En las montañas Wasatch del oeste de los EE. UU., en las laderas sobre un lago alimentado por un manantial, habita un solo organismo gigante que proporciona un ecosistema completo del que las plantas y los animales han dependido durante miles de años.
Encontrado en el estado de Utah, “Pando”, es un grupo de 106 acres de clones de álamos temblorosos.
Aunque parece un bosque de árboles individuales con una llamativa corteza blanca y pequeñas hojas que revolotean con la más mínima brisa, Pando (en latín “me esparzo”) tiene en realidad 47.000 tallos genéticamente idénticos que surgen de una red de raíces interconectadas.
Este único individuo genético pesa alrededor de 6 millones de toneladas métricas. En masa, es el organismo individual más grande de la Tierra.
Los álamos tienden a formar rodales clonales en otros lugares, pero lo que hace que Pando sea interesante es su enorme tamaño. La mayoría de los rodales de álamo temblón clonal en América del Norte son mucho más pequeños, y los del oeste de los Estados Unidos tienen un promedio de solo 3 acres.
Pando ha existido durante miles de años, potencialmente hasta 14.000 años, a pesar de que la mayoría de los tallos solo viven unos 130 años. Su longevidad y lejanía significan que un ecosistema completo de 68 especies de plantas y muchos animales han evolucionado y se han mantenido bajo su sombra.
Todo este ecosistema depende de que el álamo temblón permanezca sano y erguido. Pero, aunque Pando está protegido por el Servicio Forestal Nacional de Estados Unidos y no corre peligro de ser talado, corre el riesgo de desaparecer debido a varios otros factores.
Esta es la advertencia de Richard Walton, un investigador asociado posdoctoral de la Universidad de Newcastle (Reino Unido). Él lleva años estudiando a Pando y ha encontrado que el pastoreo excesivo de ciervos y alces es una de las mayores preocupaciones para su supervivencia.
Advierte el científico que como los lobos y pumas han dejado de ser depredadores naturales de la zona, las manadas de ciervos y alces ahora son mucho más grandes, además, resalta que estos animales buscan refugio en Pando pues la protección gubernamental que tiene el organismo aleja a los cazadores.
A medida que los árboles más viejos mueren o caen, la luz llega al suelo del bosque, lo que estimula el crecimiento de nuevos tallos clonales, pero cuando estos animales se comen las copas de los tallos recién formados, mueren. Esto significa que en grandes porciones de Pando hay poco crecimiento nuevo.
La excepción es un área que fue vallada hace algunas décadas para eliminar los árboles moribundos. Esta área vallada ha excluido alces y ciervos y ha visto la regeneración exitosa de nuevos tallos clonales, con un crecimiento denso conocido como el “jardín de bambú”.
Además, el cambio climático y las enfermedades son otros factores de riesgo para Pando. Los tallos más viejos, por ejemplo, se ven afectados por enfermedades como el cancro de corteza de hollín, la mancha foliar y la enfermedad fúngica conk.
Si bien las enfermedades de las plantas se han desarrollado y prosperado en los bosques de álamo temblón durante milenios, se desconoce cuál puede ser el efecto a largo plazo en el ecosistema, dado que hay una falta de crecimiento nuevo y una lista cada vez mayor de otras presiones sobre el gigante clonal.
La amenaza de más rápido crecimiento es la del cambio climático. Pando surgió después de que había pasado la última edad de hielo y desde entonces se ha enfrentado a un clima en gran parte estable.
Sin duda, habita una región alpina rodeada de desierto, lo que significa que no es ajeno a las temperaturas cálidas o la sequía. Pero el cambio climático amenaza el tamaño y la vida útil del árbol, así como todo el ecosistema que alberga.
Aunque ningún estudio científico se ha centrado específicamente en Pando, los rodales de álamo temblón han estado luchando con las presiones relacionadas con el cambio climático, como la reducción del suministro de agua y el clima más cálido a principios de año, lo que dificulta que los árboles formen nuevas hojas, lo que ha provocado disminuciones en cobertura.
Con más competencia por los recursos hídricos cada vez más escasos , se espera que las temperaturas continúen elevándose a niveles récord en verano y la amenaza de incendios forestales más intensos, Pando ciertamente tendrá dificultades para adaptarse a estas condiciones que cambian rápidamente mientras mantiene su tamaño.
La buena noticia es que este mega organismo no es ajeno a los cambios ambientales rápidos y ha logrado sobrevivir. Así que, a pesar de todos los motivos de preocupación hay esperanza para la subsistencia de Pando, sobretodo si los científicos pueden entender mejor cómo logra recuperarse.
Para eso, dice Walton es importante que Pando sea más conocido, y por eso resalta la labor de un grupo activista llamado “Amigos de Pando” cuyo objetivo es hacer a este mega organismo accesible para todos gracias a grabaciones de video 360.
“Son estos momentos los que nos recuerdan que tenemos plantas, animales y ecosistemas que vale la pena proteger. En Pando, tenemos la rara oportunidad de proteger a los tres”, resalta el científico.
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