Una investigación realizada por científicos de Reino Unido y Australia, publicada en Frontiers in Marine Science, ha revelado que las tortugas jóvenes de los océanos Pacífico e Índico consumen plástico como parte de la contaminación de las aguas.
Para el estudio, los científicos analizaron especímenes de tortugas que habían sido arrastrados o capturados accidentalmente por pescadores en las costas de Australia. Los animales analizados fueron 121, pertenecientes a cinco de las siete especies de tortugas marinas del mundo: verde, boba, carey, golfina y plana.
De las tortugas analizadas para el estudio, la carey está clasificada como “en peligro crítico de extinción”, la tortuga verde como “en peligro” de extinción, y la tortuga boba y golfina fueron declaradas como especies “vulnerables”, según la Lista Roja de La Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza (UICN). En el caso de la tortuga plana, esta fue catalogada como una especie en peligro de extinción en 1994. Sin embargo, los datos exactos de su población aún son inciertos.
Los resultados del estudio indicaron que en el Océano Pacífico, que se extiende desde las costas orientales de Asia hasta las occidentales de América, las tortugas ingieren más cantidad de plástico que en el Océano Índico. Por ejemplo, el 86% de las tortugas boba en el Pacífico consumieron plástico en comparación con el 21% de las tortugas de la misma especie en el Índico. Lo mismo sucedió con las tortugas verdes, en el Océano Pacífico el 83% de esta especie consumió plástico, mientras que en el Índico, sólo se registró el consumo en el 9% de estas tortugas. Estas diferencias pueden indicar diferentes niveles de vulnerabilidad entre océanos.
El mayor número de piezas de plástico ingeridas ocurrió en las tortugas verdes. El número máximo de piezas ingeridas por una solo tortuga es de 144 en el Océano Pacífico y de 343 piezas en el Océano Índico. La tortuga que ingirió esta última cantidad de piezas tenía evidencia de ulceración gastrointestinal en la necropsia.
En el Océano Pacífico, la mayoría de los desechos ingeridos por los animales corresponden a fragmentos duros, probablemente a restos de plásticos utilizados por los humanos que se convierten en basura marina, mientras que para el Océano Índico estos eran plásticos filamentosos, posiblemente del material de pesca abandonado, perdido o descartado.
La investigadora Emily Duncan, del Centro de Ecología y Conservación de la Universidad de Exeter, ha explicado, mediante un comunicado, que las tortugas “comen cualquier cosa, y nuestro estudio sugiere que esto incluye el plástico”.
Según lo publicado por los investigadores, los desechos plásticos son ahora una de las presiones más duraderas para los sistemas marinos y ahora se ha estimado que interactúa con más de 700 especies. El plástico presenta una amenaza a través de la ingestión, el enredo, la degradación de hábitats clave y efectos más amplios en el ecosistema. Que las tortugas marinas jóvenes coman plástico podría provocar su muerte temprana, lo que afecta negativamente al mantenimiento de las especies.
La alta ingesta de plástico sugiere que se puedan producir consecuencias negativas importantes para la salud de las tortugas. Por ejemplo, las muestras de tortugas boba utilizadas en el estudio y que se encontraron varadas en las costas de Florida habían ingerido hasta 287 piezas y su estado de salud inicial era malo; los animales se clasifican como delgados a demacrados y cubiertos de epibiota, un organismo sésil que vive encima de otro ser vivo.
Además, de acuerdo al estudio, el uso y los comportamientos del hábitat pueden hacer que las tortugas marinas sean particularmente vulnerables a los impactos de la contaminación plástica en el medio ambiente en ciertos momentos de su ciclo de vida.
En 2019, la National Geographic ya advertía sobre el peligro de extinción de seis de las siete especies de tortugas marinas del mundo. La contaminación de los océanos, la pesca, el cambio climático y el comercio ilegal de sus caparazones serían las causas para que estos centenarios animales estén al borde de la extinción.
Desde que salen de sus nidos, las tortugas se enfrentan a amenazas que les impiden a muchas llegar al océano. Las que logran entrar a las aguas tampoco están a salvo porque se exponen al mar de plásticos que plaga sus ecosistemas. De acuerdo con la National Geographic, tan solo una de cada mil tortugas que salen del huevo logra sobrevivir hasta la edad adulta.
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