La pesca ilegal es la tercera actividad ilícita que obtiene las mayores ganancias en el mundo. Solo la superan el narcotráfico y el tráfico de armas. La pesca ilegal afecta a la pesca sustentable y a la protección de especies –sobre todo aquellas en peligro de extinción–, puesto que la pesca indiscriminada, ilegal, no reportada y no reglamentada causa el declive de las poblaciones de peces.
De acuerdo con el portal especializado en ambiente Mongabay, la pesca ilegal acecha a los santuarios marinos de Chile, Colombia, Ecuador y México. Estos países resguardan la mayor cantidad de territorio marítimo, de acuerdo con el portal.
Existen varias especies que son pescadas por embarcaciones que no cumplen con las normas dictadas por los países o que no reportan la totalidad de pesca que obtuvieron.
Los investigadores de la Fundación Charles Darwin (FCD), que trabajan en un proyecto sobre el uso de hábitat, conectividad, rutas migratorias y estado poblacional de tiburones, estiman que cada año más de 100 millones de tiburones son pescados en todo el planeta, principalmente por sus aletas. El tiburón es apetecido en los mercados asiáticos donde la sopa de aleta de tiburón puede costar entre 100 y 200 dólares.
La sobrepesca es la principal causa de la disminución de las poblaciones de tiburones, de acuerdo con el estudio de la FCD. Los científicos estiman que mundialmente las poblaciones de varias especies de tiburones han decrecido un promedio del 90% desde el comienzo de la pesca industrial en las décadas de los 60 y 70. Esto último coincide con el estudio publicado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) que explica que algunas poblaciones de tiburón y rayas han disminuido en más del 95% como resultado de la sobrepesca.
Para entender este oscuro mundo que mueve USD 23.000 millones al año, es necesario comprender tres aspectos fundamentales.
¿Pesca ilegal, no declarada o no reglamentada?
La pesca ilegal se refiere a todas las actividades pesqueras que no cumplen con las “reglas” establecidas por el país que se dedica a tales actividades. Una forma de pesca ilegal puede ser el uso de artes de pesca prohibidas (métodos de pesca), pescar por encima de las cuotas establecidas, pescar especies prohibidas o pescar en áreas restringidas, como en la Reserva Marina de Galápagos, por ejemplo.
Cada país tiene diferentes leyes que rigen la pesca en sus aguas, y también existen convenciones internacionales que rigen la pesca, como la convención que creó la Comisión Americana del Atún Tropical. Sin embargo, cuando la flota está en alta mar, generalmente, no se rigen a ninguna normativa. Las flotas extranjeras al pescar en alta mar, en un primer momento, no cometerían ningún acto ilegal.
En cambio, la pesca no declarada se refiere a las actividades pesqueras que no han sido reportadas o a los datos inexactos que los pescadores proporcionan sobre sus cargas a las autoridades de control. Este tipo de pesca es peligrosa porque impide acceder a datos confiables que permitan la elaboración de políticas públicas para la protección de especies en situación de peligro o para la pesca sustentable.
La pesca no reglamentada, como su nombre lo indica, se relaciona con aquellas actividades pesqueras que no están normadas para ciertas especies. Por ejemplo, en el Ecuador es prohibido pescar tiburón salvo que su pesca sea incidental (por accidente), no obstante el país no cuenta con un reglamento que explique qué porcentaje de la pesca de cada embarcación puede ser incidentalidad.
Especies favoritas
El calamar, el tiburón y las rayas son algunas de las especies favoritas de las flotas pesqueras. Por ejemplo, la flota china, considerada la más grande del mundo con cerca de 17.000 barcos, pesca hasta el 70% del calamar del mundo y sus barcos navegan hacia África Occidental y América Latina para satisfacer la demanda de mariscos del país.
Ecuador, Uruguay, Perú, Panamá, Argentina y Brasil aparecen como exportadores e importadores de toneladas de carne de tiburón y de rayas. El mercado de estos animales principalmente está en Europa y Asia, según el informe de la WWF. Aunque las aletas de tiburón son generalmente mucho más caras que la carne de tiburón, y el comercio mundial de aletas ha recibido mucha más atención hasta la fecha, el comercio mundial de carne de tiburón y raya es en realidad mayor que el comercio de aletas, tanto en volumen como en valor, según los datos del WWF.
En la actualidad, el 36% de las más de 1.200 especies conocidas de tiburones y rayas se encuentran en peligro de extinción. Sin embargo, la sobrepesca de estos animales no se detiene. Por ese motivo, los tiburones y las rayas están en crisis a nivel mundial. Cada año mueren hasta 100 millones de estos animales en pesquerías de todo tipo, y algunas poblaciones han disminuido en más del 95 %. El comercio mundial de carne de tiburón y raya tiene un valor de 2.600 millones de dólares.
En términos per capita, el consumo de pescado comestible aumentó de 9,0 kg en 1961 a 20,2 kg en 2015, a una tasa media de aproximadamente un 1,5% al año, según datos de la FAO. En 2016, se consumieron 151,2 millones de toneladas de especies marinas.
La pesca incidental
El WWF define a la pesca incidental como la captura no intencionada de peces y especies marinas. Cuando se habla de pesca incidental se afirma que lo extraído del mar ha sido pescado “por accidente”. El Foro Mundial para la Naturaleza estima que la pesca incidental alcanza alrededor de 38.5 millones de toneladas anuales, lo que representa el 40.4% del valor global de pesca, que llega a las 95.2 millones de toneladas.
Para el organismo medioambiental, “la pesca incidental acaba con la vida de especies marinas que no son el objetivo de la actividad; representa pérdidas económicas de millones de dólares anuales; y, pone en riesgo no solamente los empleos de un importante sector de la población sino, también la seguridad alimenticia de más de 7.000 millones de personas, cuyo consumo de pescado representa el 16.7% del aporte total de la proteína animal”.
Entre las consecuencias económicas de la pesca incidental están el cierre de mercados, la pérdida de empleos generados por cierres de pesquerías, entre otras. De acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), las pérdidas económicas causadas por la pesca incidental alcanzaron los 453 millones de dólares anuales en las pesquerías industriales de Estados Unidos.
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