Este fin de semana los países más poderosos del mundo se reunirán en Roma, Italia, apenas unas horas antes de que comience en Glasgow, Escocia, la cumbre del clima. En total sus miembros representan casi el 90% del PBI global, dos tercios de la población mundial, el 80% del comercio internacional y más del 80% de las inversiones en investigación y desarrollo.
Todas estas cifras muestran que sus economías también son las que pueden verse más perjudicadas por la crisis climática. Entre otras cosas, porque el aumento de la temperatura tendrá devastadoras consecuencias en las próximas tres décadas, dice un informe conocido hoy, llamado El Atlas de Impactos Climático del G20.
La agricultura, el turismo y los sectores costeros son los que más riesgo corren, amenazando el suministro de alimentos, millones de medios de vida y pérdidas del PIB nacional de hasta un 13% para 2100. “Es necesario reducir rápidamente las emisiones para evitar los peores impactos y estabilizar las economías”, indica el reporte que muestra un futuro que no es tan lejano ya que un niño nacido esta semana podría experimentar estos impactos.
Argentina es un país G20 y el pronóstico del estudio tampoco es bueno: “Podría experimentar pérdidas sistémicas e impactos negativos en el crecimiento debido al cambio climático. Las pérdidas del PBI a mediados de siglo podrían ser de hasta un 2,8% en un escenario de altas emisiones. Para finales de siglo, se prevé que el PBI disminuya en un 2,5% en un escenario de bajas emisiones y un 8,2%, en un escenario de altas emisiones”.
El reporte fue realizado por el Centro Euromediterráneo de Cambio Climático (CMCC), el principal centro de investigación italiano sobre el cambio climático y Punto Focal Nacional del IPCC. El atlas, primer estudio de este tipo, recopila proyecciones científicas sobre cómo se manifestarán los impactos climáticos en los países más ricos del mundo en los próximos años. En él se constata que, en una senda de altas emisiones, los impactos climáticos se disparan para causar daños devastadores en todo el G20.
La investigación muestra que el aumento de las temperaturas y las olas de calor intensas podrían causar graves sequías, amenazando el suministro de agua esencial para la agricultura, causando enormes pérdidas de vidas humanas y aumentando la posibilidad de incendios mortales.
En determinados países, esto podría significar:
* Las olas de calor podrían durar al menos diez veces más en todos los países del G20, y las olas de calor en Argentina, Brasil e Indonesia durarían unas 60 veces más en 2050.
* En la India, el descenso de la producción de arroz y trigo podría provocar pérdidas económicas de hasta 81.000 millones de euros y una pérdida del 15% de los ingresos de los agricultores para 2050.
* En Australia, los incendios forestales, las inundaciones costeras y los huracanes podrían aumentar los costes de los seguros y reducir el valor de las propiedades en 611.000 millones de dólares australianos de aquí a 2050.
Algunos países se verán aún más afectados, como Canadá, que podría ver una baja en su PBI en al menos un 4% para 2050 y más del 13% -133.000 millones de euros- para 2100.
Donatella Spano, de la CMCC, que ha coordinado el informe, dijo: “Desde las sequías, las olas de calor y el aumento del nivel del mar, hasta la disminución de los suministros de alimentos y las amenazas al turismo, estos resultados muestran la gravedad del cambio climático que afectará a las mayores economías del mundo, a menos que actuemos ahora. Como científicos, sabemos que sólo una acción rápida para atajar las emisiones y adaptarse al cambio climático limitará los graves impactos del mismo. En la próxima cumbre, invitamos a los gobiernos del G20 a que escuchen a la ciencia y pongan al mundo en la senda de un futuro mejor, más justo y más estable”.
Desde la erosión de las costas hasta la propagación de enfermedades tropicales, todos los países del G20 están en riesgo por los impactos del cambio climático. La investigación muestra que:
* En Europa, las muertes por calor extremo podrían pasar de 2700 al año a 90.000 en 2100 en una trayectoria de altas emisiones.
* En 2050, las capturas potenciales de pescado podrían reducirse en una quinta parte en Indonesia, lo que supondría el desarraigo de cientos de miles de personas.
* El aumento del nivel del mar podría destrozar las infraestructuras costeras en 30 años, y Japón perdería 404.000 millones de euros y Sudáfrica 815 millones de euros para 2050, en una trayectoria de altas emisiones.
Laurence Tubiana, directora de la Fundación Europea del Clima y una de las artífices del Acuerdo de París, dijo: “La ventana para actuar se está cerrando rápidamente. Mientras los países del G20 incentivan la recuperación económica por el Covid-19 y preparan planes climáticos de cara a la COP26, se enfrentan a una elección urgente: proteger la economía mundial y hacer una rápida transición hacia un futuro bajo en carbono; o descarrilar la economía mundial aplicando políticas contaminantes. Es hora de que el G20 convierta su agenda económica en una agenda climática”.
La Argentina y su potencial
Hace 10 días el Climate Transparency Report , como cada año, reunió especialistas de todo el mundo para fomentar una acción climática ambiciosa entre los países del G20. Y muestra la performance de cada país en términos de política climática.
Este año uno de los puntos más importantes que advierte que las energías renovables crecerán del 10% al 12%, en 2021. No obstante, también se estima que la evolución en el consumo del carbón y el gas entre todos los países del G20 irá en el mismo sentido, con incrementos del 5% en 2021 y del 12% entre 2015 y 2020.
“Es extremadamente decepcionante que haya pasado una década desde el compromiso de racionalizar y eliminar gradualmente los ineficientes subsidios a los combustibles fósiles, pero los miembros del G20 siguen inyectando miles de millones de dólares en combustibles sucios, que provocan el cambio climático”, sostuvo Enrique Maurtua Konstantinidis, de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).
Según muestra el informe de Climate Transparency Report a este ritmo se hará muy difícil poder cumplir con los compromisos de reducción de emisiones asumidos a 2030, mucho menos con el objetivo a largo plazo de alcanzar la carbono neutralidad.
Además, Argentina presentó en diciembre de 2020 su segunda contribución determinada a nivel nacional (compromiso bajo el Acuerdo de París), en la cual promete limitar sus emisiones a 359 millones de toneladas de CO2 equivalentes en 2030. Para ponerlo en otros términos, esto sería reducir un 2,5% las emisiones que tenía el país en 2016.
Ese reporte sostiene que, si Argentina quiere encaminarse en línea con una acción climática ambiciosa y una calidad de vida próspera tiene que:
* Eliminar de manera seria y progresiva los subsidios a los combustibles fósiles para dejar de incentivar la extracción de hidrocarburos.
* Incentivar el desarrollo de energías renovables con reglas claras y de largo plazo que puedan, simplemente, darle seguridad y condiciones similares de competencia al sector, en lugar de arriesgar el futuro con la promoción del gas fósil.
* Proteger los ecosistemas, principalmente los bosques y los humedales, que pueden proveer oportunidades excelentes para mitigar y adaptarse al cambio climático.
Las proyecciones científicas muestran que los escenarios futuros no son muy promisorios. Y esos escenarios que antes se veían lejanos, se acercan cada vez más.
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