La última vez que se vio un jaguar (Panthera onca) en los bosques secos de la costa ecuatoriana fue en el 2012. Desde ese entonces, los expertos consideran que la especie, catalogada en peligro crítico de extinción, ya ha desaparecido en la región litoral y que los esfuerzos de conservación deben dirigirse hacia los jaguares que habitan en la Amazonía. Sin embargo, un grupo de investigadores del Programa de Conservación Japu quieren resolver si aún hay o no este tipo de felinos en la región costa del Ecuador.
El jaguar es el tercer felino más grande del mundo después del tigre y el león. Noviembre es el mes dedicado a la conservación de este animal, que habita en 18 países de Latinoamérica, desde México a Argentina, y que ya ha sido declarado extinto en El Salvador y Uruguay. En Ecuador, el jaguar habita las provincias de Napo, Orellana, Pastaza, Morona Santiago, Zamora Chinchipe, Los Ríos, Pichincha, Cotopaxi, Bolívar, Cañar, Sucumbíos, Esmeraldas, Manabí, Santa Elena, Guayas, Santo Domingo de los Tsáchilas y El Oro. Es decir, está en 17 de las 24 provincias del país distribuido en las tres regiones naturales del Ecuador: costa, sierra y amazonía.
De acuerdo con la Bioweb de Mamíferos del Ecuador, el jaguar es un felino solitario y con interacciones específicas con otros individuos de la especie solo con el objetivo de cortejar y aparearse. Este animal “carnívoro oportunista” captura y se alimenta de cualquier presa que encuentre, además “puede matar y consumir más de 85 presas silvestres, así como animales domésticos como ganado u ovejas”. El jaguar raspa con sus garras los árboles y utiliza su orina y heces para marcar su territorio.
Aunque físicamente se asemeja al leopardo (Panthera pardus), con el que está emparentado, el jaguar generalmente es de mayor tamaño, es más robusto y su comportamiento se parece más al del tigre (Panthera tigris).
Los científicos de Japu –que trabajan en la conservación del bosque seco que rodea a Guayaquil– tiene por estrategia la colocación de cámaras trampas en algunos bosques en la costa y áreas cercanas en provincias de la sierra para captar la presencia del jaguar, así lo contó Cristian Barros, presidente de Japu a El Universo. Actualmente, el estudio está enfocado en el Bosque Protector Cerro Blanco donde se han instalado 25 cámaras trampa, gracias a la colaboración de la Autoridad Aeroportuaria de Guayaquil.
Según una publicación realizada por la organización con motivo del “mes del Jaguar”, se explica que los científicos de Japu han estudiado las áreas de la Reserva Comunal Loma Alta, Reserva Comunal las Balsas y el Bosque Protector Cerro Blanco en búsqueda del Jaguar (Panthera onca). Estas son áreas de conservación que están dentro de la cordillera Chongón-Colonche.
La cordillera Chongón-Colonche tiene una extensión aproximada de 330 kilómetros de largo y 10 kilómetros de ancho, está ubicada en la costa ecuatoriana y atraviesa las provincias de Guayas, Santa Elena y Manabí. Su punto más alto no sobrepasa los 800 metros sobre el nivel del mar. Dentro del corredor que forma la cordillera se encuentra el bosque protector Chongón-Colonche de clima húmedo tropical, en cuyas laderas hay zonas de bosque seco, donde habitaría el jaguar. Además, la cordillera es considerada una zona de biodiversidad. Los científicos de Japu, según explica un documento de la organización, llevan más de dos años investigando la cordillera Chongón Colonche. Esta –señala el documento– “la cordillera tiene como principal ecosistema el bosque seco tropical, que tiene una pérdida de más del 87% de su vegetación nativa, por lo cual es uno de los ecosistemas más críticos a nivel mundial”.
La ONG resalta que el jaguar es una “especie es de suma importancia para mantener la funcionalidad ecológica de los bosques ya que disminuye el número de herbívoros los cuales limitan el crecimiento de la vegetación. Es decir, sin el Jaguar y otros carnívoros grandes podríamos perder nuestros bosques”.
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