Este año, cada uno de nosotros tirará, reciclará o meterá en un cajón del escritorio una media de 7,6 kilos de teléfonos viejos, computadoras portátiles, tostadoras y otros aparatos electrónicos y electrodomésticos... Según denunció el Foro WEEE de productores ecológicos con motivo del Día Internacional de los Residuos Electrónicos, si traducimos esa cifra a la humanidad, se trata de unos 57,4 millones de toneladas métricas de basura electrónica, es decir, más que el peso del mayor objeto artificial del mundo, la Gran Muralla china,
Esos residuos pueden acabar en enormes vertederos digitales en el Sur Global, exponiendo a los niños que recogen metales valiosos de la basura a más de 1.000 sustancias tóxicas.
Los residuos electrónicos, o “e-waste”, no son un reto nuevo: imagínense las lavadoras y frigoríficos desechados y oxidados. Pero la cantidad de residuos electrónicos que creamos cada año ha ido en aumento. El Monitor Global de Residuos Electrónicos estimó en su informe correspondiente a 2019 que ese año se generaron 53,6 millones de toneladas métricas de basura electrónica en todo el mundo, un aumento del 21 % en los cinco años transcurridos desde 2014.
“La generación mundial de desechos electrónicos está creciendo anualmente en 2 millones de toneladas, o alrededor del 3 al 4 %, un problema atribuido a mayores tasas de consumo de productos electrónicos, que aumentan un 3% anual, ciclos de vida de productos más cortos y opciones de reparación limitadas”, señala el Foro WEEE en un comunicado.
De seguir por esa senda, para 2030 se llegaría a los 74 millones de toneladas, agregó la plataforma, que denunció que en un hogar medio europeo hay de media 11 de 72 artículos que ya no se utilizan o están estropeados. Esa organización agrega que las estimaciones apuntan a que sólo en los hogares de Francia hay entre 54 y 113 millones de teléfonos móviles que no se utilizan, lo que supone entre 10 y 20 toneladas de residuos, y que en Estados Unidos se tiran cada día 416.000 dispositivos.
El director general del Foro WEEE, Pascal Leroy, apeló a la responsabilidad individual para deshacerse de los aparatos electrónicos en desuso, de forma que puedan ser reciclados. “Mientras los ciudadanos no devuelvan su equipo usado, roto, lo vendan o lo donen, tendremos que seguir extrayendo materiales completamente nuevos que causan un gran daño ambiental”, señaló.
Además, en alusión a la cumbre climática COP26 que se celebrará a inicios de noviembre en Glasgow (Reino Unido), Leroy señaló que cada tonelada de basura electrónica reciclada “evita alrededor de 2 toneladas de emisiones de CO2″.
En 1 millón de teléfonos móviles, por ejemplo, hay incrustados 24 kilos de oro, 16.000 kilos de cobre, 350 kilos de plata y 14 kilos de paladio, recursos que podrían recuperarse y devolverse al ciclo de producción sin necesidad de extraer nuevas materias primas que, en cualquier caso, genera más CO2 que el reciclaje, agregó la plataforma.
Debido a sus pequeñas manos, los niños suelen trabajar para recuperar materiales valiosos de los vertederos digitales de Asia y África, exponiéndolos a metales pesados como el plomo y el mercurio y a otras sustancias químicas tóxicas, según la OMS. Mientras tanto, las embarazadas que rebuscan entre los desechos electrónicos de estos lugares corren un mayor riesgo de tener un parto prematuro o de nacer bebés con problemas de neurodesarrollo relacionados con la exposición al plomo.
Políticas para hacer frente a los residuos electrónicos
Algunos países tienen programas de devolución de residuos electrónicos relativamente exitosos. Pero “la cantidad de desechos electrónicos está creciendo tan rápidamente que incluso el crecimiento (del reciclaje) que estamos experimentando a escala mundial está siendo superado”, dijo Kees Baldé, un alto funcionario del Programa de Ciclos Sostenibles de la Universidad de las Naciones Unidas.
Europa va por delante de Estados Unidos en el tratamiento de los residuos electrónicos. La UE exige a los fabricantes de productos electrónicos que los diseñen de forma que puedan repararse y que pongan en marcha programas de recuperación y reciclaje de productos electrónicos. Los ciudadanos de la UE también tienen garantizado el acceso a programas gratuitos de reciclaje de residuos electrónicos, algo que no está garantizado en EEUU. Estos esfuerzos han llevado a que el 55% de los residuos electrónicos en Europa se reciclen adecuadamente, dijo Leroy en la conferencia de prensa.
Aunque desde los años setenta es ilegal arrojar residuos electrónicos en Estados Unidos, los estados han tenido que decidir por su cuenta qué hacer con la acumulación de residuos electrónicos. 25 estados y el Distrito de Columbia han promulgado leyes sobre residuos electrónicos, pero los expertos afirman que es necesario un enfoque más amplio.
Recientemente, ha cobrado impulso el movimiento “derecho a reparar” para garantizar que los clientes tengan acceso al software y otras herramientas necesarias para reparar sus propios coches y aparatos electrónicos, o para buscar mecánicos y talleres independientes, normalmente más baratos, que lo hagan por ellos. Elizabeth O’Reilly, jefa de cumplimiento de la normativa medioambiental de WEEE Irlanda, dijo que uno de los objetivos de los esfuerzos de reducción de los residuos electrónicos en su lugar de residencia ha sido la formación de una nueva generación de técnicos de reparación de electrodomésticos.
Con información de EFE
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