Vestir a la moda, tener la última tendencia, comprar estos tenis o esos jeans que tantos nos gustan, tener billeteras de marca, carteras o accesorios de diseñador, o incluso comprar ropa barata que se desgasta rápido y da espacio pronto a una nueva prenda. Todos lo hacemos, somos consumidores, y consumir ropa es uno de nuestros principales gustos culposos.
Lo dicen los datos. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta, pues produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y transportes marítimos internacionales juntos.
Sí, la moda es considerada una de las industrias más dañinas y contaminantes para el medio ambiente, pero si no hubiera quien compre sus productos no se fabricarían de manera tan vertiginosa. De hecho, el consumidor compra por término medio un 60% más de ropa que hace una década y una pieza se utiliza sólo diez veces antes de ser desechada. No sorprende entonces que la producción de ropa en el mundo se haya duplicado entre los años 2000 y 2014.
Pero desde hace algunos años, las tendencias de consumo están cambiando, cada vez más los consumidores se interesan por saber de dónde vienen los productos que compran, cómo se fabrican y de qué materiales están hechos. El cambio climático y las notables afectaciones al medio ambiente han hecho que vestirse sea no solo un tema político sino que a veces de supervivencia misma.
Por eso la industria de la moda está cambiando, y aunque a pasos lentos, busca sustitutos para sus materias primas más contaminantes. Los cueros a base de piel de animal, los textiles, y en general materiales que son actualmente más baratos pero cuya huella de carbono daña profundamente el planeta.
Estas son las materias primas más insólitas que podrían abrirle camino a la moda sostenible en le futuro.
La piel de pescado.
La piel de pescado hecha cuero es una de las más recientes materias primas alternativas que se están utilizado en el mundo de la moda para producir y confeccionar prendas y accesorios.
A diferencia de lo que se puede pensar, una vez transformada en cuero, la piel de pescado puede llegar a ser hasta nueve veces más fuerte que el cuero de cordero o de vaca, debido a que sus fibras se entrecruzan a diferencias de ser lineales como las de los bovinos.
Esta característica lo convierte en un sustituto atractivo para la industria de la moda, haciendo una materia prima más durable para la producción de zapatos, correas, bolsos y afines.
Atlantic Leather es la primera y única curtiembre de pescado en Europa, la cual procesa pieles de salmón, perca, bacalao y pez lobo desde 1994, convirtiéndose en una pionera en esta industria y abriendo camino a lo que puede ser una solución para el excesivo uso de la piel de las vacas en la producción de cuero.
Sus dueños dicen que el proceso de curado de los cueros toma entre tres y cuatro semanas y que actualmente logran producir 10.000 pieles o casi una tonelada de cuero de pescado al mes.
Este cuero es coloreado con pigmentos sintéticos y se vende suelto pero también en zapatos, bolsos o carteras. Entre los clientes destacados de Atlantic Leather están casas de moda de lujo como Dior, Salvatore Ferragamo, o Jimmy Choo.
El uso del cuero de pescado es, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), una forma no solo de hacer la moda más sostenible, sino de generar mayores ingresos a las comunidades pesqueras del mundo.
Actualmente, el cuero de pescado supone menos del 1% del total de ventas de cuero a nivel global, pero iniciativas como Leather Working Group, una agrupación de empresarios del sector, de la que hacen parte marcas como Adidas, Nike y Primark, están buscando introducir prácticas más responsables con el medio ambiente y volcarse a esta materia prima podría ser una alternativa atractiva.
La tendencia de la piel de pescado está sumando adeptos en lugares tan remotos como Kenia, donde una empresa Victorian Foods, produce unos 400 kilos de cuero a la semana con pescados que sacan del río Nilo.
En Francia la startup Ictyos, está recolectando piel de salmón de los restaurantes de París para convertirla en cuero y producir correas de relojes y billeteras de lujo que luego serán acogidas por marcas como Louis Vuitton y Christian Dior.
En Brasil hay otro ejemplo en la empresa Coopescarte, que está desarrollando formas fáciles y baratas de producir cuero de pescado gracias a un programa apoyado por el Departamento de Pesca y Agricultura de la FAO.
Y en Honduras, la diseñadora Pili Luna está trabajando de la mano de pescadores artesanales de su país para diseñar y producir accesorios de este material.
Cuero de hongos
Algunas de las empresas que está a la vanguardia en la producción de esta nueva materia prima son MycoWorks y Bolt Threads quienes han logrado capturar la imaginación de las marcas de lujo con cuero de hongos o micelio, una alternativa ecológica al cuero animal y sintético.
Cultivado a partir de hongos en menos de dos semanas, el cuero de micelio emite menos gases de efecto invernadero y utiliza muchos menos recursos de agua y tierra que la cría de ganado para producir cuero animal.
De hecho, dado que los hongos son descomponedores y se alimentan de biomasa, por ejemplo, plantas muertas, la producción de cuero de micelio está literalmente impulsada por el carbono extraído de la atmósfera. Y a diferencia de muchos cueros sintéticos, el cuero micelio no contiene materiales a base de petróleo como el PVC y el poliuretano.
