en roedores Marcelo Weksleren y Alexandre Percequillo, respectivamente. El roedor Chilomys carapazi es la especie más grande reconocida de este género. Mientras que Chilomys neisi es una pequeña especie de Chilomys.

Los investigadores señalan en el artículo científico publicado en la revista Peer J que “después de varios años de trabajo de campo en Ecuador, una cantidad considerable de ejemplares de Chilomys fueron colectados de varias localidades representativas de ambas cadenas andinas”. Los científicos realizaron un estudio genético que les permitió “demostrar que lo que actualmente se trata como C. instantans en Ecuador es un complejo que comprende al menos cinco nuevas especies”.

Según los resultados del estudio, las especies de la familia Chilomys probablemente tienen una diversidad adicional escondida en gran parte de los territorios colombiano y peruano. Los investigadores sugieren una necesaria revisión de todo el género.

Para describir a las nuevas especies se evaluaron genéticamente 97 ejemplares pertenecientes al género Chilomys de poblaciones de Ecuador y, subsidiariamente, Colombia. El material recolectado fue comparado con otros especímenes alojados en las colecciones de mamíferos albergados en el Centro Nacional Patagónico, Puerto Madryn, Chubut, Argentina (CNP); en el Instituto Nacional de Biodiversidad; en el Museo de la Escuela Politécnica Nacional; en el Museo de Zoología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, todos en Quito, Ecuador; además de los especímenes del Museo Field de Historia Natural, Chicago, EE. UU. (FMNH); y el Museo de Historia Natural, Londres, Reino Unido (NHMUK).

Aspecto externo de Chilomys carapazi en su hábitat natural (pintado por Glenda Pozo).
Aspecto externo de Chilomys carapazi en su hábitat natural (pintado por Glenda Pozo).

Los bosques nubosos andinos de Ecuador albergan varios mamíferos endémicos. Esto es un reto para los investigadores que señalan que la condición engañosa de los Chilomys no es necesariamente sorprendente. Este género, explican, está muy extendido en el norte de los Andes y cubre más de 10 grados de latitud desde el oeste de Venezuela hasta el norte de Perú. Además, los científicos indican que el conocimiento de la diversidad real de Chilomys es aún incipiente, porque prácticamente no hay datos para grandes porciones de su área de distribución, incluidas casi todas las poblaciones colombianas y peruanas, pero también para los Andes del sur de Ecuador. Por lo tanto, recalcan, no se puede decir nada sólido sobre la historia de la diversificación del género. Aunque, centrándose en la diversidad ecuatoriana muestreada, probablemente se podría proponer un modelo de especiación alopátrica, como se conoce un contemporáneamente a la especiación por aislamiento geográfico.

Para recolectar los individuos, los investigadores visitaron la reserva Drácula, una área de conservación en el norte de Ecuador, justo en la frontera con Colombia. La reserva cuenta con un paisaje montañoso y densamente arbolado. La diversidad de especies animales y vegetales (número de especies por área) presente en la vertiente occidental de los Andes, es aproximadamente cinco veces mayor que en Europa Central, de ahí que la reserva Drácula tiene un gran potencial para la investigación de campo biológico.

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