
En Ecuador, varios expertos alertaron que entre 2040 y 2070 se registrará un aumento de unos 2,7 grados centígrados en la temperatura del país andino. Entre 2070 y 2100, la temperatura incrementará 4,4 grados.
En un encuentro virtual organizado por el Ministerio del Ambiente, Bolívar Erazo, director ejecutivo del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología de Ecuador, dijo que “la presencia del cambio climático es real, la vivimos y en el futuro va a exacerbarse”, según recogió la agencia EFE.
El experto también señaló que habrá un aumento de las lluvias del 8% a medio plazo, y del 17% a largo plazo, lo que podría resultar en otros problemas por el aumento de agua. Por ello, Erazo insistió en que la entidad que dirige prepara un sistema de alerta temprana “para estar preparados en la gestión de estos cambios en la cantidad de agua”.
En los últimos 30 años, el Ecuador ha perdido el 40% de los glaciares por causa del cambio climático. Incluso el último aluvión que sucedió en Quito, el 31 de enero de 2022, y que dejó al menos 28 muertos, es un evento que podría repetirse con mayor frecuencias por “efecto del cambio climático”, según informó el experto en ordenamiento territorial y riesgos, Fernando Barragán a GK.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ya advirtió sobre los efectos del cambio climático en el mundo. El informe más reciente de la ONU indicó que el cambio climático “es generalizado, rápido y se está intensificando”. Además, el organismo internacional señala que muchos de los cambios observados en el clima “no tienen precedentes en miles, sino en cientos de miles de años, y algunos de los cambios que ya se están produciendo, como el aumento continuo del nivel del mar, no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios”.

En agosto de 2021, la organización Climate Central mostró los resultados de un nuevo estudio sobre los efectos del cambio climático en los niveles del mar y su influencia en el aumento del nivel del agua en las zonas costeras. Los resultados muestran que ciertas localidades del Golfo de Guayaquil y de las costas de la provincia de El Oro, Manabí y Esmeraldas están catalogadas bajo riesgo puesto que las inundaciones podrían causar la desaparición parcial o total de esas zonas.
Disminuir las emisiones de CO2 es esencial para frenar las consecuencias del cambio climático. El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático ya alertaba, en 1994, que “el dióxido de carbono sigue siendo el contribuyente más importante al forzamiento antropogénico del cambio climático; las proyecciones del futuro cambio de la temperatura promedio global y el aumento del nivel del mar confirman el potencial de las actividades humanas para alterar el clima de la Tierra en una medida sin precedentes en la historia de la humanidad”.
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