La otra gran característica es su notable calidad, algo que tiene entusiasmadas a las marcas de lujo.
El tacto del cuero micelio es tan suave como la mantequilla y tan flexible que Hermès, conocida por mantener los estándares más estrictos con su cuero, ya está experimentando con él. En marzo de 2021 la marca dio a conocer una muestra de la bolsa de viaje Victoria reinventada con Sylvania, un exclusivo cuero de micelio en tonos ámbar producido por MycoWorks.
Sólo el año pasado, MycoWorks recaudó cerca de 45 millones de dólares en una ronda Serie B de inversionistas que incluye a Natalie Portman y John Legen. La empresa utiliza una tecnología patentada llamada Fine Mycelium para cultivar una malla densa de micelio con especificaciones precisas de espesor y suavidad de la marca.
Pero a tan solo media milla de los talleres de MycoWorks ubicados en California, se encuentra su principal competidor en el sector de los biomateriales: Bolt Threads.
Y si MycoWorks tiene a Hermès, Bolt Threads cuenta con el respaldo de Stella McCartney, el conglomerado de lujo Kering y los gigantes de la ropa deportiva Adidas y Lululemon quienes se han unido en un consorcio para ayudar a financiar el desarrollo de un cuero de micelio llamado Mylo.
Este cuero de micelio ya está siendo puesto a prueba, en prototipos de bustier y pantalones utilitarios hechos a mano con paneles de Mylo colocados sobre neopreno de nylon reciclado. Todo con el sello de calidad de Stella McCartney, una de las marcas más reconocidas en el uso de materiales ecológicos en la moda.
“Con Mylo, esto es algo que se cultiva en laboratorios, que es verdaderamente el futuro. Si podemos hacer esto bien y obtener una alternativa viable al cuero, entonces realmente puede tener un gran impacto en el planeta”, afirma la diseñadora.
Cuero de frutas
Entre otros materiales con los que se está fabricando cuero como alternativa de sostenibilidad están frutas como las uvas o la piña.
La empresa de biomateriales Vegea utiliza los subproductos del proceso de vinificación, aceites vegetales y fibras naturales de la agricultura para hacer lo que se llama ‘cuero de uva’.
Este material ya está siendo utilizado por marcas como Marni, H&M y Mr Porter y en las sandalias gruesas de los años 90 de Ganni. Algo clave en el uso de este material es que pasa desapercibido en términos de reconocimiento por parte del consumidor.
Algo similar pasa con la piña, materia primera de Piñatex de Ananas Anam, una de las alternativas más conocidas para el cuero animal. Hecho de fibras de hojas de piña de desecho, el material similar al cuero fue la base de la colección Happy Pineapple 2021 de Nike y llegó a Selfridges a través de Mārīcī, una marca de accesorios a base de plantas.
Fuerte pero ligero, el tejido es una opción popular para zapatos y bolsos, pero también se ha utilizado para vestidos, chaquetas y trajes. Gracias a su versatilidad, la lista de marcas que incursionan en Piñatex está creciendo exponencialmente: Paul Smith, Hugo Boss y H&M lo han utilizado.
Algas y el futuro de los textiles
Según el Banco Mundial el 20% de la contaminación del agua es causada por el procesamiento textil, y en la misma línea, un cuarto de los recursos químicos producidos en el mundo son usados en esta industria.
Datos alarmantes que plantean la necesidad apremiante de encontrar soluciones sostenibles para los fabricantes del sector, y en este escenario las algas marinas se están alzando cada vez más con la corona de la “fibra del futuro”.
Las algas son una materia prima conocida y ampliamente usada en sectores de salud y belleza como el cosmético y el farmacéutico, gracias a que contienen altos niveles antioxidantes que ayudan a proteger nuestra piel, pero cada vez más la industria de la moda, se está volcando a estas plantas marinas en busca de una fuente textil amable con el medio ambiente.
En el mundo ya existen experimentos de este tipo, como la empresa israelí Algaeing que fabrica textiles de algas, las cuales son cultivadas por otra empresa israelí llamada Algatech, que usando “granjas verticales” interiores que funcionan con energía solar logran obtener las algas con una huella de carbón mínima y sin ocupar terrenos para agricultura.
Algaeing convierte las algas en una fórmula líquida que luego puede usarse como tinte o convertirse en un textil cuando se combina con celulosa, una fibra vegetal, que los fabricantes de ropa pueden hacer ellos mismos utilizando la receta patentada de la compañía.
De acuerdo con Renana Krebs, directora de Algaeing, las fibras de algas de su compañía reducen el uso de agua en un 80% con respecto a los 2.700 litros de agua aproximados que se requieren para producir el algodón de una camiseta normal.
Aunque todavía producir textiles con algas es mucho más caro que con algodón, ya hay marcas y personalidades del mundo de la moda que le apuestan a esta fibra del futuro.
La marca de ropa masculina Vollebak usó algas espirulina para crear un tinte negro como alternativa al omnipresente negro de carbón, que se deriva del petróleo; Jason Momoa lanzó una línea de zapatillas con plantillas de algas, solo por citar algunos.
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