Diez mantarrayas que habitan las aguas de las islas Galápagos en Ecuador fueron marcadas con dispositivos que permitan recabar información sobre sus movimientos migratorios, anunció la Dirección del Parque Nacional Galápagos. Para lograr el marcaje de los animales participaron en la actividad cinco técnicos y científicos de esa institución, de la Universidad San Francisco de Quito y de la Fundación Megafauna Marina del Ecuador.
La mantarraya o manta gigante es la especie más grande de las rayas del mundo. Estos animales tienen aletas cefálicas, es decir que están ubicadas en sus cabezas. Además, no tienen un esqueleto óseo, por lo que son considerados peces cartilaginosos como los tiburones. Este animal se encuentra en peligro de extinción. Según la plataforma especializada Mantaray-World, “factores como la pesca, la degradación de su hábitat, las colisiones con embarcaciones y los efectos del calentamiento global contribuyen a que su situación en el planeta sea poco positiva”.
Las mantarrayas filtran la materia suspendida en el agua y las partículas de comida. Por lo general se alimentan de plancton y larvas de peces. Para alimentarse nadan cerca de la superficie marina, lo que permite verlas desde las embarcaciones. En Galápagos, las mantarrayas a menudo son vistas desde los acantilados de la isla Plaza Sur o desde la orilla de la playa en la isla Rábida.
Los técnicos y científicos marcaron a las mantarrayas en el sur y este de la isla Isabela, además de identificar los patrones de migración de esta especie, el marcaje facilitará conocer su índice de abundancia en la zona. Seis de las mantarrayas fueron marcadas con dispositivos de monitoreo acústico con capacidad para transmitir información hasta por cinco años. Las cuatro restantes fueron marcadas con dispositivos satelitales, que transmiten información en tiempo real sobre los movimientos de estos peces.
La expedición contó con el apoyo financiero del Galápagos Science Center, Galápagos Conservation Trust, Manta trust, NatGeo y de los propietarios de las embarcaciones Sea Hawks y Ulises.
“Es importante conocer las principales áreas de reunión, la abundancia poblacional, los patrones de migración y la conectividad de estas especies a nivel local y regional; esta información nos permitirá desarrollar estrategias de conservación y manejo sobre las mantarrayas, debido a que algunas especies están categorizadas en peligro de extinción dentro de la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)”, señaló Danny Rueda, director del Parque Nacional Galápagos.
Los investigadores utilizaron la técnica de fotoidentificación de individuos para tomar muestras de tres especies de rayas y poder compararlas con otras poblaciones que habitan las aguas de la región. Esta técnica consiste en capturar una imagen del vientre de la mantarraya, el cual tiene un patrón único de coloración. Esta imagen se sube a una plataforma en la que se la puede comparar con otras fotografías de rayas obtenidas en otras partes del mundo. De esta forma, los científicos pueden determinar su rango de distribución.
La carne de raya es un negocio millonario
El comercio mundial de carne de tiburón y raya tiene un valor de 2.600 millones de dólares, así lo indica el estudio publicado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés). El documento, que recorre cómo funciona el oscuro y complejo mercado de carne de tiburones y rayas a nivel mundial, determina que algunas de las principales rutas exportadoras incluyen a seis países de Latinoamérica.
Ecuador, Uruguay, Perú, Panamá, Argentina y Brasil aparecen como exportadores e importadores de toneladas de carne de tiburón y de rayas. El mercado de estos animales principalmente está en Europa y Asia, según el informe de la WWF. Aunque las aletas de tiburón son generalmente mucho más caras que la carne de tiburón, y el comercio mundial de aletas ha recibido mucha más atención hasta la fecha, el comercio mundial de carne de tiburón y raya es en realidad mayor que el comercio de aletas, tanto en volumen como en valor, según los datos de la WWF.
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