Una investigación de campo realizada por los guardaparques de la Dirección del Parque Nacional Galápagos permitió identificar las temporadas de mayor visibilidad y los sitios donde duermen dos especies de murciélagos del archipiélago. El estudio se centró en el posible endemismo de las especies de murciélagos Aeorestes villosissimus (cenizo sudamericano) y Lasiurus blossevillii (rojo sureño), tanto a escala continental como entre las islas; así como la información relacionada con sus ecosistemas, alimentación y reproducción.
El murciélago cenizo sudamericano es de talla pequeña a mediana, tiene una cola delgada y alargada. Su rostro es relativamente corto y cónico y carece de repliegue. Este tipo de animal se puede encontrar en las islas de Santa Cruz, San Cristóbal, Floreana, Isabela y Santiago. Por su parte, el murciélago rojo sureño es un animal nocturno parecido a los pájaros. En el Ecuador, el murciélago rojo sureño se distribuye tanto al oriente como occidente de la Cordillera de los Andes y también se lo encuentra en las Islas Galápagos. En la isla Santa Cruz se ha determinado que el área de vida de esta especie es de 10 a 20 hectáreas por individuo, por lo que se la considera como una especie solitaria. Además, sus refugios incluyen varias especies de árboles.
Los miembros del equipo de investigación determinaron que en los primeros meses del año, entre febrero y marzo, estas especies desaparecen mientras que los meses de septiembre y de octubre son ideales para capturarlos por su abundante presencia en las islas.
Danny Rueda, director del Parque Nacional Galápagos, indicó que debido al éxito de capturas del año anterior, con más de cien individuos en jornadas diarias durante un mes, desde septiembre solo han sido capturados siete murciélagos en actividades esporádicas.
En septiembre de 2020, el Ministerio del Ambiente anunció la captura de 54 murciélagos rojos sureños y cenizo sudamericano por un equipo de investigadores y guardaparques, que tomó varias muestras para conocer la importancia de este mamífero para los ecosistemas de Galápagos.
El año anterior, las pruebas para capturar a las especies iniciaron con redes de niebla colocadas en postes de ocho metros sostenidos por guardaparques. Sin embargo, el bajo rango de captura motivó cambios. Luego los científicos usaron otra iniciativa que fue el uso de globos de helio para subir las redes sobre los 12 metros, sin alterar el número de capturas. Finalmente el incremento de individuos atrapados llegó con una técnica llamada captura activa.
El equipo desarrolló la estrategia que integra el uso de luces atrayentes de insectos (polillas) y piedras lanzadas con una técnica que genera un ruido que alerta al murciélago. En este proceso los guardaparques permanecen atentos al vuelo del animal, que desciende hacia el señuelo y lo interceptan con la red.
Según la información emitida por el Ministerio del Ambiente, el estudio de ecología también permitió descartar las cuevas como dormideros de los murciélagos, mayormente localizados en las copas de los árboles del área protegida y las zonas urbanas y rurales de Santa Cruz, donde los técnicos los capturan y toman muestras de tejido y pelaje para futuros análisis genéticos.
Este año, mediante el uso de monitores acústicos calibrados a una frecuencia utilizada por los murciélagos, los técnicos ubican los sitios de captura. Además, con sensores de temperatura, ubicados a diferentes alturas sobre el nivel del mar, identifican el clima preferido por cada una de las especies.
En este periodo, informó el Ministerio del Ambiente, se unió al proyecto el tesista Pablo Escarabay, de la Universidad Técnica Particular de Loja, que con cámaras trampa ayudó a identificar las pozas naturales y artificiales utilizadas como bebederos, imágenes que solo registran actividad en las últimas. Los resultados de esta investigación permitirán contar con nueva información para el desarrollo de acciones de manejo de estas especies, dentro del área protegida.
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